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Una frase que permite dimensionar el gran problema que representa la contaminación del aire en el mundo, la dijo María Neira, directora de Ambiente y Cambio Climático de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a El Espectador en noviembre pasado: “Hemos encontrado partículas contaminantes hasta en placentas y fetos. Incluso antes de que los bebés nazcan y respiren por primera vez, esas sustancias tóxicas ya están presentes en el útero”, aseguró.
Las partículas que quedan suspendidas en el aire y que respiramos a diario, principalmente en las ciudades, son el resultado de la quema de combustibles fósiles. Carros, camiones, estufas y fábricas las emiten a diario y sus resultados ya se han hecho evidentes, como ha advertido en varias ocasiones la OMS.
Un grupo de investigadores de Reino Unido publicó esta semana un análisis de 25 estudios científicos alrededor del mundo que demuestran que la polución también está afectando el sueño de las personas; al menos, aquellas mayores de 45 años. Sus resultados fueron publicados en la revista Sleep Medicine Reviews.
Para este estudio, los autores revisaron las publicaciones científicas disponibles en cuatro bases de datos especializadas. Lograron identificar 25 artículos que analizaron la relación de la salud del sueño (mala calidad del sueño, baja eficiencia del sueño y apnea obstructiva del sueño) con la exposición de las personas a diferentes niveles de material particulado, que es como suele medirse la polución.
En total, las investigaciones habían estudiado a 1.262.210 de adultos de mediana edad (45 años o más). El equipo de investigadores encontró que una mayor exposición a la polución en el aire estaba relacionada con un mayor riesgo de presentar problemas en la salud del sueño.
Además, identificaron metodologías similares en los estudios en las que establecían estimaciones, por ejemplo, de una reducción del riesgo de presentar problemas en la salud del sueño si se reducían a la mitad los niveles de contaminación del aire a los que estaban expuestas las personas analizadas.
“Es probable que las asociaciones varíen según la edad, el país, la duración de la exposición y las medidas del sueño. Las poblaciones mayores de 60 años son más susceptibles a la contaminación del aire exterior a largo plazo”, escribieron los autores en el estudio.
No solo es la contaminación del aire en las calles
Los científicos también identificaron una asociación importante, aunque requiere ser más estudiada, entre la contaminación del aire en interiores y la salud del sueño.
Al interior de las viviendas, explican en el estudio, puede acumularse polución en el aire debido al uso de combustibles sólidos, como la leña, a la hora de cocinar o como calefacción.
“La exposición prolongada a combustibles sólidos afecta negativamente la salud del sueño de los adultos de mediana edad y mayores. La ventilación podría atenuar el efecto perjudicial del combustible sólido en la calidad del sueño”, dicen los investigadores.
Para tener más información sobre este punto, sugieren, futuros estudios deberían tener metodologías específicas para medir la polución en interiores y diferenciar sus efectos de la polución en exteriores, a la hora de evaluar su impacto en la calidad del sueño.
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