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Los infartos cardíacos pueden acelerar el cáncer de seno

Tanto experimentos en ratones, como datos recopilados entre pacientes, demuestran que los eventos cardíacos alteran la respuesta del cuerpo ante los tumores de mama.

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17 de julio de 2020 - 06:05 p. m.
Cáncer de senp
Cáncer de senp
Foto: Getty Images
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Desde hace mucho está claro que la progresión del cáncer de seno está determinada no sólo por el panorama genético del tumor, sino también por interacciones complejas del tumor y todo el contexto biológico de la paciente. Uno de los factores que puede alterar el curso de los tumores es la aparición de eventos cardíacos, como infartos, que a su vez pueden detonarse por la toxicidad de los tratamientos antitumorales.

Científicos norteamericanos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, junto a colegas de otras instituciones aliadas, llevaron a cabo una serie de experimentos con ratones y recopilaron datos entre mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, para demostrar la peligrosa interacción de estos dos eventos clínicos. (Le puede interesar: Así rastrean la herencia del cáncer de seno en las latinas)

“Nuestros hallazgos demuestran que el infarto de miocardio es un estresante patológico agudo que acelera el cáncer de seno”, anotaron en el artículo publicado en la revista Nature.

Al revisar información de las historias clínicas de 1.724 pacientes, los investigadores pudieron establecer que aquellas personas con cáncer de seno en etapa temprana, que experimentaron eventos cardiovasculares después del diagnóstico de cáncer, tenían un mayor riesgo de recurrencia y muerte específica por cáncer. Un claro indicio de que un infarto provoca alteración sistémica que acelera el desarrollo del cáncer de mama.

Para entender mejor los mecanismos que subyacen bajo esa interacción tumoral, el sistema inmunológico y los tejidos cardíacos afectados, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos con ratones.

En primer lugar, pudieron demostrar que, tras un infarto, las señales químicas que envía el tejido afectado al resto del cuerpo se traducen en una expansión de un grupo de células inmunológicas, conocidas como monocitos, que a su vez son reguladores clave del microambiente tumoral. “Los niveles elevados de monocitos circulantes se correlacionan con malos resultados clínicos en una variedad de cánceres”, resaltaron los investigadores.

Se sabe que estos monocitos tienen una multitud de funciones accesorias promotoras de tumores, entre las que se incluyen el fomento de la evasión inmune del tumor y la angiogénesis (formación de vasos sanguíneos en los tumores), así como la proliferación, migración, invasión y metástasis de las células tumorales.

Aunque los investigadores advierten que se necesitan más estudios para profundizar en el conocimiento de esas complejas relaciones celulares, consideran que sus “hallazgos ejemplifican la importancia de comprender las comorbilidades del huésped y su impacto potencial en la progresión del cáncer. En el futuro, la implementación de estrategias que mitiguen el riesgo de enfermedades cardiovasculares en pacientes con cáncer de seno puede no solo producir mejoras en la mortalidad cardiovascular específica, sino también específica del cáncer”.

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