¿Cómo almacena el cerebro humano una historia compleja? Esa fue la pregunta que se plantearon científicos del Institute for Advanced Study (EE. UU.), Emory University y el Instituto Weizmann de Ciencias (Israel), quienes acaban de publicar un modelo matemático que busca explicar cómo las personas recuerdan narrativas significativas.
El trabajo, publicado en la revista Physical Review Letters, propone que las personas organizan en su memoria los eventos de una historia como si fueran las ramas de un árbol. Específicamente, utilizan una estructura conocida como “árbol aleatorio”, que permite representar de forma jerárquica los fragmentos recordados: desde episodios más generales (cerca de la raíz del árbol) hasta detalles más específicos (en las ramas finales).
“El consenso general era que las narrativas eran demasiado complejas para poder ser modeladas matemáticamente. Pero demostramos que no es así: existen patrones estadísticos en la forma en que las personas recuerdan historias”, explicó Misha Tsodyks, uno de los autores del estudio, al portal de salud MedicalExpress.
Para probar su hipótesis, los investigadores recurrieron a herramientas de inteligencia artificial y plataformas como Amazon Mechanical Turk y Prolific. Allí pidieron a más de 100 personas que leyeran y luego recordaran 11 narraciones reales recopiladas por el lingüista William Labov en los años 60. Los relatos variaban en longitud, entre 20 y 200 frases.
Al analizar las respuestas, notaron un patrón común: las personas no reproducían los eventos en orden ni palabra por palabra, sino que tendían a resumir episodios enteros en una sola frase. Esa observación fue clave para estructurar el modelo de memoria como un árbol: los nodos más cercanos al inicio representan ideas generales, mientras que los más lejanos representan detalles específicos.
El equipo diseñó un modelo matemático que simula cómo se construyen estos árboles en la mente de cada persona cuando escucha o lee una historia. Como cada individuo comprende e interpreta los relatos de forma distinta, cada árbol es único.
“La ventaja de este enfoque es que se puede resolver matemáticamente y comparar con datos reales, lo que hicimos en este estudio”, explicó Tsodyks. Según él, este tipo de modelos podría ayudar a entender no solo cómo recordamos narraciones, sino también cómo razonamos y organizamos hechos personales, históricos o sociales.
El equipo ya planea nuevas investigaciones para comprobar si esta estructura sirve para representar otros tipos de historias, como las ficticias. También quieren diseñar experimentos más complejos, incluyendo estudios con imágenes cerebrales, para encontrar pruebas más directas de que este modelo refleja cómo realmente funciona la memoria narrativa en el cerebro humano.
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