Droguerías colombianas: ¿cómo podrían ayudar a enfrentar el COVID-19?

Un trabajo elaborado por investigadores de las universidades de los Andes y Rosario sugiere que las farmacias de barrio podrían ayudar en la lucha contra el nuevo coronavirus, gracias a una correcta identificación de los síntomas por parte de quienes las atienden.

18 de agosto de 2020 - 05:54 p. m.
Las droguerías son para muchas personas la primera puerta de entrada a los servicios de salud.
Las droguerías son para muchas personas la primera puerta de entrada a los servicios de salud.
Foto: El Espectador

Aunque en múltiples ocasiones las autoridades de salud han explicado cuáles son los síntomas que suele presentar alguien que tiene COVID-19, no siempre es fácil identificarlos. Con frecuencia se asemejan a los de otras enfermedades virales como el dengue. Sentirlos suele generar inquietudes particulares: ¿Qué hacer? ¿A dónde llamar? ¿Debería ir a centro de salud? (Lea “Hoy me inquietan las tres ciudades más pobladas de Colombia”: Ministro de Salud)

Pese a que el Ministerio de Salud ha reiterado que lo correcto es llamar a la EPS para que ésta inicie un proceso de diagnóstico y testeo, y practicar un aislamiento domiciliario si los síntomas no representan un riesgo para la vida, no todos conocen el camino adecuado. Es posible que muchos acudan a las que suelen ser la primera puerta de acceso a los servicios de salud: las droguerías.

¿Pueden estos establecimientos brindar una asesoría adecuada? ¿Sus recomendaciones están alineadas con las del Minsalud y la Organización Mundial de la Salud (OMS)?

Para intentar responder estas preguntas, un grupo de investigadores de las universidades de Los Andes y del Rosario llamaron a 388 farmacias ubicadas en Boyacá (Tunja, Duitama y Sogamoso), Santander (Bucaramanga, Floridablanca y Girón), y Norte de Santander (Cúcuta). Estos dos últimos departamentos fueron seleccionados por ser zonas endémicas de dengue.

Su objetivo, como lo señalan en una entrada publicada en la página web de la Asociación de Economía de América Latina y el Caribe (LACEA), era “entender el comportamiento de los regentes de farmacia ante consultas de potenciales usuarios de servicios farmacéuticos” y “evaluar en qué medida se cumple esta ruta de manejo, y cuáles otros comportamientos son comunes al describir estos cuadros sintomáticos de forma telefónica”.

“Para este estudio utilizamos la versión telefónica de una técnica llamada ‘clientes simulados’. Un miembro del equipo de investigación, en el rol de cliente, realiza una interacción que resulte lo más natural posible a la que podría tener el regente de farmacia. En nuestro caso, una llamada telefónica reportando un conjunto de síntomas que está teniendo su hermano desde hace dos días, para luego solicitarle a quién recibió la llamada alguna recomendación sobre qué hacer”, explican en la entrada.

Las droguerías que seleccionaron fueron divididas en dos grupos de manera aleatoria. A las del primero el “cliente” les pedía recomendaciones al presentar un cuadro común: dolor de cabeza, dolor de garganta y fiebre. Al las de segundo, solicitaba recomendaciones tras relatar un cuadro de COVID-19: dolor de cabeza, dolor de garganta, fiebre y pérdida del olfato.

“El propósito de usar dos cuadros sintomáticos diferentes es entender mejor si el manejo de la situación es diferente cuando es más fácil evidenciar que los síntomas se asocian al COVID-19, pues la pérdida del olfato no está relacionada al cuadro de síntomas usuales del dengue”, se lee en el documento. “La pérdida del olfato es un síntoma descubierto recientemente, por lo que permite tener una idea de la adquisición de información de los regentes de farmacia que reciben las llamadas”, señalan los autores entre los que se encuentran Tatiana Andia, César Mantilla, Paul Rodríguez, Leonel Criado, Juan Sebastián Gómez, Santiago Ortiz, Andrea Quintero, Ferley Rincón y Steffanny Romero.

Sus resultados sugieren, en pocas palabras, que el 66% de las llamadas que realizaron fueron exitosas. Es decir, que al reportar los síntomas de cuadro común a las droguerías, sólo en una de cada cinco llamadas le sugirieron al cliente llamar a la línea de atención dispuesta para atender la pandemia. En cambio, cuando aseguraron haber tenido pérdida del olfato, en una de cada tres llamadas estos establecimientos sugirieron recurrir a la línea de atención dispuesta por el Minsalud.

“Con la recomendación de visitar un médico o un centro de salud ocurre algo similar: con el cuadro común, esta sugerencia aparece en una de cada tres llamadas; mientras que, al reportar la pérdida del olfato, la frecuencia aumenta y esta sugerencia aparece en una de cada dos llamadas”, escriben los investigadores.

“El manejo sugerido por la OMS y el Ministerio de Salud, correspondiente a llamar a la línea de atención, ocurre en 21% de las llamadas. Mencionar la pérdida del olfato dentro de los síntomas incrementa esta recomendación en 12 puntos porcentuales (o 57%)”, apuntan en otro apartado.

A sus ojos, uno de los resultados positivos es la baja frecuencia con la que las droguerías recomiendan a una persona con síntomas que visite la farmacia, pues es una muestra de que invitan a atender las medidas de confinamiento.

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