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Nina Pham, de 26 años, hizo parte del equipo que trató a Thomas Duncan, el ciudadano liberiano que viajó a Estados Unidos sin percatarse de que ya era portador del virus.
Con este primer contagio dentro de EE.UU. quedó claro que aún los mejores sistemas de salud del mundo pueden tener dificultades para contener una enfermedad tan contagiosa como el ébola.
De acuerdo con las autoridades del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), ya son 100 las personas que están siendo monitoreadas por haber tenido contacto con alguno de los dos infectados. A todos ellos se les está realizando constantemente una evaluación que incluye la toma de temperatura corporal dos veces al día.
“Desafortunadamente es posible que en los próximos días veamos casos adicionales de ébola”, comentó Thomas R. Frieden, director del CDC, “porque es posible que los otros trabajadores de la salud que atendieron el primer caso hayan cometido el mismo error”.
En España se vive una situación similar y las autoridades sanitarias siguen intentando aclarar cómo se produjo el contagio de la enfermera Teresa Romero. Al igual que la enfermera estadounidense, Romero se encontraba protegida con la indumentaria médica requerida y seguía los protocolos de seguridad establecidos. Por esto se cree que fue un error humano a la hora de ponerse o quitarse el traje lo que ocasionó el contagio.
A pesar de las recientes malas noticias, Fernando Rodríguez Artalejo, miembro del comité científico nombrado por el gobierno español para hacer frente a la crisis sanitaria, comentó el fin de semana que “en este momento no hay ninguna persona en España con la capacidad de transmitir el virus del ébola más allá de la paciente. Estamos en una situación de absoluta tranquilidad desde el punto de vista de la salud pública”.