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OMS, en alerta por expansión del chikunguña. ¿Puede volver esta enfermedad a Colombia?

El virus del chikunguña está generando inquietud en el mundo. Ya circula en 119 países. Es urgente que colombia refuerce medidas de prevención. Opinión

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David A. Montero*
28 de julio de 2025 - 05:38 p. m.
Un mosquito del género "Aedes", responsable de la transmisión del virus del chikunguña.
Un mosquito del género "Aedes", responsable de la transmisión del virus del chikunguña.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en julio una advertencia urgente sobre la expansión global del virus chikunguña, transmitido por mosquitos del género Aedes. Aunque había pasado a un segundo plano en la agenda sanitaria internacional, su rápida propagación ha encendido las alarmas: ya circula en 119 países y pone en riesgo a 5.600 millones de personas, según explicó Diana Rojas Álvarez, funcionaria médica de la OMS, a la agencia Reuters el pasado 22 de julio.

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En islas del océano Índico como La Reunión y Mayotte, más de un tercio de la población se ha contagiado en lo que va del año 2025. Desde allí, el virus se ha desplazado hacia África Oriental, India y, de manera preocupante, ha mostrado transmisión local en Europa. Francia ha reportado cerca de 800 casos importados y 12 autóctonos; en Italia, al menos un caso también ha sido confirmado.

Este resurgimiento obedece a factores como el cambio climático, que amplía el rango de acción de los mosquitos Aedes, y a la alta movilidad humana, que facilita la llegada de personas infectadas a regiones donde estos vectores ya están presentes.

El chikunguña suele causar síntomas tras un periodo de incubación de 4 a 8 días después de la picadura del mosquito portador. La fase aguda incluye fiebre, dolor articular y erupción cutánea. Aunque la mayoría de los casos no son mortales, la enfermedad puede ser grave en lactantes, adultos mayores y personas con condiciones preexistentes, en quienes se han documentado complicaciones cardiovasculares, neurológicas y multiorgánicas. El dolor articular puede prolongarse durante meses o incluso años, deteriorando la calidad de vida.

Sur América ya vivió una epidemia masiva de chikunguña entre 2014 y 2015. En Colombia, se notificaron cerca de 100.000 casos confirmados y más de un millón sospechosos. Tras algunos años de aparente control, desde 2022 se observa un repunte en la región. En 2023 se notificaron 411.548 casos y 515 muertes, especialmente por brotes graves en Paraguay y reemergencia de la transmisión local en Argentina y Uruguay. En 2024, el total ascendió a 427.622 casos, siendo Brasil el país más afectado ese año.

Aunque Colombia no ha reportado nuevos brotes recientes, el riesgo de reemergencia es alto. La mayoría de los menores de 10 años nunca han estado expuestos, y la inmunidad adquirida por quienes enfermaron en 2015 podría haberse debilitado. A esto se suman factores como lluvias intensas, aguas estancadas por mal manejo hídrico, urbanización acelerada y alta densidad del mosquito vector

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Lo ocurrido con la fiebre amarilla en 2025 es un llamado de atención. Tradicionalmente confinada a zonas selváticas, la enfermedad se expandió a regiones del centro del país, como el Tolima, con 97 casos y 44 muertes. Un estudio reciente, publicado en Nature Communications por investigadores del London School of Hygiene & Tropical Medicine, identificó una preocupante superposición geográfica de dengue, zika, fiebre amarilla y chikunguña en América Latina. Zonas costeras del norte de Sudamérica, incluyendo Colombia, aparecen como regiones de riesgo por sus condiciones climáticas y la presencia estable del mosquito vector.

A diferencia de la fiebre amarilla, que cuenta con una vacuna eficaz, para el chikunguña no existe aún una vacuna de uso público. Esto convierte a las medidas de salud pública en la principal barrera de contención.

Colombia debe actuar de forma preventiva. Es urgente reforzar el control vectorial, eliminar criaderos y fortalecer la capacidad diagnóstica del personal de salud para diferenciar entre chikunguña, dengue y otras arbovirosis. Con vigilancia constante, prevención efectiva y una ciudadanía informada, aún estamos a tiempo de evitar un nuevo brote en el país.

*Colombiano radicado en Chile. Biólogo, Magister en Microbiología, Doctor en Ciencias Biomédicas y profesor de la Universidad de Chile.

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Por David A. Montero*

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