Algunos neumólogos están inquietos por el aumento de casos de tosferina, una infección respiratoria muy contagiosa causada por una bacteria llamada Bordetella pertussis. Conocida popularmente como la “tos de los cien días”, esta enfermedad puede afectar a personas de todas las edades, pero supone un peligro especialmente grave para los bebés y niños pequeños, cuya vida puede estar en riesgo si no se diagnostica y trata a tiempo.
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“Desde diciembre, y hasta la fecha, se ha podido observar que existe un aumento de los casos”, dijo la doctora Sonia Restrepo, presidenta de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica. “La población pediátrica es la más vulnerable. Tenemos unas edades de riesgo, como los niños menores de un año”. En las últimas semanas, de hecho, fue noticia en el país la muerte de un menor de edad de un mes y 25 días por tosferina en la ciudad de Bogotá, y de otro niño de seis meses que murió en Medellín.
Las autoridades de las dos ciudades principales del país mantienen la vigilancia sobre la infección y han invitado a la vacunación, pero no han declarado ningún tipo de alerta. Hasta el sábado pasado, Medellín reportaba cinco casos de tosferina, tres en niños de seis años y dos más menores de cinco años. Uno de ellos requirió hospitalización. En Bogotá, la Secretaría de Salud informó que en lo corrido de 2025 (con corte al 27 de febrero) se han reportado 22 casos probables.
La situación en el resto del país, sin embargo, tiene algunos matices. Según el último informe epidemiológico del Instituto Nacional de Salud (INS), el 20 de febrero se declaró un brote de tosferina en una comunidad indígena de etnia embera-chamí en Carmen de Atrato (en Chocó), con un caso en una niña de seis meses, sin vacunación, cuyos síntomas iniciaron el 3 de febrero y requirió hospitalización en UCI el 10 de febrero en Medellín. La niña, dice el reporte del INS, tendría conexión epidemiológica con otros brotes que se han reportado también este año en Urrao y Betulia, en Antioquia. En este último brote las autoridades confirmaron unos 15 casos y cuatro muertes (con corte hasta el pasado 15 de febrero).
A nivel nacional, el INS reporta 330 casos probables de tosferina en lo que va de 2025, de los cuales 136 han sido confirmados hasta el momento. Antioquia es el departamento con el mayor número de casos observados (76), seguido de Bogotá y Chocó (6). Otras regiones como Cundinamarca, Córdoba y Boyacá también presentan casos, aunque en menor proporción. “En realidad, el incremento de casos es mundial. Más o menos cada siete u ocho años hay epidemias mundiales. Desde hace unos seis o siete meses, en el mundo hay un aumento general de casos de tosferina. Eso está pasando en el país en el que uno mire”, explicó Santiago Ucrós Rodríguez, neumólogo e investigador de la Universidad de los Andes.
En la región de las Américas, los casos de tosferina han mostrado una disminución sostenida desde 2012, cuando alcanzaron un pico de 72.328, hasta llegar a 3.283 en 2022, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, en 2024 la tendencia cambió y varios países, incluidos Brasil, México, Perú y Estados Unidos, registraron un incremento en los contagios. Ante esta situación, a mediados de ese año, la OPS emitió una alerta epidemiológica instando a los países a reforzar la vigilancia y monitorear de cerca las coberturas de vacunación infantil.
Vacunación, la clave
Los primeros síntomas suelen aparecer entre siete y 10 días después de la infección, pero se pueden confundir con un catarro convencional. “Hay algunas señales que nos deben hacer sospechar. Si los pacientes presentan tos en quintas, es decir, episodios de tos intensa y repetitiva en series de cinco golpes consecutivos”, con la presencia de un ruido que se llama estridor respiratorio”, explica Restrepo. En términos más simples, esto significa que la persona experimenta episodios de tos intensa y repetitiva, seguidos de una dificultad para respirar que puede generar un sonido agudo al inhalar, similar a un silbido o un “gallo” en la garganta. Además, los ataques de tos pueden ir acompañados, en ocasiones, de enrojecimiento en el rostro, vómito o incluso pausas en la respiración, especialmente en los bebés y niños menores de un año.
Desde que comenzó el aumento de reporte de los casos, el Ministerio de Salud ha convocado grupos de trabajo con las personas involucradas en la atención. “¿Qué es lo más importante? Convocar a las personas a que actualicen sus esquemas de vacunación”, señaló Restrepo.
No hay vacunas disponibles solamente contra la tosferina, se producen en combinación con antígenos contra la difteria y el tétanos, normalmente conocida como DPT (difteria, pertussis, tétanos). En Colombia, el PAI (Programa Ampliado de Inmunización) incluye esta vacuna dentro del esquema de vacunación infantil. Se aplica a los dos, cuatro y seis meses, con refuerzos a los 18 meses y a los 5 años. Sin embargo, explica Ucrós, la vacuna contra la tosferina no confiere inmunidad de por vida, a diferencia de otras como la del sarampión. Con el tiempo la protección disminuye, lo que deja a la población susceptible a nuevos contagios.
Por esta razón, desde hace algún tiempo, los neumólogos han insistido en la importancia de incluir un tercer refuerzo a los 10 años dentro del PAI. “Esto ya se implementa en muchos países, donde se ha demostrado ser efectivo y su costo no sería elevado”, señaló. Restrepo, de la Asociación Colombiana de Neumología Pediátrica, comparte esta preocupación. “Los adolescentes, en general, presentan síntomas más leves y no toman tantas precauciones para evitar la propagación de infecciones, lo que facilita la transmisión. Tal vez deberíamos considerar priorizar a este grupo”, advirtió.
El 18 de junio del año pasado la congresista Norma Hurtado logró que el Congreso aprobara un proyecto de ley para modernizar y actualizar el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), pese a la oposición del Ministerio de Salud, que no respaldaba la iniciativa. La norma obliga al Minsalud a actualizar el esquema de vacunación con el fin de incorporar biológicos más avanzados, como la vacuna hexavalente, que protege contra la difteria, el tétanos, la tosferina, la hepatitis B, las infecciones por Haemophilus influenzae tipo B y la poliomielitis. No obstante, más de nueve meses después no ha sido reglamentada por el Minsalud.