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Hace algunos meses, en este diario les contamos sobre las alertas que varios profesionales de la salud estaban emitiendo en el país por el uso sin acompañamiento profesional y sin receta de dos medicamentos que se estaban usando para perder peso, aunque no habían sido creados para eso. (Puede leer: Algo no está bien con la “droga de Hollywood” para bajar de peso que llegó a Colombia)
Si bien en Colombia los ojos estaban puestos sobre Wegovy y Ozempic (el primero de estos ni siquiera cuenta con el registro sanitario en el país), estos medicamentos hacen parte de un grupo más grande conocido en el mundo médico como agonistas del GLP-1, que además incluyen otras marcas como Rybelsus y Saxenda.
Como explica una reciente investigación publicada en la revista académica Journal of the American Medical Association (Jama), estos medicamentos se desarrollaron inicialmente para tratar la diabetes de tipo 2. Sin embargo, gracias a las redes sociales, famosos como Elon Musk, entre otros factores, se han empezado a utilizar como una herramienta no indicada para perder peso. (Le puede interesar: Encontraron una bacteria en un hospital en Tunja, pero no hay que entrar en pánico)
El problema, según los hallazgos del estudio, es que el uso de estos medicamentos está relacionado con la parálisis estomacal y otras graves afecciones gastrointestinales. Para llegar a esta conclusión, un grupo de tres científicos en Estados Unidos, analizó los datos de más de 16 millones de pacientes en este país entre 2006 y 2020.
Lo que hicieron los investigadores, fue comparar esos 16 millones de pacientes, a los que se les recetó semaglutida o liraglutida, dos agonistas principales de GLP-1, con otro grupo de pacientes a los que les recetaron bupropión-naltrexona, otro fármaco para perder peso. Querían ver cuántos pacientes de ambos grupos desarrollaban alguna afección gastrointestinal. (También puede leer: La Andi propone un plan “urgente” de estabilización del sistema de salud)
Lo que encontraron, es que quienes se encontraban en el primer grupo, tenían 9,09 veces más riesgo de pancreatitis, que puede causar dolor abdominal y en los casos más graves, hospitalización y cirugía. A quienes les recetaron semaglutida o liraglutida, tenían un riesgo 4,22 veces mayor de obstrucción intestinal.
El riesgo de parálisis estomacal, “que limita el paso de los alimentos del estómago al intestino delgado y provoca síntomas como vómitos, náuseas y dolor abdominal”, dice la investigación, es 3,67 veces más alta en los pacientes del primer grupo. (Puede interesarle: El Estado ha pagado más de $1.1 billones en salud por vehículos sin SOAT)
Para Mohit Sodhi, primer autor del estudio e investigador de la Universidad de Columbia Británica, “estos fármacos son cada vez más accesibles, y es preocupante que, en algunos casos, la gente pueda simplemente entrar en Internet y pedir este tipo de medicamentos sin saber muy bien lo que podría ocurrir. Esto va directamente en contra del mantra del consentimiento informado”.
Por eso, tanto él como sus colegas lanzaron un llamado para que los organismos reguladores y los fabricantes actualicen las etiquetas de advertencia, incluyendo los hallazgos de esta y otras investigaciones similares.