De acuerdo con el estudio de Onusida, por lo menos 74 países imponen actualmente algún tipo de restricción a las personas seropositivas.
Las restricciones son, en algunos casos, para quienes pretenden entrar a un país un corto período, por razones de turismo, negocios u otras, y también para algunas estancias largas, como para los emigrantes, expatriados, estudiantes o peticionarios de asilo.
Según una portavoz de Onusida, la información sobre otros 22 países es contradictoria y en 27 estados más no hay información, por lo cual podría acercarse al centenar el total de países donde de alguna manera hay restricciones para los portadores del virus.
El principal impacto lo sufren, según este organismo, los emigrantes laborales que o bien desconocen que son seropositivos y en el último momento son vetados, o bien se infectan a su llegada al país y después son deportados.
Uno de los casos más notables es el de seropositivos a los que se les negó la entrada a países donde se iban a participar en conferencias sobre el Sida, por considerar que su entrada supondría un peligro para la salud pública.
Tanto Onusida como la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten en que no existe este peligro y por tanto no puede servir de justificación.
Las restricciones de viaje a las personas portadoras del virus del Sida existen desde el principio de la epidemia, pero Onusida considera que son cada vez más obsoletas y discriminatorias.