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Opinión

Gobernanza en salud en Colombia: una tarea pendiente

Jairo Humberto Restrepo Zea, Olga Lucía Zapata Cortés*
30 de diciembre de 2020 - 01:08 a. m.

La encuesta a líderes del sistema de salud, hecha por el Grupo de Economía de la Salud (GES) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia, muestra que hay varios asuntos por resolver en Colombia como la corrupción y las barreras de acceso.

A los ojos de los principales actores, el sistema enfrenta serios desafíos.
A los ojos de los principales actores, el sistema enfrenta serios desafíos.

La gobernanza es una forma de gobernar basada en la participación y la coordinación de múltiples actores en procura del bienestar colectivo. A diferencia del gobierno tradicional, ejercido por la burocracia estatal mediante jerarquías y autoridad como principios de actuación, la gobernanza se desarrolla con fuerza en las sociedades más democráticas y se convierte en un imperativo ante la complejidad de las políticas públicas, especialmente ante la confluencia de diversos actores, de naturaleza pública, privada y social.

El sistema de salud colombiano posee características y problemáticas que lo hacen más exigente y necesitado de una buena gobernanza. A pesar de sus logros, por ejemplo en materia de cobertura y protección financiera, el sistema presenta dificultades y situaciones por resolver, como la corrupción y las barreras al acceso, lo que de por sí da cuenta de una débil gobernanza al no contar con mecanismos efectivos para la transparencia y la rendición de cuentas y no poseer instancias o espacios apropiados para la discusión y la toma de decisiones de cara al propósito de garantizar el derecho a la salud, que debe ser común a todos los actores.

En la encuesta a líderes del sistema de salud, adelantada recientemente por el Grupo de Economía de la Salud (GES) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia, se evidencia, con respecto a la gobernanza, que el país tiene un largo camino por recorrer. En el estudio participaron 141 personas, reconocidas por su trayectoria, la responsabilidad o el liderazgo frente al desempeño del sistema y cuyas opiniones reflejan el sentir de estamentos, gremios o sectores, como la academia, el sector público, clínicas y hospitales (IPS), organizaciones comunitarias y de pacientes, gremios de profesionales de la salud, y EPS.

Uno de los aspectos que llaman la atención del estudio se refiere al conocimiento que tienen los propios líderes del sistema sobre la gobernanza, reproduciéndose la confusión de términos que se advierte en la literatura. El 42,6% de los participantes acertaron en la definición de gobernanza y acogieron como principal palabra clave la participación, mientras el 57,4% restante dieron cuenta de una idea de gobernanza referida más bien a términos como gobernabilidad, institucionalidad y legitimidad, y de hecho, las palabras claves que sobresalieron fueron institucionalidad y buen gobierno. Así que una primera tarea, como lo reconocieron varios representantes de los actores del sistema en foro entre el 14 y el 16 de diciembre pasados, se refiere a la formación de líderes y a un diálogo pedagógico que permita comprender mejor el tema y sensibilizarse frente a su aplicación al sistema de salud.

Un segundo aspecto, bastante revelador, se refiere a la valoración que los líderes tienen sobre la gobernanza en el sistema de salud. Con una calificación de 0 a 5, la nota promedio resultó negativa, con 2,5, y aunque hay diferencias entre los actores según la posición que se ocupa, todos calificaron en el terreno negativo, entre 2,2 y 2,9. Los más pesimistas fueron los participantes que hacen parte de medios de comunicación, de gremios de profesionales y de la academia, y entre los menos pesimistas se destacaron quienes hacen parte de las EPS y de la industria.

Adicional a la calificación general, los participantes dieron su valoración sobre ocho funciones que se asocian con la gobernanza del sistema de salud. El resultado general fue muy similar a la calificación anterior, con una nota promedio de 2,6, aunque con mayores diferencias de opinión entre los actores y según la función sobre la que se indaga. La función con la mejor calificación fue la de “formular normas y marcos regulatorios (reglas de juego)”, con 3,4, la única con nota positiva. En el otro extremo, las funciones peor calificadas, con 2,4, fueron precisamente las que se encuentran en el corazón de lo que significa la gobernanza: fomentar la participación ciudadana en la gestión y el control de las políticas del sistema, y observancia de la transparencia y la rendición de cuentas. En cuanto a diferencias entre los actores, se destaca la visión optimista de quienes hacen parte de las EPS y de la industria, que en general calificaron con notas positivas, y de quienes asignaron las peores notas, por debajo de 2,0, entre ellos quienes pertenecen a organismos internacionales y a medios de comunicación.

En el plano de los desafíos, las oportunidades y las propuestas, se destaca el convencimiento de ver en la corrupción el principal problema del sistema de salud que debe intervenirse con urgencia. Esto es así para el 72% de los participantes en el estudio, seguido de las falencias en la articulación de actores e instituciones (41%), el desfinanciamiento (30%) y la ausencia e inoperancia de controles y vigilancia del sistema (30%). Se nota que justo a estas situaciones solo puede hacerse frente mediante la búsqueda de acuerdos y compromisos entre actores, los cuales requieren de un espacio formal para su desarrollo.

Como se comentó anteriormente, la gobernanza implica gobernar teniendo en cuenta los múltiples actores, con una diversidad de recursos, incidencia e intereses en el ámbito de la gestión pública, lo que exige de instancias o espacios de deliberación y negociación en donde estos actores tengan representación y participen en la toma de decisiones basados en sus responsabilidades y competencias en los territorios. Aunque el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 planteó objetivos alrededor de fortalecer la rectoría y la gobernanza en salud, preocupa que no todos los actores conocen las propuestas y que no estén participando activamente ni asumiendo las responsabilidades que implican. En este sentido, se hace necesario crear y fortalecer instancias de diálogo y consensos, que operen con mecanismos legitimados de coordinación y articulación de actores multinivel en los que se tomen decisiones estratégicas negociadas acorde con las orientaciones normativas y los objetivos de salud. Esto aportaría a mejorar la rectoría del sistema de salud, así como la confianza entre los actores y el trabajo conjunto entre estos. Sin duda, el mayor logro de implementar la gobernanza en salud tiene que ver con garantizar el goce efectivo del derecho a la salud, lograr los objetivos de salud de la población y mantener una política y un comportamiento de cero tolerancia a la corrupción.

*Profesores del Grupo de Economía de la Salud (GES), Universidad de Antioquia

Por Jairo Humberto Restrepo Zea, Olga Lucía Zapata Cortés*

 

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