Mientras continúan las tensiones en torno a la discusión de la reforma a la salud, cuyo primer debate se aplazó para este 19 de abril después de horas de conciliación entre los partidos políticos y el gobierno de Gustavo Petro, el exministro de Educación, Alejandro Gaviria planteó, nuevamente, sus inquietudes frente al documento. (Lea Esta es la “nueva” ponencia de la reforma a la salud)
Gaviria, que, justamente, salió el gabinete por criticar la reforma que ha estado impulsando la ministra de Salud, Carolina Corcho, publicó este miércoles en su página web un breve listado de sus actuales inquietudes frente al documento.
“Este debate no es, incumbe aclararlo, un debate entre un grupo altruista y otro cooptado o mal intencionado. Incluso uno podría partir de la idea de que todos los participantes quieren promover el bienestar general. El debate es sobre de qué manera hacerlo, sobre el papel del sector privado en la provisión de un servicio social, sobre los incentivos y las formas más adecuadas de regulación. En suma, sobre el ‘cómo’”, empieza diciendo Gaviria en su publicación. Además, aclara que la hace con el propósito de construir y de avanzar en la discusión, tan polarizada en las últimas semanas. (Lea ‘Estamos preocupados porque limiten el derecho a acceder a un aborto seguro’: OMS)
Sus preocupaciones puntuales sobre la reforma son las siguientes:
1. “La reforma propone un sistema abierto: sin plan de beneficios, sin UPC (Unidad de Pago por Capitación), sin contratos con los prestadores, sin auditorias concurrentes, etc. Un sistema concebido de esta manera llevaría a una crisis financiera, con efectos inmediatos sobre la prestación. El Ministerio de Hacienda y Crédito Público debería tomar nota al respecto”, escribe Gaviria, que fue ministro de Salud durante el Gobierno de Juan Manuel Santos.
2. “La reforma plantea un sistema completamente fragmentado; fragmentado entre el primer nivel de atención y la atención de mayor complejidad, entre las RISS (Redes integradas de servicios de salud) generales y las de laboratorio, apoyo diagnóstico, farmacéuticas, de trasplantes, etc. Esta fragmentación hará mucho más traumática la atención del paciente”, señala en otro apartado.
3. “La reforma acaba con las EPS y, por lo tanto, con las capacidades acumuladas por treinta años, en auditorias, compra de servicios, gestión de riesgo, manejo de enfermedades crónicas, etc. Si no van a realizar labores de contratación, gestión de riesgo y auditorias, el papel de las gestoras no tiene sentido, es cosmético. Muchas EPS saldrán del sistema, creando una crisis de atención”, anota luego Gaviria.
4. “La reforma plantea que el Estado va a asumir los servicios sociales complementarios que hoy hacen las EPS. ¿Pagará la ADRES [el llamado banco de la salud] centralizadamente el transporte de los pacientes? ¿De dónde van a salir los recursos? ¿Pueden gestionarse desde Bogotá este tipo de atenciones? ¿Quién va a hacer la auditoria y el control? En general, en la reforma planteada, la ADRES acumula funciones sin tener las capacidades”.
5. “¿Qué va a pasar con los 100 mil trabajadores de las EPS? ¿Puede la ADRES con una fracción de los trabajadores actuales asumir las responsabilidades de coordinación y administración de todo el sistema de salud? ¿En cuánto tiempo? ¿Hay un plan claro de transición? La verdad no lo hay. Ni hay respuestas a las preguntas planteadas”.
La publicación completa la puede leer en este enlace.
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