Desde hace un par de semanas, en Bucaramanga, la Secretaría de Salud ha venido alertando una situación en la cárcel Modelo: 86 personas privadas de la libertad tienen tuberculosis. La encargada de esta secretaría, Claudia Mercedes Amaya, informó (con fecha de corte del 1 de marzo) que 82 reclusos se encuentran en tratamiento fase uno y fase dos, tres están hospitalizados y uno ya fue dado de alta.
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La situación en este centro penitenciario es una pequeña muestra de la inquietud que hay en varios departamentos por el incremento de casos de tuberculosis. En lo corrido de este año, Santander, Antioquia, Boyacá, Putumayo, Sucre y Tolima han registrado incrementos. En estos lugares hay 1.312 casos. En el país, en total, se han registrado 3.641 (hasta el 1 de marzo), según el boletín epidemiológico más reciente del Instituto Nacional de Salud (INS).
Diana Marcela Pava, directora general del INS, le explicó a El Espectador que Santander, por ejemplo, “viene presentando un incremento estadísticamente significativo. Con corte a la semana epidemiológica 8 (del 16 al 22 de febrero) hay 215 casos y, al comparar con 136 casos en lo esperado en los últimos 5 años (excluyendo el año 2020), hay un incremento del 58 %”.
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Pava señala que la “incidencia de tuberculosis ha mantenido una tendencia al incremento durante el periodo 2019 al 2024”. El país pasó de tener 24,09 casos por 100.000 habitantes a 36,78 casos por 100.000 habitantes en 2024. “Paralelamente, el número de casos de tuberculosis de todas las formas también se ha incrementado: en el 2019 se presentaron 12.754 y en el 2024, 20.832, con una tendencia al incremento en el periodo analizado”.
Antes de hablar sobre las razones detrás de este comportamiento, es importante aclarar algunos puntos sobre esta enfermedad infecciosa, causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que casi siempre afecta a los pulmones. Lo primero, menciona Jorge Cortés, médico especialista en Medicina Interna e Infectología, es que “en Colombia, como muchos países de medianos y bajos ingresos, hay mayor frecuencia de tuberculosis que en países desarrollados. Se estima que a nivel nacional, probablemente, entre el 25 % y el 40 % de la población puede estar infectada, pero no en todos los casos se convierte en una enfermedad, usualmente pulmonar”.
Esto se debe en parte a que, generalmente, el sistema inmune que está en los pulmones es capaz de eliminar o contener a la micobacteria y solo una fracción de la población llega a desarrollar la enfermedad, como explica José Luis Franco, médico inmunólogo, docente y coordinador Grupo de Investigación de Errores Innatos de la Inmunidad, de la Universidad de Antioquia.
“Eso puede estar relacionado con el hecho de que tanto la micobacteria como los humanos hemos sobrevivido por todo este tiempo”, agrega. Al menos, desde 1882 sabemos con certeza que esa bacteria era la culpable de la infección que ahora llamamos tuberculosis.
¿Por qué hay más casos?
La mayoría de quienes contraen tuberculosis se infectan por vía respiratoria. Hay, además, varios factores que pueden aumentar el riesgo. Entre ellos está el hacinamiento, que, básicamente, es cuando el número de ocupantes de una vivienda excede la capacidad del espacio disponible, como sucede en muchos de los centros penitenciarios del país.
Por esto, el caso de la cárcel Modelo de Bucaramanga, aunque es alarmante, no es algo nuevo. Incluso a finales del año pasado, se reportó una situación similar en las cárceles La Blanca y Villa Josefina en Manizales, y hace un par de semanas la Contraloría General de la República le solicitó a la Secretaría de Salud de Bogotá vigilar la situación en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Puente Aranda, donde finalmente se descartó un posible brote de tuberculosis.
Un estudio publicado a finales del año pasado en la revista científica The Lancet señaló que la tuberculosis está aumentando en América, en parte, debido al aumento de la población encarcelada, la cual se ha cuadruplicado desde 1990. “El aumento histórico del encarcelamiento en América Latina ha generado una gran sobrecarga de tuberculosis que, hasta la fecha, ha sido poco reconocida”, mencionaba el estudio.
Sin embargo, el hacinamiento no es un tema exclusivo de las cárceles. Para María Angélica Maya, médica especialista en enfermedades infecciosas, el aumento de la tuberculosis en Colombia durante los últimos cinco años es multicausal. Dentro de las diferentes explicaciones que puede haber para este comportamiento están las causas sociales producto de la pandemia.
“Después de la pandemia del Covid-19, las personas probablemente tienen más dificultades económicas. Esto se vio reflejado en que varias familias se unieron para vivir en una sola casa para reducir gastos, y con esto se generó mayor hacinamiento”, menciona Maya.
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También resalta la dificultad al acceso a los servicios de salud. “Aunque no se está negando el servicio, pasar a una revisión médica requiere de mucho tiempo por parte del usuario, pues los síntomas de la tuberculosis casi nunca se catalogan como una urgencia y en muchos casos les dan solo una cita prioritaria”, dice.
Por esto, en parte, una de las situaciones más críticas se registran en las poblaciones más vulnerables, que tienen dificultades para el acceso a los servicios de salud. Entre estos, el INS resalta la población indígena, donde se registran el 4,83 % de los casos, los privados de la libertad con el 7,93 % y los habitantes de calle con el 3.88 %.
Sin embargo, no todas las causas están relacionadas con temas sociales. Maya también menciona que, actualmente, más personas han tenido acceso a mejores diagnósticos. “Durante el periodo de pandemia también hubo mucha gente a la que se le hizo más radiografías de tórax, que permitió determinar la enfermedad con más frecuencia”, recuerda la infectóloga.
Además, los centros médicos tuvieron acceso a un mejor diagnóstico. Normalmente, para determinar si una persona tiene tuberculosis lo que se hace es tomar una muestra a la que se le hace un análisis, llamado baciloscopia, donde se mira a través de un microscopio si hay presencia de la bacteria. Otra forma es poner en un cultivo la muestra a una temperatura especial. Esta se revisa cada ocho días, durante cuatro semanas para mirar si hay crecimiento de bacterias, en caso de que sí lo haya, se puede determinar que la persona tiene tuberculosis.
“Este es un proceso un poco más demorado”, menciona Maya. “Ahora, hay una prueba molecular más rápida y más efectiva que se llama PCR para tuberculosis, a la que más personas han podido acceder, mejorando así el diagnóstico de la enfermedad. Esta puede ser otra de las explicaciones de tener más registros”.
Sin embargo, no en todos los casos se determina de manera tan sencilla. Incluso, hay un tipo de tuberculosis donde no se presentan síntomas (asintomáticos), lo cual también representa un factor de riesgo porque las personas puede tener la infección y contagiar a alguien más sin saberlo.
También hay otro factor que hay que considerar: hay casos en los que ninguno de los cuatro medicamentos de la “primera línea para tratar la tuberculosis” (isoniazida, rifampicina, hidroxilamina y etambutol), tiene algún efecto. Es decir, hay resistencia a los medicamentos. Esto puede suceder, especialmente, porque los microorganismos adquieren resistencia al modificar su ADN y “eso genera la activación de algún tipo de proteína o molécula dentro del mismo microorganismo que lo hace resistente a los antimicrobianos”, explica la médica Maya.
Eso esconde un viejo problema que suele salir a flote en el mundo de la salud: la manera en cómo se consumen algunos medicamentos no está siendo muy responsable y puede conducir a esa resistencia de las bacterias.
Según el más reciente boletín epidemiológico del INS, hasta la fecha hay 81 de estos casos, once más de los esperados. La mayoría también se registran en Antioquia.
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