
Casey Harrell, paciente con ELA, que ha sido voluntario en los estudios de BrainGate2.
Foto: NYT - Ian C. Bates
Durante décadas, los neuroingenieros han soñado con ayudar a las personas que han quedado aisladas del mundo del lenguaje.
Una enfermedad como la esclerosis lateral amiotrófica, o ELA, debilita los músculos de las vías respiratorias. Un derrame cerebral puede matar las neuronas que normalmente transmiten las órdenes para hablar. Tal vez, al implantar electrodos, los científicos podrían registrar...
Por Carl Zimmer / The New York Times
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