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Colombia pasó las 10.000 muertes por COVID-19, ¿y ahora?

Hoy, el Instituto Nacional de Salud reportó que Colombia alcanzó las 10.105 muertes por COVID-19. ¿Qué han hecho otros países cuando alcanzaron la misma cifra? ¿Qué significa para nosotros?

Helena Calle
31 de julio de 2020 - 09:42 p. m.
El cementerio municipal Jardín de los Recuerdos es el único lugar con el que cuentan los cerca de 50.000 leticianos para enterrar a sus seres queridos
El cementerio municipal Jardín de los Recuerdos es el único lugar con el que cuentan los cerca de 50.000 leticianos para enterrar a sus seres queridos

Como todas las tardes desde marzo, cuando se declaró la emergencia sanitaria y económica por COVID-19 en Colombia, el Instituto Nacional de Salud publicó las cifras actualizadas de coronavirus en el país. A fecha hay 295.508 casos confirmados y 10.105 muertes.

La cifra es desalentadora. A más de 10.000 personas se las llevó el COVID-19 en este país. En España, el hito de los diez mil muertos se alcanzó el 2 de abril, cuando el registro global de muertes por coronavirus era de 50.200. México alcanzó hoy el tercer puesto en el mundo por muertes de COVID-19 al alcanzar las 46.000 muertes. En América Latina le sigue Perú, con 18.000 muertos, luego Chile con 9.700 muertos, y de cuarto estaríamos nosotros.

Para poner en contexto esta cifra entrevistamos a Jorge Galindo, doctorado en sociología y encargado de las estadísticas de COVID-19 del diario El País de España, que desde que se declaró la emergencia lleva el conteo comparativo de los muertos que hemos puesto los países de América Latina y los países europeos.

10.000 muertes parecen demasiadas como para no tomar medidas más severas, ¿estamos tan graves como insinúa la cifra?

La pregunta es compleja. Por un lado, sabemos que no son diez mil realmente, probablemente sean más y hay más muertes que no estamos contando. Esto no solo sucede en Colombia, sino en todos los países. El DANE publicó un análisis de mortalidad en junio y que tiene datos hasta mayo, y en esas estadísticas no se aprecia ningún exceso de mortalidad.

O sea que pueden ser más de 10.000…

Siempre hay muertes que no se cuentan. No es que todas las muertes sean necesariamente por COVID. Por ejemplo, puede que no haya gente con acceso a sistema sanitario porque está saturada como estaba antes de la pandemia incluso. Probablemente con las siguientes estadísticas del DANE veamos el exceso de mortalidad. Para el caso colombiano, la pandemia empezó a acelerarse después de mayo. Ahora estamos en 10.000 “oficialmente”, pero tenemos que prepararnos para un exceso de muertes que no sabemos qué tan grande puede ser. De nuevo, esto ha pasado en todos los países.

¿Por qué no se cuentan esas muertes en las cifras oficiales?

No estoy seguro de que sea negligencia con las cifras. Es más bien porque hay muertes por causas similares a las del COVID -incluso las relacionadas con enfermedades cardiovasculares– que no son tan fáciles de distinguir por autoridades de salud. También, si estás en un contexto en donde tienes menos acceso a la información, o a servicio médico, es más probable que mueras por una infección de COVID pero te quedes sin prueba diagnóstica, especialmente en espacios rurales.

En las muertes por COVID estamos viendo la desigualdad de los países latinoamericanos

Claro. La desigualdad se plasma en aspectos materiales, como el acceso a la salud, o en lo que no es material, como la información disponible para que las personas autoidentifiquen los síntomas del coronavirus en ellos o en sus familias. También hay otro factor y es que los servicios de salud están desbordados. Te pongo el ejemplo de España que tiene un acceso a la salud relativamente universal para el conjunto de población. Las muertes oficiales diagnosticadas son unas 27.000, pero el INE –que es como el DANE español– identifica un exceso de mortalidad de 44.000 personas. Son 18.000 muertos que no sabemos de dónde salen, y que probablemente sean por COVID. En España hubo un desborde de los mecanismos de salud porque el pico fue muy brusco. Nada alcanzaba. Entonces tienes además una urgencia sanitaria por incinerar los cuerpos en ese tipo de contexto, sin chance de diagnosticar.

¿Algo similar a lo que sucedió en Guayaquil cuando vimos imágenes de cuerpos tirados en las calles?

Sí. En Ecuador los números por pruebas diagnósticas son menores que los números de exceso de mortalidad porque todo el sistema en Guayaquil se desbordó, al igual que los sistemas de medición. Habiendo dicho esto, es verdad que 10.000 muertes diagnosticadas es muy triste, pero es un poco distinto para Colombia.

En comparación con otros países, hemos llegado a esta cifra más despacio. Como quien dice lentos pero seguros, lamentablemente…

Entre América Latina y otras regiones ha habido diferencias en estas cifras de mortalidad. El parámetro que nos habla del ritmo de la pandemia es la tasa media de contagio. Lo que los epidemiólogos llaman “R”, que es el número de tasa media de contagio. Cuando no se toma ninguna medida sanitaria, R está entre 2 y medio o tres. Es el doble que la gripe. Esta era la R de los primeros brotes en China, o en España o Italia. Una tasa media de contagio altísima que producía esas subidas bruscas que vimos al principio. ¿Qué pasó? Que el confinamiento consiguió mandar la tasa de contagio por debajo de 1. La tasa de contagio de ahogó un poco y cada vez hay menos personas contagiadas, y el virus se va muriendo.

¿Y qué pasó en América Latina?

Independientemente del confinamiento, la media de contagio se ha situado en 1.2. El virus todavía crece, pero crece más lentamente que los contactos originales porque tuvimos prevenciones originales. ¿Qué pasó aquí? Jamás se bajó la tasa media de contagio por debajo de 1, como pasó en Europa, entonces es como un crecimiento que al principio parece lento pero cuando tus focos de contagio son 10.000, ten seguro que a la semana se va a potenciar. Si ves que hay 300 nuevos, pues ¡hostia! ya tenemos son ocho mil casos nuevos. Es una tasa de crecimiento positiva en el sentido en que el factor multiplicador aún es bajito.

¿Y los muertos en Colombia?

Pues Colombia se ha demorado en llegar a las 10.000 muertes, y esas muertes son productos de la tasa de contagio. Esta dinámica de la que te hablaba se ha producido claramente en las tres grandes ciudades colombianas: Bogotá, Medellín y Cali. En Medellín se ha demorado más que en Cali y Bogotá. Pero tenemos otros brotes: en mayo estábamos viendo lo que pasó en Leticia, a la siguiente semana Barranquilla, luego Soledad. Cuando las tres grandes ciudades se pusieron a crecer en contagios al mismo ritmo que Barranquilla y Cartagena, consolidamos la impresión de que la pandemia se estaba acelerando, pero era eso. Es fuerte, pero llegar a este punto parecía inevitable entonces.

¿Qué pasó en otros países cuando alcanzaron los 10.000 muertos?

En España e Italia, como estaban en la mitad de la lucha inmediata y súbita contra el virus, el hito de los 10.000 no importó tanto. Pero de nuevo, como allá el virus creció más rápidamente, las muertes también. Eso sí, este punto tiene implicaciones enormes para el sistema de salud. Allá se desbordó en cuestión de tres semanas, y aquí no es muy distinto. Lo que pasa es que aquí y en América Latina en general este hito se ha alcanzado más despacio.

¿En comparación con otros países, cómo estamos?

Pues México llegará a las 50.000 muertes oficiales la otra semana. En México no hubo confinamiento extremo al principio como sí lo hubo acá, y la pandemia cogió velocidad antes (aunque ciertos estados mexicanos sí declararon cuarentena estricta). Incluso, Colombia detecta mejor los casos que México y tiene cifras bastante mejores. Por ejemplo, ellos sacaron un informe de exceso de mortalidad que decía que en los 20 estados mexicanos había un exceso de mortalidad de 71.000 personas, pero las cifras oficiales de muertes por coronavirus están por 22.500 muertes, un subregistro impresionante por falta de testeos.

¿Pudieron haberse evitado algunas de estas muertes con políticas más agresivas? Muchos critican las 43 excepciones, o la reactivación económica…

Vuelve y juega. La mayor pregunta política sobre este virus era si suprimir el virus (confinamiento total y mandar la tasa de contagio por debajo de 1) o mitigarlo. Colombia escogió la primera, pero inevitablemente le tocó aplicar la segunda. ¿Y por qué? Cuando miras los datos de la gente que se queda en la casa, con cifras que te puede dar el rastreo de celulares, te das cuenta es que el confinamiento aquí fue súbito. Para la tercera semana de marzo, siete de cada diez viajes al trabajo ya no se estaban realizando.

Pero la inequidad social obligó a mucha gente a salir de nuevo a la calle. El hambre nos sacó a la calle

Mi hipótesis es que hay dos factores relevantes: la principal es lo evidente, hay pobreza, falta de posibilidades para ahorrar en los hogares, y la gente necesita salir antes de poder suprimir la circulación del virus. Las ayudas humanitarias nunca fueron suficientes, ni llegaron a tiempo. Y el otro factor es lo que llaman “la paradoja de la prevención”: si entras en confinamiento como hizo España con 8.000 casos confirmados y cientos de muerte, pues la gente calcula que el riesgo de contagio es alto y su motivación para salir de casa es menor. Pero si confinas a la gente con 500 casos, la percepción será menos. Y a esto le sumas las urgencias de la vida cotidiana: desigualdad social, pobreza estructural, falta de ahorros.

Ahora que vamos en diez mil muertos, ¿qué sigue? ¿Confinamientos más estrictos?

La gente en Colombia no va a poder quedarse en casa, o trabajas o comes, eso ya lo tenemos más que claro. Deberían llegar las ayudas de acuerdo a los contextos, pero nadie tiene solución. Efectivamente, el confinamiento salvó vidas, pero habrá que hacer evidente que esas vidas se han perdido sobre todo en hogares con pobreza y bajas tasas de ahorro.

Muchos señalan que Colombia empezó a ocupar los primeros lugares de más muertos, ¿qué tan cierto es?

Plantear esto de los muertos como una carrera de caballos es muy incómodo para mí, ¿vale? Por un lado, no habla mucho de la evolución de la epidemia en Colombia. Cuando lo miras en muertes por millón en los últimos siete días no nos dice nada. Si en cambio comparamos con otros países, nos damos cuenta de que América Latina tiene un contagio creciente del virus y los muertos mayoritariamente tienen algo en común: hacinamiento, densidad poblacional, ciudades grandes, cinturones de pobreza, falta de acceso a la salud, informalidad y falta de ahorros. Atender eso también es efectivo para bajar la tasa de contagios y, lógicamente, las muertes por COVID-19.

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