![La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) acaba de actualizar su último informe clínico. De acuerdo con esta organización, los mayores beneficios para los menores provienen del juego en el que la mente del niño toma la delantera mientras los adultos acompañan. / Pixabay](https://www.elespectador.com/resizer/v2/QHINSLH7NFAHRCQBGJX53O6KFY.jpg?auth=bcd8faeab965cce0b3717fd3f35bd80bb13d1ace7117004a12d3298c2fb595de&width=920&height=613&smart=true&quality=60)
Pareciera que las distracciones son más ahora. Las horas de trabajo, el tiempo invertido en smartphones, el estrés del día, entre muchas causas más impiden que los padres se relacionen directamente con sus hijos. Esa fue una de las conclusiones del informe clínico que la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) publicó hace una década. En la actualización de este estudio, que recien sale a la luz, pediatras internacionales advierten que la situación no ha cambiado a pesar de que está comprobado que los mayores beneficios para los niños provienen del juego. (Lea: Los químicos que pediatras recomiendan tener lejos de los niños)
La explicación está en que el juego es la construcción del cerebro según Jaak Panksepp, neurocientífico y psicólogo, que ha estudiado profundamente la base neurológica de la emoción en animales. De acuerdo con el experto, en quien se basa el informe de la AAP, el juego hace parte de los siete sistemas emocionales innatos que tiene el cerebro medio. De hecho, su teoría ha sido comprobada en ratas, a quienes les encanta jugar para luego producir un efecto llamado "risa de rata". Esto lo hacen durante la juventud, lo que parece asociarse con cambios en el área del cerebro con el fin de fortalecer sus procesos de interacción social.
Por eso, los pediatras de la AAP hacen un llamado de atención a los padres para que compartan el juego con ellos. En este caso, los juegos que deben implementarse son aquellos en que el niño toma la delantera con su mente y el adulto acompaña y apoya la autonomía y creatividad del pequeño. El objetivo es que sea una relación cara a cara. Incluso, los autores del estudio recomendaron a los pediatras, "prescribir" el juego como una receta para los niños sanos hasta los 2 años.