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La Clínica Foscal, una de las más importantes del oriente colombiano, con sede en Floridablanca (área metropolitana de Bucaramanga), advirtió que por primera vez están evaluando suspender de manera temporal la realización de nuevos trasplantes, debido a la interrupción sostenida en la entrega de medicamentos inmunosupresores por parte de varias aseguradoras del país.
Según la gerente médica del Centro de Cáncer y del Centro de Trasplantes, Alexandra Becerra Silva, “estos medicamentos son vitales, no son opcionales. Incluso una interrupción breve pone en riesgo inmediato la estabilidad clínica del paciente trasplantado”, explicó.
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La gerente dice que la falla no está en la disponibilidad nacional del medicamento, sino en la entrega ambulatoria que deben garantizar las EPS. “El deterioro en la oportunidad y en la entrega completa es cada vez mayor. Hay retrasos, entregas parciales o, sencillamente, ausencia del medicamento”.
Esta situación afecta a los dos programas de trasplante de la institución: el renal y el de médula ósea, y se viene registrando desde abril de 2024, pero se ha ido agravando a lo largo de este año. Como resultado, está generando rechazos de injerto, reingresos a hospitalización y complicaciones que se pueden evitar.
Las mayores afectaciones se concentran en la Nueva EPS, especialmente en pacientes provenientes de Norte de Santander y Arauca, donde “la afectación es prácticamente total”, señaló Becerra. También reportó un deterioro significativo en Fiduprevisora.
En trasplante renal, la Foscal mantiene en seguimiento a 430 pacientes postrasplantados, incluidos 103 trasplantes realizados entre 2024 y 2025. En médula ósea, hay 620 pacientes trasplantados, de los cuales más del 80 % hoy enfrenta dificultades para acceder a sus medicamentos.
La gerente enfatizó que esta crisis “no es exclusiva de la Foscal ni de Santander: está ocurriendo en todas las instituciones trasplantadoras del país”. Según ella, la causa raíz es la falta de flujo de recursos desde las EPS hacia sus proveedores y prestadores.
Si bien no se han registrado fallecimientos directamente atribuidos a la falta de medicamentos, la clínica afirma que ha documentado pérdidas de injerto en pacientes renales. “Muchos pacientes hacen esfuerzos desesperados para comprar mínimas dosis con sus propios recursos, pero son medicamentos de alto costo y no es sostenible para ellos”, agregó Becerra.
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