En la mañana de este lunes, 14 de julio, la Fundación Santa Fe emitió un nuevo parte médico sobre el estado de salud del senador Miguel Uribe Turbay, quien sufrió un atentado el pasado 7 de junio.
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En el comunicado, la Fundación explicó que Uribe Turbay “ha mostrado una respuesta clínica favorable y estable, evidenciada tanto en las recientes imágenes diagnósticas realizadas (resonancia magnética, tomografía, Doppler, entre otras), como en su respuesta a las intervenciones quirúrgicas y médicas”.
Además, indicó que, “como parte del proceso integral de atención, se inició el protocolo de neurorehabilitación”. Pero, ¿qué significa esta nueva etapa en el tratamiento del senador?
De acuerdo con la Universidad Autónoma de Chile, se trata de un proceso terapéutico dirigido a la recuperación de funciones motoras, cognitivas y sensoriales en pacientes con lesiones neurológicas, provocadas por accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos o enfermedades neurodegenerativas.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, define la neurorehabilitación como un proceso activo mediante el cual las personas con alguna lesión o enfermedad neurológica pueden alcanzar el nivel de recuperación más óptimo posible.
Con este proceso, se lee en el volumen 34 del Acta Médica Colombiana, se busca que el paciente recupere el mayor nivel de funcionalidad e independencia, mejorando su calidad de vida física, mental y social, con el objetivo de integrarse a su entorno de la manera más apropiada.
A largo plazo, se espera que este tratamiento “contribuya a la recuperación del sistema nervioso lesionado y minimizar y/o compensar por las alteraciones resultantes”, complementan los autores del artículo en el Acta Médica.
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Para alcanzar estos objetivos, la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins recomienda implementar actividades relacionadas con la vida diaria, como comer, vestirse, bañarse, usar el baño, escribir a mano, cocinar y realizar tareas domésticas básicas.
También sugiere el apoyo en terapia del habla, para mejorar aspectos como el lenguaje, la lectura, la escritura o la deglución; así como estrategias para el manejo del estrés, la ansiedad y la depresión, la reeducación de la vejiga y los intestinos, o ejercicios para mejorar el movimiento, el control muscular, la marcha y el equilibrio.
Las personas que pueden requerir neurorehabilitación, añade la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, son aquellas que han presentado alguna afectación en el sistema nervioso, como las causadas por los trastornos vasculares, infecciones, traumatismos, trastornos estructurales o neuromusculares, trastornos episódicos o trastornos degenerativos.
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