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Hasta esta semana, para que se pudiera practicar un aborto en Estados Unidos con mifepristona -que se administra con misoprostol-, era necesario que las pacientes se acercaran al centro de salud o fármaco a recoger la receta. Este requisito fue abolido inicialmente en abril del año pasado, debido a la pandemia, y ahora de forma definitiva como una garantía a los derechos reproductivos de las mujeres. Sin embargo, esto se limita a los estados que prohíben el aborto.
Más del 40% de los abortos practicados en fase temprana en Estados Unidos se realizan con esta píldora. “Las restricciones no hacen que la atención sea más segura, no se basan en pruebas o necesidades médicas, y crean barreras para el acceso de médicos y pacientes al aborto con medicamentos”, aseguró la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de ese país. (Lea: Antes de asustarse, le ayudamos a entender qué sabe la ciencia sobre ómicron)
La decisión afecta a los estados en los que se permite esta práctica y entra en el debate sobre la restricción del derecho al aborto, cuando el Tribunal Supremo estudia para mediados de 2022 la decisión de endurecer constitucionalmente la interrupción del embarazo y revisa medidas como la aprobación de Misisipi que prohíbe el aborto tras 15 semanas de gestación. Además, entra en disputa con otras decisiones que están siendo discutidas en tribunales inferiores, como la de Texas que permite a cualquier ciudadano demandar una clínica o a un médico que practique un aborto luego de seis semanas de gestación y recibir una recompensa. (Lea: Estos son los grupos que desde mañana podrán acceder a su dosis de refuerzo)
La mifepristona, también conocida por la marca Mifeprex, fue aprobada por primera vez en Estados Unidos en el año 2000 y según cifras de la FDA, hasta 2018 3,7 millones de mujeres habían abortado con esta píldora. Actualmente, los estados con mayores restricciones al aborto son Louisiana, Misisipi, Tennesse, Alabama, Georgia, Carolina del Sur, Oklahoma, Arkansas, Kentucky, Missouri, Indiana, Ohio, Wisconsin, Virginia Occidental, Wyoming, Dakota del Norte y Dakota del Sur.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el aborto legalmente inducido en ese país tiene un riesgo de muerte de 0.58 por cada 100 mil procedimientos, lo que lo vuelve un método seguro en términos sanitarios y de salud pública.
La nueva medida mantiene que sólo los médicos registrados con un fabricante pueden recetar la pastilla abortiva y agrega que las pacientes deben llenar un formulario para recibir la receta. (Lea: La OMS avala combinar vacunas frente al COVID-19)