Cada tanto, la American Psychological Association (APA) emite una serie de pautas de práctica profesional para informar a los psicólogos clínicos en su trabajo con poblaciones específicas, incluidos adultos mayores, mujeres y niñas, personas con discapacidades y clientes lesbianas, gays y bisexuales.
Esta semana, la American Psychological Association, que tiene 127 años de existencia, publicó por primera vez un documento con diferentes pautas para abordar específicamente los problemas psicológicos de los varones.
“Muchas características comúnmente relacionadas con la masculinidad, como el coraje, la fuerza, la compasión, el liderazgo y la asertividad, a menudo se asocian con una salud psicológica y conductual positiva. Sin embargo, de acuerdo con la investigación psicológica citada en las directrices, algunas normas sociales masculinas pueden tener consecuencias negativas para la salud de niños y hombres”, expresó la APA en un comunicado.
Según explica la guía en su introducción, el concepto de "ideología de masculinidad tradicional" es un estándar para la masculinidad de grandes segmentos de la población que involucra “anti-feminidad, logros, evitación de la apariencia de debilidad, y aventura, riesgo y violencia. Está vinculado a" homofobia, bullying y acoso sexual”.
¿Esto significa que la masculinidad en sí es mala? No. La APA habla sobre “conflictos de roles de género”, y lo define como “problemas que resultan de adherencia a roles de género rígidos, sexistas o restrictivos, aprendidos durante la socialización, que resulta en restricción personal, devaluación o violación de los demás o de uno mismo”.
Aunque acepta que los niños y hombres tienen un claro privilegio de género, los “conflictos de roles de género” aplican tanto para el género femenino, como el género masculino, y todos los géneros posibles entre esas dos opciones.
La periodista argentina especializada en género, Sandra Russo, lo puso en estos términos en el marco de una conferencia en Argentina en 2017: “Uno de los malos entendidos que hubo durante mucho tiempo fue pensar que el patriarcado como dispositivo de poder, era un tema de varones contra mujeres, que los varones la pasaban bien y las mujeres la pasábamos mal, y cuando uno acerca el foco se da cuenta de que se trata de un dispositivo de explotación general”.
Sobre todo, la APA hace esta distinción para separarse del llamado concepto de “masculinidad tóxica”, según escribe la psicoterapeuta Diane Barthes, en el portal estadounidense NBC; “La idea, que se ha arraigado en la cultura popular, originalmente comenzó como un concepto que Olivia Petter escribió una vez en 'The Independent': que la masculinidad tóxica "dicta que los hombres deben ser estoicos y fuertes, tanto emocional como físicamente", y reconoce que, como un problema, brinda a los hombres la oportunidad de repensar 'lo que significa ser un hombre hoy, y lo que la sociedad generalmente espera de ellos' ”.
Fuera de los círculos académicos, el término ha llevado a algunas personas a pensar que la masculinidad en todo su espectro es tóxica. Para la APA no es así.
Los estudios consultados para la guía (que comprenden un periodo de tiempo de publicación entre 1990 y 2017), demuestran que los hombres experimentan conflictos relacionados con cuatro dominios de su rol de género: éxito, poder, competencia y emocionalidad restrictiva, sobre todo entre hombres.
Adicional a esto, los hombres tienen una tendencia menor a buscar ayuda psicológica que las mujeres. La APA pone un ejemplo: los hombres, a pesar tener 4 veces más probabilidad de morir por suicidio en el mundo, tienen menos probabilidades de ser diagnosticados con trastornos como la depresión. Estas condiciones están atravesadas por las condiciones de raza, clase u orientación sexual de los niños y hombres.
“Los estudios contemporáneos indican que las preocupaciones de salud física y mental de niños y hombres están asociadas con diversidad económica, biológica, de desarrollo, factores psicológicos y socioculturales”. Y agrega: “Los psicólogos que tratan a hombres y niños ya saben que sus clientes masculinos no son estereotipos. Tienen sentimientos, necesidades y deseos. Son adaptables. Poseen muchas características masculinas positivas. Las pautas están diseñadas para brindarles a los psicólogos un marco para ayudar a los hombres y niños a adoptar su masculinidad de maneras que sean útiles, en lugar de perjudiciales, para su salud y calidad de vida”, concluye la guía.