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La oficina del expresidente más reciente de Estados Unidos (EE. UU.), Joe Biden, anunció en las últimas horas que a Biden le diagnosticaron una forma agresiva de cáncer de próstata que ya se ha extendido a sus huesos. El comunicado reveló que Biden fue diagnosticado después de experimentar problemas urinarios y que su cáncer tiene una puntuación de Gleason de nueve sobre diez. ¿Qué es, entonces, la puntuación de Gleason? ¿Y qué significa que un cáncer sea hormonosensible?
A nivel mundial, el cáncer de próstata es el segundo tipo de neoplasia más común en los hombres, con el mayor número de casos incidentes. En EE. UU., según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, el cáncer de próstata es el cáncer más común en los hombres después del cáncer de piel. Para el año 2025, la sociedad científica calcula que se diagnosticarán alrededor de 313.780 casos nuevos y se reportarán alrededor de 35.770 muertes a causa del cáncer de próstata.
En términos muy sencillos, la próstata es una glándula del aparato reproductor masculino. Está justo debajo de la vejiga (órgano que recibe y expulsa la orina) y delante del recto (parte inferior del intestino). Es casi del tamaño de una nuez y rodea parte de la uretra (tubo que vacía la orina de la vejiga). Además, la glándula prostática elabora un líquido que es parte del semen. El cáncer, por otro lado, se origina cuando las células del cuerpo comienzan a crecer en forma descontrolada.
Según la Sociedad Americana Contra el Cáncer, casi todos los cánceres de próstata son adenocarcinomas. Estos cánceres se desarrollan a partir de las células glandulares (las células que producen el líquido prostático que se agrega al semen). Aunque algunos pueden crecer y propagarse rápidamente, la mayoría crece lentamente. De hecho, dice esa sociedad científica, “los estudios realizados en algunas autopsias muestran que muchos hombres de edad avanzada (e incluso algunos hombres más jóvenes) que murieron por otras causas también tenían cáncer de próstata que nunca les afectó durante sus vidas. En muchos casos, ellos no sabían, y ni siquiera sus médicos, que tenían cáncer de próstata”.
Pero entonces, ¿qué es la puntuación de Gleason que menciona el equipo de Biden? “La escala de Gleason es una forma de medir la agresividad de los cánceres de próstata. Ayuda a los médicos a clasificar los cánceres de próstata en diferentes grupos y a seleccionar los tratamientos más adecuados para los pacientes”, explican Sarah Diepstraten y John (Eddie) La Marca, investigadores del Instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall, en una columna en The Conversation. En términos simples, es una herramienta que usan los médicos para saber qué tan peligroso es un cáncer de próstata. Se basa en observar, con un microscopio, cómo se ven las células del cáncer en comparación con las células de la próstata.
Para calcular la puntuación de Gleason, los médicos toman múltiples muestras del tumor, llamadas biopsias. “Debido a que las diferentes regiones del tumor pueden tener diferentes células cancerosas presentes, los patólogos luego eligen dos secciones diferentes de la biopsia del tumor que consideran que representan mejor todo el tumor”, explican los investigadores en The Conversation. Luego, califican cada una de las dos secciones con una puntuación del 1 al 5. Si las células cancerosas todavía se parecen bastante a las sanas, el cáncer es menos agresivo. Pero si las células se ven muy diferentes, es una señal de que el cáncer puede crecer y expandirse más rápido. A esas diferencias se les da una puntuación.
La escala funciona así: el médico identifica las dos áreas más comunes del tumor, les da una nota del 1 al 5, y luego las suma. Así se obtiene un resultado entre 6 y 10. Por ejemplo, un puntaje de 6 (o menos) significa un cáncer menos agresivo. Un 7 es un riesgo intermedio. Y un puntaje entre 8 y 10 indica que el cáncer es más agresivo y necesita tratamiento más urgente. Biden fue diagnosticado con un cáncer con una puntuación de Gleason de nueve sobre diez, lo que indica que es muy agresivo y tiene un alto riesgo de crecer rápidamente y extenderse.
Precisamente, la oficina del expresidente estadounidense agregó en su comunicado que su cáncer “parece ser sensible a las hormonas, lo que permite un manejo eficaz”. Las hormonas son sustancias químicas que el cuerpo produce para regular distintas funciones, como el crecimiento, el estado de ánimo o el metabolismo. En el caso del cáncer de próstata, una hormona clave en el proceso es entonces la testosterona, que puede estimular el crecimiento de las células cancerosas.
Cuando se dice que un cáncer es “sensible a las hormonas”, significa que depende de estas para crecer. Las terapias hormonales, entonces, “funcionan reduciendo los niveles de andrógenos o bloqueando su función. Esto puede ralentizar o incluso eliminar los cánceres de próstata sensibles a las hormonas”, explican los científicos en The Conversation. En términos más sencillos y prácticos, lo que se busca es, por decirlo de alguna manera, “quitarle el alimento” al cáncer. Como muchas células del cáncer de próstata necesitan hormonas masculinas, como la testosterona, para crecer, al reducir la cantidad de estas hormonas o evitar que lleguen a las células cancerosas, el tumor puede disminuir de tamaño o dejar de avanzar.
Por supuesto, “las hormonas también son necesarias para el funcionamiento normal del organismo, por lo que bloquearlas tiene efectos secundarios“, advierten los investigadores. La testosterona, por ejemplo, no solo influye en el deseo sexual y la función reproductiva, sino que también es importante para mantener la masa muscular, la densidad ósea, la producción de glóbulos rojos y el estado de ánimo. Al reducir sus niveles durante una terapia hormonal, algunos hombres pueden experimentar efectos como disminución del deseo sexual, fatiga, aumento de peso, pérdida de masa muscular, debilitamiento de los huesos (osteoporosis), cambios en el estado de ánimo e incluso problemas de memoria o concentración.
Aunque este tipo de tratamiento no es una cura definitiva, en muchos casos logra controlar el cáncer durante meses o incluso años, mejorando la calidad de vida del paciente y dándole más tiempo para responder a otras terapias si son necesarias.
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