Comunidad médica, a ciegas sobre los riesgos o efectos terapéuticos del sexo con robots

Los sexbots ya son una industria de 30.000 millones de dólares. ¿Pero realmente sus servicios son mejores que los de un humano? Dos investigadoras piden aplicar el principio de precaución y alertan que la comunidad médica deberá entrenarse e investigar a fondo sobre los riesgos y efectos terapéuticos de los robots sexuales.

- Redacción Vivir
09 de junio de 2018 - 05:21 p. m.
AFP
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Un estudio publicado en la revista BMJ Sexual & Reproductive Health se dio a la tarea de aclarar la duda sobre “las ventajas terapéuticas” de los sexbots. Parte del desarrollo de la tecnología de Inteligencia Artificial son los robots sexuales (casi todos robots femeninos para complacer a clientes masculinos). Estos robots llegaron al mercado en 2015, y desde entonces la industria ha crecido. Se estima que vale unos 30.000 millones de dólares.

Por ejemplo, un hombre en Hong Kong gastó unos 34.000 euros para crear una mujer robótica que llamó “Scarlet Johanson”. La compañía TrueCompanion tiene a “Roxxxy” en el mercado desde 2010 por 7.735 euros. Se conecta por wifi al correo de su dueño, actualiza su software y su personalidad puede ser alterada. Es tan real que le incluyeron un latido, y sistema circulatorio, y a la vez es tan artificial que incluye 42 tipos distintos de pezones intercambiables. (Lea también: Una compañía desarrolla sexbots para mujeres). Por lo menos cuatro compañías venden sexbots.

La conclusión del estudio, realizado por el Hospital Saint George y el Centro Académico para la Salud de la Mujer del King College, de Londres, es que no existen pruebas científicas o estudios clínicos que demuestren que el sexo con robots es mejor que el sexo con humanos.

De acuerdo con ABC, para quienes defienden los sexbots, el sexo cibernético conseguirá limitar los delitos sexuales, especialmente las violaciones y los abusos de menores. Los detractores argumentan que los sexbots pueden promover y generalizar la idea de que también las mujeres vivas son objetos sexuales que deberían estar siempre disponibles.

Chantal Cox-George y Susan Bewley, autoras del estudio, sostienen que la profesión médica debe estar preparada para las inevitables preguntas sobre el impacto de los robot sexuales en la salud.

Algunos sostienen que los sexbots tienen el potencial determinar de una vez por todas con el turismo sexual y la prostitución, eliminando de paso la transmisión de virus e infecciones. Las autoras concluyen que no se sabe aún “si los sexbots llevarán a un menor riesgo de violencia e infecciones o si, por el contrario, impulsarán una mayor explotación de los trabajadores sexuales humanos”.

Por otro lado está el valor terapéutico de los sexbots, de quienes se dice, pueden aliviar las frustaciones sexuales de individuos con deseos pedófilos, o prácticas sexuales violentas y de alto riesgo. “Esta tecnología también podría llevarlos a aislarse aún más”. Incluso, en el estudio mencionan el peligro de un aumento de la misoginia y la violencia contra las mujeres, un tema que ha estado en discusión gracias a los recientes ataques de hombres declarado abiertamente misóginos. Se hacen llamar “incel” (involuntary celibates, célibes involuntarios), y ya han cobrado vidas (Lea también: Solteros involuntarios). En 2014, un hombre auto declarado "incel" atropelló a un grupo de peatones en Toronto, Canadá, dejando un saldo de 10 muertos y cerca de 15 heridos.

“Sentimientos como la complicidad o la intimidad podrían resultar huecos y no hacer más que aumentar la angustia, ya que un ser humano puede desear genuinamente a un robot, pero «la reciprocidad solo puede ser limitada y artificial”, resalta ABC. (Lea también: Robots sexuales para un futuro cercano)

Sobre si los sexbots podrían ayudar a reducir el abuso a menores de edad poniendo en su “reemplazo” a sexbots con características infantiles como herramienta terapéutica que ne vez de reprimir un deseo pedófilo, lo sacie pero sin daño a niños y niñas humanos, las investigadores dicen: “Una compañía -afirma el artículo- con una década de experiencia fabricando muñecas sexuales infantiles realistas, afirma que esas muñecas podrían ayudar a las personas a redirigir sus deseos más oscuros, protegiendo así a las potenciales víctimas. Dada la falta de evidencia de tratamientos efectivos de delincuentes sexuales contra niños, advertimos seriamente contra el uso de "tratamientos paliativos" con robots infantiles, a menos que forman parte de ensayos de investigación robustos, científica y éticamente aceptables”.

“El principio médico de precaución debería aplicarse para rechazar el uso clínico de sexbots”, concluyen. Tampoco hay seguridad sobre si el riesgo de infecciones o enfermedades de tranmisión sexual se reduce con los servicios de los sexbots. 

Por - Redacción Vivir

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