Un reciente estudio decidió evaluar en Colombia cómo estaba relacionado el Índice de Competitividad de las Ciudades (ICC) y la tasa de mortalidad por coronavirus en las principales ciudades del país, con el objetivo de poder elaborar mejores estrategias para combatir la propagación del virus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad COVID-19, sin afectar tanto la economía. (Lea: Las regiones en Colombia que están entrando al pico de coronavirus)
El ICC fue desarrollado por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario con el propósito de establecer un indicador de la situación competitiva de las principales ciudades y áreas metropolitanas del país. Para la edición de 2020, los investigadores analizaron 25 ciudades y siete áreas metropolitanas.
El estudio analizó el ICC-2020 de las ciudades y la tasa de mortalidad por COVID-19 durante los primeros siete meses de la epidemia en Colombia. Los resultados apuntaron a que existe una correlación negativa entre el ICC-2020 y la tasa de mortalidad acumulada por COVID-19 en las ciudades.
Por cada aumento de una unidad en el puntaje del ICC-2020 la tasa de mortalidad acumulada por COVID-19 se reduce en promedio en 52%. Es decir, las ciudades con mayor índice de competitividad tienen menor tasa de mortalidad por COVID-19.
“Este efecto resulta luego de controlar por el efecto del porcentaje de población mayor 65 y más años, el porcentaje de población urbana, la densidad poblacional, el índice de pobreza multidimensional, la razón de UCI por 100.000 hab, y las prevalencias de hipertensión arterial, diabetes y enfermedad renal crónica”, señala el estudio. (Puede leer: Hasta 100 mil llamadas diarias para rastrear casos de Covid-19 en Colombia)
Factores como la adopción de tecnologías información y comunicación; la eficiencia del mercado de bienes; la calidad de la salud; el sistema financiero; y el tamaño del mercado influyeron en la tasa de mortalidad de manera significativa.
En el estudio participaron Laura A. Rodriguez Villamizar, médica epidemióloga; Gloria Marena Ramos Cañas, economista de la Universidad Industrial de Santander (UIS); Hernán Clavijo Granados, administrador de empresas; y Claudia P. Navas Cáceres, economista de la Cámara Colombiana de la Construcción, CAMACOL-Santander. (Le puede interesar: El estudio más grande sobre COVID-19 en India tiene lecciones para países como Colombia)
La pandemia por el virus SARS-CoV-2 provocó una situación de emergencia sanitaria, económica y social en todo el mundo. Y, aunque las primeras estrategias que se emplearon para detener la propagación de virus estaban enfocadas en restricciones de la movilidad y cierres temporales de las ciudades, estas medidas no resultaron del todo efectivas para la economía.
A este efecto provocado se le conoce como sindemia. Los datos están demostrando que en muchos lugares del mundo las vidas que se han perdido corresponden en gran medida a una interacción entre el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y una serie de enfermedades no transmisibles (ENT) en medio de contextos de disparidad social y económica que exacerban los efectos adversos de cada enfermedad. (Puede leer: Covid-19, no le digamos pandemia sino sindemia)