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Nigeria tuvo el brote más grande de viruela de los monos. ¿Qué podríamos aprender de este?

Este país, donde ocurrió el último gran brote de viruela símica en 2017, conoce desde hace mucho tiempo esta enfermedad y sabe con más precisión qué hacer cuando aparece. Christian Happi, director del Centro Africano de Excelencia para la Genómica de Enfermedades Infecciosas, le contó a El Espectador su experiencia. Tiene un buen consejo: “aíslen casos y no entren en pánico”.

María Mónica Monsalve
29 de mayo de 2022 - 02:00 a. m.
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III han conseguido el primer borrador de la secuencia completa del virus causante de la viruela del mono (Monkey Pox).
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III han conseguido el primer borrador de la secuencia completa del virus causante de la viruela del mono (Monkey Pox).
Foto: EFE - Kiko Huesca

La primera vez que se reportó un caso de viruela del mono en humanos fue en 1970, en la República Democrática del Congo (África). A través de los años, algunos casos se siguieron detectando en distintos países del continente. En 2017, Nigeria vivió uno de los brotes más grandes que ha habido de viruela símica, como también es conocida. Hubo 115 casos confirmados, más de 262 sospechosos y siete muertes asociadas.

Sin embargo, es probable que usted solo haya escuchado sobre esta enfermedad durante las últimas semanas, cuando autoridades de salud europeas, así como medios de comunicación, empezaron a reportar inusuales brotes en Europa. Hasta esta semana, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se habían reportado 131 casos de viruela del mono en 17 países, en su mayoría europeos, pero también en Pakistán, Israel, Canadá, Estados Unidos y Australia. Es la primera vez que se presenta en varios continentes de forma simultánea. (Puede leer: Lo que debe saber en caso de que la “viruela del mono” llegue a Colombia)

La viruela símica, recuerda la OMS, se caracteriza por fiebre, dolor de cabeza y muscular, así como falta de energía durante los primeros cinco días. Pero un rasgo característico son erupciones en la piel y mucosas que aparecen en los tres primeros días.

A diferencia de muchos, que nunca habían visto un caso de viruela símica, el doctor Christian Happi, médico y PhD de la Universidad de Ibadán, en Nigeria, conoce mucho más de cerca esta enfermedad. Desde este país dirige el Centro Africano de Excelencia para la Genómica de Enfermedades Infecciosas (Acegid, por su sigla en inglés), donde también ha enfocado su investigación en otras enfermedades infecciosas como la malaria, el VIH, el ébola y el covid-19. Para él, aunque los países de Occidente deben estar atentos, que haya un brote de esta viruela no debería causar pánico, pues hay un camino claro para contenerlo.

¿Qué podría aprender de la experiencia nigeriana un país como Colombia? El Espectador conversó con él.

Parte de los países en Occidente están un poco alarmados por el brote de la viruela símica. ¿Cree que, realmente, hay razones para inquietarse?

La respuesta sería sí y no. Sí, en caso de que no hagan nada para contenerla, porque entonces hay razones para preocuparse. Y no, porque si realmente trabajan duro y buscan consejos de los países que tienen experiencia en la gestión de la viruela del mono, no hay por qué alarmarse.

A diferencia del SARS-CoV-2, el virus que da origen al coronavirus, la viruela del mono la conocemos desde hace medio siglo. Pero, ¿hay algo que no sepamos de este virus? ¿Alguna pregunta sin resolver?

Antes sabíamos que la viruela del mono se transmitía a través del contacto: al tener contacto con una persona infectada o al entrar en contacto con un fluido de esa persona. Pero, con esta nueva experiencia, estamos viendo una dimensión no antes vista, que posiblemente se transmite por vía sexual. Así que hay algo que todavía estaríamos aprendiendo.

¿Qué herramientas han sido exitosas para controlar la viruela del mono en África?

En primer lugar, y basándonos en la experiencia que África ha tenido con la viruela del mono, lo clave es aislar los casos. Después se deben monitorear los contactos y vacunar contra la viruela a estos contactos en caso de ser necesario. Eso es lo que se ha venido haciendo. Vale recordar que, en África, ha sido muy raro ver casos donde la transmisión se da de un país a otro, de una región a otra. Suele tratarse de brotes muy localizados y a menudo estos se contienen en el entorno en el que se producen.

¿Y en qué sentido sigue siendo la viruela símica un desafío en la región?

No creo que tengamos desafíos en África para contener la viruela del mono. A menudo, cuando tenemos brotes en la región, es porque los humanos han entrado en contacto con el medio ambiente y con la población animal que está infectada. De ahí es de donde siguen surgiendo las enfermedades transmisibles: de los animales a los humanos, que terminan convirtiéndose en transmisión de un humano a más grupos de humanos. Así que creo que el verdadero reto está en la naturaleza: en que, eventualmente, un humano se expone a esta y de ahí nos enfermamos varios. En ese punto está el verdadero reto.

Nigeria fue el último país en reportar un brote grande de la viruela del mono. ¿Qué tan desafiante fue esta situación y qué lecciones se pueden aprender de ese momento?

El gran brote de la viruela del mono fue en Nigeria, en el año 2017. Esto quiere decir que prácticamente pasaron 40 años entre este brote y la última vez que se registró un caso de viruela del mono en este país. ¿Así que qué se puede aprender? Lo que las autoridades hicieron en ese momento fue identificar los casos y aislarlos. Luego seguir los contactos de esos casos y crear un anillo de vacunación contra la viruela alrededor de esos contactos.

¿Y, en ese sentido, cree que será necesaria una vacunación masiva contra la viruela?

Creo que, si llega a existir una necesidad de vacunación masiva, esta debe darse en Europa y en países de Occidente, porque la vacunación contra la viruela se detuvo alrededor de los años 70. Esto puede significar que su población está en mayor riesgo. Sin embargo, no pienso que este sea el caso para África, porque la viruela es parte de la vacunación que se administra a los niños y las niñas cuando crecen.

¿Teme que se repita el caso de lo que sucedió con las vacunas contra el coronavirus? ¿Que las acaparen los países con más ingresos, como Europa y Estados Unidos, y empiecen a escasear en África?

Si ese llega a ser el caso, que así sea. Es algo que podría ocurrir eventualmente. Pero, de nuevo, diría que aquí en África no estamos hablando del mismo problema con la viruela símica, es un poco diferente. Aquí la gente ha desarrollado cierta inmunidad que la protege contra la viruela del mono, así que, si Europa y Norteamérica quieren robar todas las vacunas, no creo que eso se traduzca en una gran mortalidad o morbilidad en África. Si eso llega a pasar, tenemos que arreglárnoslas sin las vacunas, gestionar esa situación y navegarla como siempre lo hemos hecho. Pero, claro, creo que sí sería bueno que esto no sucediera, que la experiencia nos dijera que es importante ser equitativos. Se trata, a la final, de un problema que hay que enfrentar de forma global, como una comunidad de salud mundial y hacerlo de forma holística. Hay que recordar que mientras no hayas tratado y protegido a tu vecino, las consecuencias se pueden devolver a ti.

África reportó el primer caso de viruela símica en 1970. Y como usted lo mencionó, tuvo un brote relativamente reciente, en 2017, en Nigeria. No obstante, las autoridades internacionales y los medios solo han empezado a hablar del tema ahora, cuando se reporta en Europa. ¿Ve alguna injusticia en esto?

Sí, y lo he dicho antes: existe un doble estándar en cómo se reporta la información de salud pública. Y ese doble estándar es en realidad el responsable de que muchas enfermedades que se pueden convertir en epidemias o pandemias no hayan sido abordadas o no reciban atención. Si ante una epidemia -y no estoy hablando necesariamente de la viruela del mono, sino cualquier enfermedad- los medios de comunicación no centran su atención en esta, no hacen ruido, viniendo del país que venga, no se va a encontrar una solución a estos problemas. Pero lo que uno ve es que cuando los brotes ocurren en países de ingresos medianos y bajos los medios occidentales no se preocupan por estas enfermedades. Y es un problema porque, de nuevo, no se les busca una solución, lo que da la posibilidad de que se transmitan a Europa u Occidente. Así que sí creo que tener un doble estándar en cómo se cubren las enfermedades es un problema de importancia de salud pública a nivel mundial.

La viruela (la común) es la única enfermedad que hemos podido erradicar desde 1980, incluso dejaron de aplicarse vacunas. ¿Es posible que el virus de la viruela del mono haya evolucionado para llenar ese nicho que dejó la viruela?

No lo podría decir, porque no estoy seguro de que exista una relación. Pero lo que sí pienso es que lo importante, y lo urgente, es entender lo que sucede con el brote que se extiende por Europa y Norteamérica. Eso es lo importante. Así que, en vez de entrar en pánico, hay que abordar la situación y tomar las medidas sanitarias necesarias que he mencionado para controlarlo: aislamiento, vigilancia de casos y centrarse en contener el brote. Hay que romper con el ciclo y su transmisión, eso es lo importante.

¿Ve alguna diferencia en particular en el brote europeo frente a los brotes que han surgido en África anteriormente?

Bueno, algo particular es que el reciente brote está ocurriendo en personas que no han recibido la vacuna contra la viruela, por lo que son más vulnerables.

Finalmente, ¿cómo se deben fortalecer los sistemas de salud de los países ante este brote de viruela del mono?

Lo básico es que continúen con la vigilancia. En la actualidad es difícil saber exactamente cómo se mueven las enfermedades, porque no necesitan pasaporte o visado para entrar en los países, simplemente llegan con la gente. Así que lo importante es que todos los países y sistemas estén alertas. De nuevo, tenemos que trabajar como una comunidad global y tratar de ver cómo podemos evitar una propagación masiva. Pero no estoy realmente preocupado, porque no es una enfermedad como el coronavirus, que es transmisible por el aire. La viruela del mono es una enfermedad que requiere más contacto, por lo que no me preocupa su capacidad de transmisión y, por lo tanto, de propagación. Es importante evitar el pánico. Actuar, pero evitar el pánico.

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