Noruega emitió una alerta sobre los riesgos que podrían tener las vacunas contra Covid-19 en la población mayor de 80 años con enfermedades terminales y debilitantes.
Los funcionarios noruegos comunicaron la muerte de 23 personas poco tiempo después de recibir su primera dosis de la vacuna. De esas muertes, 13 podrían deberse a los efectos secundarios comunes a las vacunas según la Agencia Noruega de Medicamentos.
“Para aquellos con la fragilidad más severa, incluso los efectos secundarios relativamente leves de la vacuna pueden tener graves consecuencias”, dijo el Instituto Noruego de Salud Pública, “Para aquellos que tienen un período de vida restante muy corto de todos modos, el beneficio de la vacuna puede ser marginal o irrelevante”.
Mientras Pfizer anunció que trabajará de la mano con las autoridades noruegas para entender mejor que ocurrió, señalaron que se trata de un efecto que no contrarresta los beneficios de la vacuna en el resto de la población.
La aprobación de emergencia de la mayoría de vacunas aprobadas hasta ahora significó recortar los tiempos normales de evaluación de este tipo de productos. Como ocurre con cualquier medicamento, una vez comienza a usarse en la población debe mantenerse la vigilancia sobre sus efectos y beneficios.
Hasta ahora las señales de seguridad de las vacunas aplicadas continúan siendo positivas más allá de lo que pueda ocurrir con una población tan vulnerable como los pacientes mayores de 80 años con enfermedades debilitantes. En Estados Unidos, por ejemplo, luego de la administración de casi dos millones de dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna tan solo se han informado 21 casos de reacciones alérgicas graves. Esto significa 11 reacciones negativas por cada millón de dosis.
Israel, Emiratos Árabes y Baréin lideran los planes de vacunación en términos de dosis aplicadas por millón de habitantes como muestra el gráfico siguiente.