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“En la OMS estaban cerrados a entender que el virus se transmitía por el aire”

José Luis Jiménez, PhD del MIT y profesor de la U. de Colorado, fue uno de los 36 científicos que el año pasado le advirtieron a la OMS que el COVID-19 se transmitía por el aire y que era necesario tener espacios ventilados. Aunque en principio no los escucharon, el tiempo les dio la razón.

Sergio Silva Numa
06 de marzo de 2021 - 02:00 a. m.
José Luis Jiménez, PhD delMIT y profesor de la U. deColorado, y uno de los primeros en advertir sobre la transmisión aérea del nuevo coronavirus.
José Luis Jiménez, PhD delMIT y profesor de la U. deColorado, y uno de los primeros en advertir sobre la transmisión aérea del nuevo coronavirus.

¿En qué consiste hoy su trabajo, específicamente, en la U. de Colorado Boulder?

Soy profesor de universidad de química y ciencias ambientales. Hago investigación sobre los aerosoles, que son partículas muy pequeñas que flotan en el aire. Las investigamos, usualmente, por la contaminación atmosférica o el cambio climático, pero este año hemos centrado nuestra investigación en la transmisión del COVID-19, porque en esto los aerosoles también son muy importantes. (Lea acá todas las entrevistas del especial “Un año de la pandemia”)

Hace un año usar mascarillas no era una obligación y tampoco era una recomendación de las agencias sanitarias. Hoy es parte de nuestra cotidianidad. ¿Por qué no las usábamos desde el inicio?

Porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba atascada en un error histórico. Pensaban que era casi imposible que el COVID-19 se transmitiera por el aire, cuando es la forma principal en la que se transmite. Entonces, había muchos científicos como yo que se lo estábamos diciendo, pero les ha costado muchos meses entenderlo. Todavía no lo entienden ni lo dicen claramente. Lo que sucede es que países como Colombia, España o Argentina siguen a rajatabla lo que dice la OMS. Es como si tuvieran una dictadura intelectual. Entonces hasta que la OMS empezó a decir que era necesario llevar mascarilla, se implementó esa medida. Pero se ha dicho muy mal porque no sirve cualquier mascarilla. Debe ser de una calidad suficiente y que esté muy bien ajustada a la cara sin dejar ningún hueco. Pero el 90% de la gente deja huecos alrededor de la nariz o en los lados.

El 28 de marzo la OMS dijo lo siguiente: “Es un hecho, el coronavirus no se transporta. Es transmitido, principalmente, a través de gotas de saliva”. A partir de entonces, usted, con otro grupo de científicos de todo el mundo, intentó demostrarles lo contrario. ¿Recuerda cómo fue esa “batalla”?

Primero, tratamos de ayudarles. Pero, como dice usted, ese 28 de marzo la OMS publicó ese mensaje que todavía está en Twitter y Facebook, donde dice que es un hecho que el COVID-19 no se transmite por el aire. Y luego dicen aún más fuerte que “asegurar que se transmite por el aire es desinformación” y que “hay que ayudar a combatir esa desinformación”. Fue un error tremendo. Rápidamente, al día siguiente, Lidia Morawska, científica australiana, trató de formar un grupo de científicos de muchos países y de muchos campos para hablar con la OMS. Me uní a este grupo. En total éramos 36 científicos. Contactamos a la OMS y el 6 de abril hablamos con ellos, pero nos dimos cuenta de que estaban completamente cerrados a entender que el virus se transmitía por el aire, a pesar de que había pruebas. Ellos decían que era casi imposible. Después de esto nosotros empezamos a investigar más y a recopilar más evidencia. Estudiamos, por ejemplo, el caso del coro aquí, en Estados Unidos, en abril. Hablé con el coro directamente. Ahí se disiparon las dudas. Estaba clarísimo que en ese caso el COVID-19 solo podía haberse transmitido por el aire.

¿Cómo recopilan pruebas para comprobar que el coronavirus se transmite por el aire?

Investigar cómo se transmite una enfermedad es muy complicado. Empecemos por decir que hay tres maneras en las que una enfermedad como esta se puede transmitir: a través de tocar una superficie, la mano de alguien o un teléfono infectado y tocarte luego los ojos, la nariz o el interior de la boca. La otra es que al hablar con alguien, que tosan y salgan estas gotas como proyectiles y alcancen el interior de los ojos, de la nariz o de la boca. Y la última es a través de estos aerosoles, que son como el humo del tabaco. Se quedan flotando y los respiramos. Entonces hay diferentes maneras de estudiarlo. Una es analizar los casos de contagio y ver cómo se ha contagiado la gente. Hay miles de casos de superpropagación y todos son iguales: mucha gente compartiendo el aire en una habitación mal ventilada, sin mascarillas y se contagian un montón: 50, como sucedió en el coro de EE. UU. o 170, como pasó en un gimnasio en España. Y esto solo se puede explicar por el aire. Pero, claro, el problema en EE. UU. es que hay muchos casos. Entonces cuando lo investigas te pueden decir que a lo mejor se contagiaron de otra manera. Pero históricamente, la forma en la que se han aceptado que unas pocas enfermedades se transmiten por el aire es a través de casos aislados. Por ejemplo, con la viruela hubo un gran debate y no se aceptó que se transmitía por el aire. Pero cuando se estaba erradicando, llegó un paquistaní infectado a Alemania y acabó en un hospital. Allí infectó a una gran cantidad de gente y la única manera era por el aire. Para probarlo pusieron un humo en su habitación y el humo se dirigía a las habitaciones de los que se infectaron. Eso mismo ha pasado varias veces en el último mes en Nueva Zelanda y en Australia en los hoteles de cuarentena: tienen cero casos y de repente llega alguien y contagia a otra persona. Pero tienen cámaras de seguridad y videos y saben que el único contacto que han tenido ha sido por el aire. Ya comisiones de investigación del Gobierno de Nueva Zelanda y Australia han dicho las dos que es transmisión por el aire. También se han hecho experimentos con animales, con hurones y hamsters y también se comprobó que la enfermedad se transmite por el aire. Entonces hay muchas pruebas de diferentes tipos. Pero para la transmisión por medio de superficies y las gotas no las hay. (Lea: “Trump nos hizo perder tiempo demostrando que estaba equivocado”)

De hecho, durante todo 2020 era frecuente que limpiáramos las bolsas que traíamos del supermercado y hoy resulta que es completamente innecesario...

Sí, sí, correcto. Simplemente hay que lavarse las manos con frecuencia. Es muy poco probable que haya virus en las superficies. Además, se transfiere con poca eficiencia. Hay que seguir lavándose las manos, por si hay alguna parte de este virus y porque también hay otras enfermedades. Pero no hay que andar desinfectando los zapatos, ni desinfectar paredes ni superficies. Eso no sirve para nada y es un desperdicio de dinero y de tiempo. Estamos desperdiciando esfuerzos en cosas que nos dan una falsa seguridad de protección pero en realidad no sirven para nada.

Ya sabemos que la ventilación es fundamental, pero muchas personas creen que consiste en abrir una ventana si un grupo de personas se encuentra en un espacio cerrado. ¿Cuál es la mejor manera de tener una buena ventilación?

Hay dos cosas que podemos hacer para no contagiarnos con seguridad. Una es quedarnos en casa. Cuando hay un confinamiento pues no nos contagiamos, pero eso tiene muchas desventajas. La segunda cosa que funciona muy bien es reunirnos con otras personas al aire libre, con una distancia de dos metros y con una mascarilla bien ajustada. Así es imposible contagiarse. Pero si nos vamos a reunir en interiores siempre va a haber un riesgo. Ese riesgo no va a ser cero pero para disminuirlo podemos hacer varias cosas. Una fundamental es que todos tengan una mascarilla bien ajustada. Y, además, debes ventilar y mantener la distancia. La pregunta al ventilar es justo esa: ¿Cuánto abro? La ventilación debe ser CCDM: “cruzada”, es decir, abrir ventanas de diferentes lados; “continua”, o sea, mantenerla todo el tiempo que estemos compartiendo; “distribuida” (en diferentes partes de la habitación), y “medida”. Hay que tratar de medir el CO2 que exhalamos los humanos. Con un medidor de CO2 puedes saber si un sitio está mal ventilado. Los medidores que funcionan no son baratos: valen entre 100 y 200 dólares. No es posible que todos tengamos uno, pero una escuela sí se lo puede permitir. Por 200 dólares un local puede medir y proyectar los datos en una pantalla y así dar una verdadera sensación a todo el mundo. Esto era ley antes de la pandemia en Taiwán y en Corea del Sur, que son dos países que les ha ido muy bien en la pandemia. Debería ser ley en todo el mundo. En todos los sitios públicos donde compartimos el aire debería haber un medidor de CO2: gimnasios, bares, restaurantes, empresas...

Es decir, que esa también sería una medida indispensable para reabrir escuelas y colegios…

Sí. Lo que estamos diciendo es que no debería haber ninguna escuela sin un medidor de CO2. Aunque haga mucho frío afuera tú siempre puedes ventilar. No hay que abrir las ventanas de par en par. Muchas veces con abrir, por ejemplo, tres ventanas 15 centímetros es suficiente. Pero si no estás midiendo es muy difícil saberlo. En los sitios donde no miden se ve que pasan fatal: o la gente tiene frío o cierran más de la cuenta y son sitios peligrosos.

¿Cuál es la medición adecuada en interiores?

Para la pandemia, por debajo de 700 (partes por millón, ppmv) de C02. Al aire libre hay 400 ppmv de CO2 normalmente. Entonces, en interiores debería haber 300 ppmv más de lo que hay afuera, es decir, 700 ppmv. A lo mejor en un día muy contaminado en Bogotá, afuera hay 450 o 500 ppmv, entonces en el interior puede haber 800 ppmv. Cuando pase la pandemia, lo cual es ley en Taiwán y Corea del Sur y deberá ser ley en muchos más sitios, es siempre tener menos de 1.000 ppmv.

Todos estos cambios de decisiones asombraron a muchas personas porque tal vez estaban acostumbrados a que los científicos nos brindan certezas. ¿Qué reflexión cree que queda después de este año?

Esto que dice representa un error de estas personas. Cuando piensan que la ciencia nos da certezas es un error. La ciencia no funciona así. La teoría de la evolución, la teoría de la relatividad o la estructura del átomo son asuntos que hoy se conocen bien y que son una certeza, pero en un determinado momento generaron un gran debate, como este año lo ha generado la manera en que se transmite el COVID-19. Cuando Einstein propuso la teoría de la relatividad había cientos de científicos que estaban en su contra, pero luego se acabó imponiendo la verdad. Como decía Buda, hay tres cosas que no se pueden ocultar: el sol, la luna y la verdad. Al final la verdad se acaba imponiendo. Lo que pasa es que es un proceso que estamos viendo tiempo real: unos dicen una cosa; otros, una distinta, y hay que entender que la ciencia es así. No hay que pensar que algo es verdad por un titular. A veces, cuando hay un cambio de paradigma en la ciencia, hay muchos científicos que se resisten. Los científicos son humanos y a veces nos cuesta entenderlo. La ciencia es una actividad humana y tiene las cosas buenas y malas que tenemos los humanos. (Acá: “Nunca imaginé que estaríamos educando por radio en este momento de la historia”)

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Mar(60274)22 de marzo de 2021 - 11:54 p. m.
¡Claro, es que es un derecho!
  • Mar(60274)22 de marzo de 2021 - 11:58 p. m.
    Hablo del video donde informan de la eutanasia como ley.
elias(80727)22 de marzo de 2021 - 07:34 p. m.
Muchas gracias
mario o6(o6m1m)07 de marzo de 2021 - 03:08 p. m.
Muy interesante y es información científica a la que debemos acogernos. Creer en la ciencia. Superar creencias sin sustento.
Win(76151)06 de marzo de 2021 - 03:57 p. m.
El diseño azul y amarillo me confundió; cual es la noticia? Más aún, si hay varios de seguido.
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