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Según Henry García, presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, en salud mental todo es cuestión de medida. Es decir, que los seres humanos contamos con rasgos esquizoides, obsesivos, de timidez marcada, rasgos histéricos e, incluso, de celos. “Es como tener un salero. Si quieres, le puedes aplicar a tu comida mucha o poca sal, el riesgo está en la cantidad. Por eso enfatizo en que los celos son normales siempre y cuando no excedan el límite”.
Para conocer y exponer las causas, efectos y tratamientos más comunes en torno a la patología, El Espectador consultó a expertos en psicología y psiquiatría, y a través de narraciones se retrataron casos de personas diagnosticadas con celopatía.
Celos excesivos, una realidad a tratar
Marcos Rodríguez*, de 39 años, vivía atormentado. Una serie de pensamientos que le acompañaban cada día sobre una supuesta infidelidad por parte de su pareja le impedían dormir. Los celos excesivos más que una idea, eran una realidad para él. Se había convertido en una especie de detective que interrogaba con frecuencia a su novia, Claudia Sánchez* y, seguía cada uno de sus pasos, esperando una evidencia que confirmara la existencia de amantes. Le revisaba el celular, olía su ropa y cuerpo para encontrar algún aroma masculino, e iba a los lugares donde su pareja decía estar para cerciorarse de que le decía la verdad. La llevaba al trabajo, la recogía, le timbraba al teléfono al menos unas cuatro veces por hora y quería saber cada detalle de su rutina.
Al principio, frases como “ese lugar es oscuro y no quiero que te vayas sola”, “avísame cuando salgas, llegues, con quien hablas o que hiciste, para estar enterado porque si te ocurre algo ya sabré a quien acudir”, eran repetidas por Marcos y, hasta ese momento, no eran vistas con malos ojos. Sin embargo, a medida que avanzaba la relación sus actos tomaban fuerza, hasta el punto de pedirle a Claudia dejar su trabajo para irse al suyo y, así, “pasar más tiempo juntos”.
Este hombre padece el trastorno de los celos excesivos, también conocido como ‘celotipia’. Para Edith Aristizábal, especialista en psicología clínica y forense de la Universidad del Norte, de Barranquilla, muchas de las actitudes identificadas en Marcos son comunes y, en algunos casos, consideradas ‘normales’ por el celópata. Cuando el imaginario de supuestos engaños lleva al paciente a ocasionarle daño a la pareja o a un posible rival, se le considera un caso extremo que debe ser tratado con urgencia. Marcos no llegó hasta ese punto ya que fue intervenido por sugerencia de su pareja y, actualmente, recibe tratamiento en la capital del Atlántico.
“El entorno influye, pero no es la causa”
Harold Zapata* tiene 44 años. Hace un par de meses llegó a Bogotá por primera vez y comenzó a trabajar en albañilería al norte de la ciudad. No vino solo, le acompañaba su esposa, Teresa Martínez*, quien se quedaba todo el día sola en una habitación que habían arrendado al sur de la capital del país.
Su relación marchaba bien, hasta que los compañeros del hombre comenzaron a repetirle constantemente que “la esposa era muy linda para dejarla sola en casa”. Aseguraban que lo más probable era que ella le fuera infiel. A partir de esto, la conducta de Harold cambió. Regresaba del trabajo más temprano para vigilar a su pareja, la acusaba de infidelidad y le manifestaba que tenía pruebas para comprobarlo.
La situación mermó cuando Teresa acudió a Pablo Fontalvo, especialista en psiquiatría de la Universidad Maimónides de Argentina, y comenzaron un tratamiento de pareja. En este caso, el hombre nunca había mostrado síntomas de celopatía, pero, al parecer, el entorno habría generado cambios en su manera de percibir las relaciones. Referente a lo anterior, la psicóloga Edith Aristizábal asegura que el espacio en que se desarrolla un celópata puede influir más en su comportamiento respecto a la creencia del engaño, pero no es la causa que origina el trastorno.
Muchos pacientes con la patología no logran concientizar que todo es producto de su mente. Es decir, que las creencias falsas son tomadas como reales y aunque haya evidencias que contradigan lo que piensan, son desestimadas.
* Se utilizaron seudónimos para proteger la identidad de los pacientes.
Tratamiento
Para Milton Murillo, médico psiquiatra de la Universidad del Rosario, muchos de los casos de celotipia obedecen en un porcentaje bastante alto a trastornos psicóticos o delirantes crónicos en los que frecuentemente una persona tiene una alteración en el contenido del pensamiento que provoca distancia de la realidad para enfocarse en ese núcleo alrededor de los celos.
La psicóloga Aristizábal recomienda trabajar en los pensamientos intensivos sobre la infidelidad, el control de los impulsos, la ansiedad y los comportamientos de control sobre la pareja. Una técnica que ha mostrado eficacia es la restructuración cognitiva; método de la terapia cognitiva conductual.
En momentos de crisis, puede ser necesario un tratamiento psiquiátrico con medicamentos y, en algunos casos, cuando existe riesgo de agresión al conyugue, se procede con la hospitalización del afectado en una unidad de salud mental.
La pareja de un celópata
Para los especialistas, está claro que un paciente con celopatía debe iniciar un tratamiento que ofrezca soluciones, acorde a cada caso. Sin embargo, ¿qué tanto se afecta la salud mental de la pareja de un celópata?
La situación de Andrea Gutiérrez*, de 30 años, esposa de un hombre diagnosticado con el trastorno delirante celotípico, puede ser un ejemplo. Según el psiquiatra Pablo Fontalvo, actualmente está a cargo del tratamiento de esta mujer quién, como resultado de lo ocurrido, cambió su forma de vestir, se apartó de las amistades y abandonó las reuniones sociales. Tuvo dificultades en el trabajo, redujo las horas laborales y abandonó los estudios porque su pareja le pidió pasar más tiempo con él. Además, le manifestó al especialista que el esposo la celaba con amigos, colegas, con compañeros de la universidad e incluso con familiares.
“Para esta mujer se recomienda un tratamiento psicológico ya sea como terapia de pareja o terapia individual, con un enfoque cognitivo conductual. En cuanto a secuelas, la celotipia causa desconfianza y conflictos en el inicio de una nueva relación. Si hubo agresiones verbales, físicas o psicológicas pueden desencadenar trastornos mentales de tipo afectivos hasta trastornos de estrés postraumático”, dijo Fontalvo.
La celopatía y la violencia de género
En Colombia, hasta la fecha no se puede precisar si la celopatía es más común en hombres que en mujeres, pero si hay un predominio del sexo masculino en la cuarta década de vida; así lo afirman los expertos consultados. “Entendiendo el trastorno delirante celotípico desde la violencia de género, los expertos en salud mental coinciden en que es importante profundizar más al respecto”, dijo Milton Murillo.
De acuerdo con el boletín nacional del Observatorio Feminicidios Colombia, en el mes de septiembre ocurrieron 39 asesinatos a mujeres en los que el 45% de los victimarios eran desconocidos. Cinco muertes se les atribuyeron a las parejas sentimentales de las víctimas; y dos a excónyuges. “El análisis de prensa al registro de los victimarios pone en evidencia la desconexión del contexto que rodea y el hecho del feminicida. No les atribuyen características particulares cuando se encuentra en una relación afectiva o de pareja”, señaló el informe.
“Cada caso tiene que estudiarse porque es una situación que está en aumento, o quizá le estamos poniendo mayor cuidado que antes. Es un terreno bastante fértil en el que vale la pena entrar, porque en el país no hay reportes estadísticos para asociarlo directamente a la violencia de género o casos de feminicidios”, puntualizó Murillo.
Hay estudios que abordan el tema desde la psicopatología, como la condición del trastorno y su tratamiento, pero todavía restan por realizarse análisis profundos respecto a la incidencia de este en casos de feminicidio. “Durante mucho tiempo se consideró que era más común en pacientes alcohólicos. Sin embargo, en los registros actuales se estableció que una persona con el trastorno delirante de alcohol puede desinhibir la capacidad de controlar los impulsos y llegar a actuar de forma violenta”, afirmó Aristizábal.
En el contexto latinoamericano, en países como Perú se han realizado investigaciones que relacionan la celopatía con la violencia de género. Por ejemplo, la Universidad Andina del Cusco hizo un estudio a los reclusos del centro penitenciario Q'enqoro, y se concluyó que uno de cada cuatro internos está recluido por delitos asociados a la violencia de género. “La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) registró que las principales motivaciones para perpetrar estos crímenes están asociadas a la celopatía y al deseo sexual patológico”, dice el informe.
La Organización Mundial de la Salud asegura que estos comportamientos pueden estar relacionados a factores sociales, comunitarios, de reincidencia y situacionales en un determinado espacio geográfico.