Es posible que antes de que empezara la pandemia de COVID-19 los químicos farmacéuticos no estuvieran en el radar de muchos colombianos. Aunque son esenciales en la producción de medicamentos y cumplen un rol indispensable dentro de los centros de salud, por solo mencionar un par de sus funciones, no todos tenían identificada su importancia. Ahora que se han convertido en una voz protagónica en un escenario de medicinas y vacunas, han vuelto a estar en el centro del debate. ¿La razón? Un proyecto de ley que quiere hacer unos cambios a su profesión ha generado una gran discordia. (Le puede interesar: “Las próximas semanas serán muy complejas”: Fernando Ruiz, ministro de Salud)
La historia es la siguiente: Iván Agudelo, senador del Partido Liberal y conocido por impulsar la Ley de la Creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, radicó hace varios días un proyecto de ley que quiere modificar la reglamentación que rige a los “ingenieros químicos”, una profesión distinta a la de los químicos farmacéuticos. En las más de 60 páginas que tiene el documento busca también adoptar un código de ética y actualizar las funciones del Consejo Profesional de Ingeniería Química de Colombia.
El problema es que entre los artículos hay uno -el 16- que ha causado mucho malestar entre los químicos farmacéuticos y que, dicen ellos, podría afectar la salud pública. Es, anotaba en esta columna en este diario el profesor Pedro Amariles, PhD en farmacia y profesor de la U. de Antioquia, un punto que tendría implicaciones en la salud pública individual y colectiva.
A lo que se refiere es que ese artículo buscaría que quienes estudiaron ingeniería química queden habilitados para dirigir todo tipo de laboratorios de producción de medicamentos o cosméticos, una tarea que, hasta ahora, no pueden ejercer. Los responsables, como explicaba Amariles, siempre han sido los químicos farmacéuticos. “Quieren atribuir una función con implicaciones en salud por vía legislativa y no por la formación y las competencias requeridas”, anotaba. (Puede leer: OMS asegura que todas las vacunas son eficaces contra las variantes del COVID-19)
Ángela Caro, directora de la carrera de química farmacéutica de la Universidad Javeriana, no niega que los ingenieros químicos tienen muchas capacidades y están involucrados en parte del proceso que tiene que ver con el desarrollo de medicamentos. Pero, a sus ojos, querer habilitarlos para que sean directores de laboratorios de estos productos podría originar inconvenientes muy serios. El motivo es simple: “Una cosa es tener conocimientos de química y otra muy distinta saber cómo la química interactúa con la salud humana. Nosotros los químicos farmacéuticos sabemos las implicaciones positivas o negativas que puede tener un fármaco en un cuerpo. Los ingenieros, no”.
Fernando Puello, presidente del Colegio Nacional de Químicos Farmacéuticos, tiene una analogía para explicar el porqué del disgusto que, incluso, ha desatado más de una riña entre científicos: “Imagínese que usted sabe conducir muy bien un carro y que, de repente, por tener esa licencia, le dan permiso para pilotar un avión”.
“¿Qué sucedería, por ejemplo, si hay una alta o baja dosificación, si hay errores en el etiquetado de los medicamentos o problemas con la materia prima?”, se pregunta Caro. “Colombia, además, es productora de medicamentos que llegan a otros países. Estaríamos infringiendo normativa internacional si aprobamos esa decisión”. (Puede leer: “Esto debe terminar”: OPS sobre las agresiones contra la misión médica en Colombia)
Amariles tiene otro buen argumento. Los químicos farmacéuticos, escribe, son considerados como profesionales de la salud y por eso mismo son los responsables de los establecimientos dedicados a la manufactura de productos farmacéuticos. “Anatomía, fisiología, biología molecular, bioquímica, biotecnología, farmacología, fisiopatología, fitoterapia, inmunología, microbiología, parasitología, toxicología y farmacoterapéutica” son algunas de las asignaturas que enumera y que tienen que ver quienes estudian esa profesión.
Tanto a él como a sus colegas les incomodó que elaboraran ese proyecto de ley sin haber consultado a nadie de su gremio. “No estuvo nada bien que presentaran ese proyecto sin consultarnos a nosotros cuando hay un claro conflicto de competencias”, dice por su parte Ana Cristina Feuillet, asesora jurídica del Consejo Profesional de química de Colombia. La solución para varios de ellos es retirarlo, pues hay otros puntos que les molestan, pero que son imposibles de abordar en unos pocos párrafos.
Liset Garavito, presidenta de la Asociación Química Colombiana, sabe que se ha propiciado una gran discordia en torno al documento. Aclara que no fueron ellos quienes asesoraron el proyecto y concuerda en que lo adecuado era haber consultado a más actores. Sin embargo, dice que el proyecto de ley sí es necesario para hacer ajustes acordes con los cambios de las últimas décadas. Sobre el polémico artículo 16 prefiere ser prudente y pide esperar una comunicación oficial que saldrá en los próximos días. Por el momento cree que se puede mejorar.
El senador Iván Agudelo también tiene claro que se desató una gran discusión, pero su invitación es a llevar a cabo un diálogo “respetuoso y propositivo. Es un debate que se debe dar con argumentos y respeto. Todo es susceptible de construcción”. De hecho, cuenta, aceptó públicamente suprimir el controversial artículo para que sean esas profesiones las que lo reconstruyan. Con lo que no está de acuerdo es con retirar el proyecto de ley. Antes de dar ese paso organizó una audiencia pública para el próximo sábado y tratar de llegar a consensos en medio de esa intensa discusión entre químicos.