Si no se toman medidas urgentes, la obesidad y el sobrepeso serán la realidad para la mayoría de las personas en las próximas décadas. Mientras que en 1991, uno de cada diez adultos tenía obesidad, en 2021 fue el doble. Para 2050 la situación será crítica: seis de cada diez personas adultas tendrán esa condición.
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Para el caso de los niños y adolescentes, el panorama no es alentador, pues para 2021, 493 millones entre los 5 y los 24 años —es decir, una población equivalente a casi un tercio de los habitantes de China— vivían con obesidad y sobrepeso, condiciones que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y, entre otros, acortar la esperanza de vida. Si las tendencias continúan, para 2050, en este rango de edad, uno de cada tres tendría sobrepeso u obesidad.
En contexto: Un giro de 180 grados en el diagnóstico y comprensión de la obesidad.
Estas son algunas de las tendencias de la obesidad y sobrepeso que reveló un nuevo estudio, publicado este lunes, en la revista especializada The Lancet. Es uno de los panoramas más detallados sobre el aumento de esta condición a nivel mundial y en Colombia. En nuestro país, la prevalencia de esta enfermedad —es decir, el número de personas que tienen o han tenido cierta condición en un período de tiempo— aumentó en un 52,5 % en las colombianas y un 71,8 % en los colombianos, entre 1991 y 2021.
Lo que está ocurriendo en Colombia es una muestra de lo que, en general, está sucediendo en el continente, en donde la obesidad es más frecuente en las personas con 50 años. En América Latina el 70 % de ese grupo tiene o ha tenido esa condición.
El estudio analizó la situación de más de 250 países y territorios del mundo, para dar un panorama detallado por género y por edad para que los países y las comunidades puedan tomar acciones frente a una epidemia ligada, principalmente, con algo lo que interactuamos todos los días: la comida.
“La epidemia mundial sin precedentes de sobrepeso y obesidad es una tragedia profunda y un fracaso social monumental”, manifestó Emmanuela Gakido, autora principal del estudio e integrante del Instituto de Métrica y Evaluación Sanitarias (IHME) de la Universidad de Washington (EE. UU.), a través de un comunicado.
La investigación definió la obesidad como aquellas personas de más de 25 años con un Índice de Masa Corporal (IMC) igual o superior a 30, y el sobrepeso como aquellos individuos con IMC igual o superior 25. Por su parte, en el caso de los niños se utilizó una metodología ajustada para esta población.
Si bien se han presentado algunas críticas para frente a la validez del IMC, como que no aborda las variaciones en las estructuras corporales entre las diferentes poblaciones, para los autores es una las herramientas más difundidas para estudiar lo que está ocurriendo a nivel poblacional.
La preocupación con la infancia
Uno de los hallazgos que más preocupó al grupo de investigadores es lo que está ocurriendo y puede ocurrir con los más jóvenes. En particular, los autores encontraron que las generaciones más recientes estarían ganando peso más deprisa que las anteriores y que la obesidad aparece antes.
“Tanto el sobrepeso como la obesidad en las personas jóvenes aumentaron sustancialmente en todas las regiones del mundo entre 1990 y 2021, lo que sugiere que los enfoques actuales para frenar el aumento del sobrepeso y la obesidad le han fallado a una generación de niños y adolescentes”, indican los autores del estudio.
Una muestra es que para 2025, la Organización Mundial para la Salud (OMS) estableció una “meta de obesidad”, que busca que su tasa de prevalencia no incremente entre 2010 y el final de este año. Pero, según las conclusiones del estudio, será un compromiso fallido para la mayoría de los países del planeta.
De acuerdo con las tendencias de lo que ocurrido en los últimos años, y teniendo en cuenta la “transición a la obesidad” (un concepto que indica que personas con sobrepeso pasan a esta categoría), Latinoamérica sería uno de los lugares donde más va a incrementar el sobrepeso y la obesidad en los próximos años. Se trata, dicen los autores, de una auténtica “crisis de salud pública que tiene que ser enfrentada”.
¿Qué elementos están apalancando este aumento de la obesidad? De acuerdo con el estudio, existen múltiples factores socioambientales y comerciales que no están siendo controlados, argumentan, por las regulaciones locales.
“Por ejemplo, las firmas multinacionales de alimentación y las cadenas de comida rápida se están desplazando de los países de ingresos altos a aquellos de ingresos bajos y medianos, donde el crecimiento de la población y una mejor renta per cápita han creado mercados favorables expansión”, se lee en la investigación.
Con esta situación, sin acciones agresivas por parte de los países, “entre 2020 y 2040, se prevé que la obesidad sea predominante en la mayoría de los jóvenes de 5 a 24 años de América Latina tropical”. Los autores recomiendan que esta problemática sea abordada tanto en las escuelas, el hogar y en las comunidades para frenar la prevalencia de estas condiciones.
“Lo cierto es que una vez que la obesidad se presenta en obesidad en los niños y adolescentes, es difícil volver al peso normal. El problema es que si la obesidad no se resuelve en la adolescencia, esto implica más riesgos de salud en la edad adulta”, apuntan los autores del estudio.
Una vida adulta, con más peso
De acuerdo con el artículo publicado en The Lancet, se estima que, para 2021, había 2.100 millones de personas con cierto nivel de sobrepeso u obesidad. Eso quiere decir, casi la mitad del total de la población de adultos. En el caso de Latinoamérica, se estima que ese año había más de 14 millones de personas obesas.
“En general, se observó un aumento sustancial en América Latina y el Caribe, donde la prevalencia de la obesidad entre los varones aumentó un 10 % en los últimos 25 años”, explican los autores del estudio.
Otro de los elementos que revelan las cifras del estudio es que la obesidad y sobrepeso en América Latina estarían llegando a su tasa de mayor incremento en los próximos años, que, eventualmente, se estabilizaría en las próximas décadas. Un ejemplo de esto es Colombia, que presentó, en el caso de las mujeres, un aumento del 52,5 % en la tasa de prevalencia de la obesidad entre 1991 y 2021. En contraste, entre 2021 y 2050, se espera que esta sea de 19,6 %. Para los investigadores este tipo de situaciones se traducirían en una presión mucho más alta para los sistemas de salud.
Algunos ejemplos pueden ayudar a entender un poco mejor por qué son tan inquietantes esos números:, para 2021, se estima que el sobrepeso y la obesidad estuvieron vinculadas con 3,7 millones de muertes y más de 129 millones de años de discapacidad. Además, un reciente estudio global pronosticó que la crisis de la obesidad desembocaría en que más de 1.300 millones de personas desarrollarían diabetes para 2050.
“En términos económicos, en 2019, los costes totales estimados asociados con la obesidad, oscilaron entre 3.000 y 19.000 millones de dólares en los países de renta baja y 1,33 billones de dólares en los países de ingresos altos. Las previsiones sugieren que, para 2035, la epidemia de obesidad podría provocar una reducción del 2,9 % del Producto Interno Bruto mundial, lo que equivale a una pérdida de 4 billones de dólares”, aseguran los autores del estudio que se publicó este lunes.
Por esta razón, en la investigación recomiendan que los países establezcan planes de cinco años para reducir el aumento de la obesidad, e incluir estos en sus metas de desarrollo sostenible para el 2030. Además, se espera que con estos datos los países desarrollen estrategias personalizadas que tengan en cuenta los factores únicos de cada comunidad.
“La escala de la epidemia es tal que las soluciones tendrán que ser intervenciones de salud pública, teniendo en cuenta también la profunda heterogeneidad a nivel macro y micro del desarrollo de la epidemia. En particular, la tendencia constante e inexplicable hacia una mayor prevalencia entre los grupos socialmente desfavorecidos aumenta los retos. La cuestión más acuciante es qué intervenciones sean viables y eficaces”, dijo Thorkild Sørensen, de la Universidad de Copenhague, quien no estuvo vinculado al estudio.
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