Recortes de cooperación internacional, debates sobre natalidad y el avance de movimientos conservadores marcan el panorama global en 2025. En medio de este contexto, y por primera vez en América Latina, Colombia es la sede de la Conferencia Internacional de Planificación Familiar (ICFP, por sus siglas en inglés), el encuentro que cada cuatro años reúne a gobiernos, investigadores y organizaciones de la sociedad civil para discutir el futuro de la salud sexual y reproductiva. El evento se desarrolla en Bogotá del 3 al 6 de noviembre.
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La elección del país no fue casual. Según explicó a El Espectador Phil Anglewicz, director del William H. Gates Sr. Institute for Population and Reproductive Health —institución que organiza la conferencia—, América Latina era una región pendiente en la historia de la ICFP. “Nos parecía una omisión no haber tenido una edición aquí. Colombia aplicó para ser sede y la elegimos al ver sus avances en políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva, que se destacan frente a otros países de la región”, dijo Anglewicz. Desde su primera edición en Uganda (2000), la ICFP ha sido escenario clave para definir prioridades globales en planificación familiar; la más reciente fue en Tailandia, en 2022.
Para Luis Mora, representante del Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas (UNFPA), la elección de Colombia responde también a su trayectoria internacional. “El país ha mostrado avances concretos en legislación, políticas públicas y resultados. La reducción en mortalidad materna ha sido significativa, así como el mayor acceso a anticonceptivos. Además, la Corte Constitucional ha protegido estos derechos, incluso ante intentos de retrocesos, por ejemplo tras la despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestación”, señaló. Mora advirtió, sin embargo, que persisten retos, especialmente en el acceso rural y en la sostenibilidad de los programas.
Los debates clave
Durante la ICFP se realizan más de 3.000 paneles académicos sobre innovación, equidad de género y políticas de salud, además de reuniones ministeriales de alto nivel. Una de las más relevantes fue la Mesa Redonda Ministerial sobre Financiamiento Sostenible, que tuvo lugar el 3 de noviembre y fue organizada por el UNFPA, el Instituto Gates, FP2030 (la asociación global dedicada a promover la planificación familiar y los derechos de salud sexual y reproductiva en el mundo), y el Gobierno de Colombia. En ella, participaron ministros y representantes de 25 países para discutir soluciones ante una crisis de financiamiento que, según cifras del UNFPA, amenaza hasta el 70 % de la cooperación internacional destinada a planificación familiar.
Como explicó Saskia Schellekens, del UNFPA, a El Espectador, “el encuentro buscó identificar vías para garantizar el futuro de la planificación familiar y la salud reproductiva, equilibrando el apoyo internacional con un liderazgo nacional más fuerte”. La meta, agregó, es que los países prioricen estos temas en sus presupuestos, los integren a la cobertura universal en salud y movilicen recursos internos de manera innovadora.
Dos estudios recientes, publicados durante la conferencia, reafirmaron la importancia de invertir en planificación familiar. El primero, publicado en The Lancet el 2 de noviembre y liderado por Saifuddin Ahmed, doctor en Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, analizó 195 países entre 2000 y 2023. Según el estudio, el 61,2 % de la reducción global en mortalidad materna se debe a mejoras en la atención materna, y el 38,8 % a la reducción de la fertilidad, impulsada por mayor acceso a métodos anticonceptivos.
En Colombia, la mortalidad materna se redujo de 95 muertes por cada 100.000 nacidos vivos en 2000 a 59 en 2023.A escala regional, Colombia se ubica en un punto intermedio. Países como Brasil y Belice muestran una reducción de muertes maternas mucho más asociada al descenso de la fertilidad (94,9 % y 81 % respectivamente), mientras que en Chile y Cuba el peso de las mejoras en la atención médica fue mayor (67,3 % y 56,4 %). “Lo que confirma el efecto combinado de dos estrategias: mejorar la atención médica materna y ampliar el acceso a planificación familiar”, dijo Ahmed.
En América Latina, los contrastes son notables: en Brasil y Belice, la reducción de muertes maternas se explica casi por completo por la caída de la fertilidad (94,9 % y 81 %, respectivamente), mientras que en Chile y Cuba el progreso proviene sobre todo de mejoras médicas (67,3 % y 56,4 %). “Esto confirma el efecto combinado de dos estrategias: fortalecer la atención médica y ampliar el acceso a planificación familiar”, dijo Ahmed.
El segundo estudio, elaborado por el Instituto Guttmacher y publicado el 4 de noviembre, estima que cubrir todas las necesidades de salud sexual y reproductiva en países de ingresos bajos y medios requeriría US $104 mil millones al año, o US $15,56 por persona. Solo cerrar la brecha anticonceptiva costaría US $14 mil millones anuales, pero cada dólar invertido ahorraría US $2,48 en atención materna, neonatal y aborto inseguro. Pese a ello, la financiación global está cayendo, lo que podría agravar las brechas de acceso.
Por ahora, y como cuenta Ahmed, la planificación familiar salva vidas, impulsa el desarrollo y lo sostiene: “la ciencia muestra los datos: la planificación familiar funciona”, dice. Cada dólar invertido en este campo, según estimaciones del UNFPA, genera casi 27 dólares en beneficios sociales y económicos. “Más allá de un asunto de salud, se trata de una estrategia de futuro: cuando las mujeres pueden planificar sus embarazos, las naciones pueden planificar su desarrollo”, afirma Schellekens.