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Las evidencias de la relación entre el virus del zika y el repunte de casos de microcefalia en Brasil y del síndrome de Guillain-Barré (SGB) en nueve países siguen creciendo, pero aún no son suficientes para declarar una causalidad directa.
Esa es la evaluación de la situación que hizo este viernes el director de emergencias y epidemias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Bruce Aylward, en Ginebra.
"Las evidencias se han acumulado en las últimas semanas y al mismo tiempo no se han identificado contra-evidencias, pero aún no tenemos resultados definitivos", afirmó Aylward en rueda de prensa.
El experto explicó que, si bien el aumento de casos de microcefalia en Brasil "ha sido espectacular" con respecto a antes que se detectara la presencia del zika, el hecho de que los casos de esta malformación sólo se hayan detectado en esta nación y no en otras arroja muchas incógnitas.
Según los cálculos de la OMS, se ha detectado la presencia actual del virus en 47 países, pero casos de microcefalia sólo en Brasil, con una multiplicación de más de diez veces.
De forma retrospectiva se ha podido comprobar que hubo también casos de microcefalia en un brote de zika en la Polinesia Francesa, pero no en otro país.
Colombia también padece una epidemia de zika muy importante y muchas mujeres embarazadas están contagiadas por el virus, pero en la mayoría de los casos habrá que esperar hasta junio a los primeros nacimientos, cuando se podrá detectar o descartar la malformación.
Con respecto a las contra-evidencias, es decir, que la causa de la microcefalia fuera otra, por ahora no se ha detectado ninguna.
No se ha registrado un incremento de casos de microcefalia en ningún lugar del mundo en que no haya presencia del virus y se ha descartado el uso de pesticidas como causa posible, así como la ingesta abusiva de alcohol de las gestantes o una exposición abusiva a metales pesados.
Es por ello que el virus sigue siendo la potencial causa principal, pero no se sabe la razón de unas consecuencias que antes no tenía.
"El mosquito no ha cambiado. ¿El virus ha mutado? Puede ser. Hay algo en el ambiente en Brasil que no hay en otros lugares semitropicales, puede ser", especuló el experto.
Con respecto al síndrome de Guillain-Barré (SGB), esta semana se publicó en la revista científica The Lancet la mayor evidencia de la relación directa entre el zika y esa enfermedad que afecta al sistema inmunitario y causa parálisis, que en un 5 por ciento de los casos es mortal.
El informe calcula que, de cada 5.000 infectados con zika, uno desarrolló SGB.
"El estudio es muy completo, pero se ha hecho con sólo 42 pacientes y en un solo país. Necesitamos investigaciones más exhaustivas y más amplias", aclaró Aylward.
Hasta la fecha se han detectados casos de ese síndrome en nueve países que también tienen una epidemia de zika: Polinesia Francesa, Brasil, Colombia, El Salvador, Surinam, Venezuela, Martinica, Puerto Rico y Panamá.
Asimismo, por ahora no se ha comprobado la posibilidad de que la microcefalia o los casos de SGB se deban a una infección del paciente con zika y con dengue, otra de las enfermedades que transmite el mosquito Aedes Aegypti.
Al ser ahora la temporada alta de las infecciones con dengue -final del verano austral-, la OMS teme que también aumenten los casos de zika, el 80 por ciento de los cuales son asintomáticos.
Aylward dijo que esta emergencia es "la situación más exigente" que ha tenido que enfrentar en su carrera, dados los múltiples aspectos a tener en cuenta.
El pasado enero, la OMS decretó que los casos de microcefalia y su posible relación con el virus del zika constituían una emergencia sanitaria de alcance internacional.
El Comité de Emergencias de la OMS se reunirá de nuevo el próximo martes para analizar tres aspectos claves: si los casos de microcefalia y su relación con el zika siguen siendo una emergencia sanitaria, si las recomendaciones que se hicieron sobre viajes y comercio cuando se anunció la emergencia siguen siendo válidas y si hay o no una respuesta internacional coordinada y efectiva.
Asimismo, tendrá lugar una reunión de expertos del 7 al 9 de marzo en Ginebra para analizar la situación y ver cómo se pueden acelerar los elementos que aún faltan, como tests de diagnóstico rápidos y efectivos, o una eventual vacuna.