“Con USAID, una de las cosas que accidentalmente cancelamos por un breve tiempo fue la prevención del ébola”, dijo Elon Musk el pasado 26 de febrero. El magnate, considerado uno de los hombres más ricos del mundo y figura clave en la reelección de Donald Trump, desató preocupación entre expertos en salud pública con sus declaraciones. A pesar de afirmar que “cometeremos errores. No seremos perfectos”, sus palabras han generado alarma sobre la respuesta global ante este virus.
Como se ha informado en estas páginas, en su primer día como presidente, el 20 de enero, Trump firmó una orden ejecutiva que suspendió el desembolso de fondos de cooperación internacional, afectando a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta congelación de ayudas, que durará al menos tres meses, ha perjudicado programas clave, entre ellos los destinados a combatir brotes de ébola, también conocido como fiebre hemorrágica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ébola se transmite de persona a persona mediante el contacto con sangre, líquidos corporales o secreciones de individuos infectados. Aunque la enfermedad suele tener una alta tasa de letalidad, en el brote actual se estima entre 55 % y 60 %.
A pesar de las declaraciones de Musk, los expertos en salud pública advierten que la suspensión de USAID ha paralizado numerosos programas destinados a contener el virus en varios países. En entrevista con NPR, el doctor Craig Spencer, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Brown, explicó que ha estado en contacto con funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y con médicos en Uganda, donde el pasado 30 de enero se declaró un brote con nueve casos confirmados y una muerte. A esto se suma la preocupante restricción impuesta a los funcionarios del CDC, quienes no pueden comunicarse con la OMS.
Jeremy Konyndyk, quien supervisó la respuesta de USAID al brote de ébola de 2014, también advirtió sobre el impacto de los recortes. En conversación con NPR, explicó que la Oficina de Salud Global de USAID contaba con un equipo especializado en brotes de alto riesgo, como el ébola. “Casi todas esas personas fueron expulsadas de la agencia y no han regresado. Solo queda un número muy reducido, de un solo dígito, de lo que antes era un equipo de unas 30 personas”, afirmó.
