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En el comunicado, publicado en la revista Lancet Psychiatry, afirman que la experiencia humana ha demostrado que las drogas psicodélicas no provocan adicción o uso compulsivo. “Hay poca evidencia que demuestre alguna relación entre su uso y defectos de nacimiento, daño cromosomal, enfermedad mental o efectos tóxicos sobre el cerebro”.
Teri Krebs y su esposo, Pal Orjan Johansen, fundadores de la organización, dicen que prohibir el consumo de hongos mágicos y éxtasis está en contra de los derechos humanos, ya que son sustancias menos perjudiciales para la salud que el alcohol.
“Las políticas nacionales e internacionales deberían respetar los derechos humanos de los individuos que decidan usar estos psicodélicos de forma espiritual, para su desarrollo personal o actividad cultural”, es la petición que hace la pareja. Por eso lanzaron una campaña para recaudar US$30.000 en fondos que ayuden a legalizar estas drogas.
A partir de la experiencia que tuvo Johansen, quien dice que por medio del MDMA y los hongos mágicos pudo superar su adicción al alcohol, los líderes de la organización creen que los psicodélicos podrían tratar adicciones a sustancias como la heroína, el tabaco y el alcohol e incluso ayudar a las personas con párkinson.
“Aunque las drogas psicodélicas pueden inducir a una confusión temporal y emocional, son pocas las hospitalizaciones y heridas serias que se conocen por su uso”, afirmo Krebs, del Departamento de Neurociencia de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
Por polémica, la iniciativa ha tenido varios contradictores. Entre ellos el doctor Paul McLaren del hospital Priory Hayes Grove de Reino Unido, quien aseguró a la revista estadounidense Newsweek que aún no existe suficiente conocimiento científico para justificar el uso terapéutico de estos fármacos.