Las personas que llegan a consultar a Alejandro Retamal, bio-psicoterapeuta y descodificador formado por la Escuela de Christian Fléche, se acercan a él para entender sus síntomas. Algunos tienen conjuntivitis y otros no pueden comprender por qué el dolor en el estómago persiste constantemente.
Él, como en un cuadro parecido al que se enfrenta un psicólogo o un terapeuta con su paciente, escucha las necesidades con las que viene el consultante. Pide que le den la descripción exacta del síntoma para saber qué órgano es el que está afectado y, dependiendo de su función, puede hacer una primera hipótesis de la forma como la persona no logró solucionar un “bioshock” que tuvo en el pasado.
El modelo que utiliza se llama descodificación biológica, una terapia complementaria a la medicina clásica que ve la enfermedad como una solución fisiológica ante un trauma no resuelto. “Nosotros entendemos que detrás de cada síntoma hay un mensaje y lo que busca el descodificador es descifrarlo. Los síntomas tienen una función biológica positiva, porque pueden surgir de un momento muy específico en la vida de una persona donde vivió un shock y, al no encontrar solución inmediata para eso, el cuerpo tuvo que utilizar una vía suplementaria de supervivencia que es el síntoma”, explica.
Para que ese evento traumático sea considerado un “bioshock”, como le llaman ellos, debe cumplir ciertos criterios: ser algo dramático, inesperado, que se viva en soledad y que no tenga una solución inmediata.
Como ejemplo pone el de una mujer que llegó con un nódulo en la tiroides. La función de este órgano es controlar, a través de la tiroxina, el metabolismo del cuerpo. Si se tiene un nódulo allí se genera más tiroxina y aumenta el metabolismo. Entonces, se preguntaría un biopsicoterapeuta, ¿para qué necesita acelerar este proceso? “Resulta que al trabajar con ella, nos dimos cuenta que era una mujer casada con 38 años y deseo de quedar embarazada. Pero cuando va a su ginecólogo él le dice ‘tiene que empezar rápido porque no tiene mucho tiempo’. ¿Qué hace su cuerpo? Crear un nódulo para tener más tiroxina y aumentar su metabolismo”.
Así, bajo esta “lógica” que se diferencia del entendimiento racional para explicar las enfermedades, los biopsicoterapeutas que acompañan a las personas en el momento de la descodificación creen que hay ciertas vivencias que corresponden a distintos órganos. “La epidermis tiene que ver con procesos de separación; el esqueleto, con la desvalorización; los músculos están relacionados con la impotencia, y en el colón se expresan los conflictos. En el estómago, por ejemplo, se manifiesta todo lo que tiene que ver con la falta de capacidad para digerir la realidad interna y en los riñones hay pérdidas de puntos de referencia,” advierte Retamal.
Después de que se identifica cuál es el momento en que la persona tuvo la experiencia traumática, la idea es regresar a ella. Para esto se usan herramientas como la regresión, la visualización e, incluso, la hipnosis ericksoniana, en la que se emplea la conversación para inducir al trance hipnótico.
“Lo más básico es revisitar el momento, pero con nuevos recursos. Cuando esto pasa, la vivencia asociada con esos tiempos dramáticos cambia, el resentir emocional frente a esos eventos es distinto y la persona podrá visitarlo de nuevo sin tantas emociones primarias relacionadas”.
Christian Fléche, formador francés de la corriente de descodificación biológica a la que pertenece Alejandro Retamal, resume este modelo en una sencilla frase: “Las enfermedades son nuestro maestro interior”. Para comprender qué intenta explicar el cuerpo a través de los síntomas, él se basó en los descubrimientos que realizó el doctor alemán Ryke Geerd Hamer, sobre la forma como un evento traumático podía inducir alguna enfermedad. Además, aprovechó su experiencia como enfermero en los hospitales de Normandía, donde pudo observar cómo los pacientes evolucionaban según sus conflictos internos.
Actualmente, las personas que acompañan este proceso no tienen que estar vinculadas al área de la salud. Sin embargo, deben pasar por tres niveles de formación, que se cursan aproximadamente en cinco años, para tener conocimientos básicos sobre fisiología, conflictología y procesos terapéuticos. Así podrán descifrar el mensaje que oculta cada dolencia y síntoma del cuerpo.
Por Redacción Salud
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