
El virus de Oropouche fue aislado, por primera vez, en 1955.
Foto: Getty Images
Los arbovirus suelen ser un dolor de cabeza para quienes estudian epidemias y quienes están a cargo de tomar medidas para controlarlas. Cada tanto aparece en su radar un brote que los obliga a moverse con cierta rapidez y precisión. No es buena idea que artrópodos, los bichos que los transmiten a través de su picadura, les cojan ventaja.
El caso más reciente de un brote de arbovirus es el de fiebre amarilla, que tiene con los pelos de punta a las autoridades de salud. Su expansión por Tolima, en lugares donde no se había presentado antes, ha...

Por Sergio Silva Numa
Editor de las secciones de ciencia, salud y ambiente de El Espectador. Hizo una maestría en Estudios Latinoamericanos. También tiene una maestría en Salud Pública de la Universidad de los Andes. Fue ganador del Premio de periodismo Simón Bolívar.@SergioSilva03ssilva@elespectador.com

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