Mucho se especula si debo salir o no a exponerme a un potencial contagio por el virus SARS-COV-2 después de vacunarme contra el COVID-19. Bueno, les contaremos de una forma fácil qué pasa una vez nos inyectan con el biológico o vacuna. La vacuna tiene varios componentes como es el vehículo, un líquido para diluir; el adyuvante, que es el componente que protege a la vacuna de daños en los tejidos donde se inyecta; y, finalmente, la parte derivada del virus. El tercer componente señalado puede ser el virus completo inactivado, una proteína derivada del virus o un elemento que induce la producción de material genético viral (ARNm) o que la transporta (vector de adenovirus) dentro de la célula de la persona vacunada; este último elemento es el que finalmente es reconocido por el sistema inmune y contra el cual empezará a montar los mecanismos de defensa. (Lea ¿Vamos bien con la vacunación en Colombia? Primero hay que resolver otra pregunta)
El principal componente vacunal es la proteína de espícula o proteína S derivada del virus SARS-CoV-2, excepto en las vacunas de virus completo inactivado donde la respuesta sería contra todos los componentes de la estructura del agente patógeno.
Ahora bien, la inmunidad se divide fundamentalmente en dos grandes áreas que son la inmunidad natural o innata y la inmunidad específica. La inmunidad natural es la que actúa en minutos u horas. De esta hacen parte células y componentes de la inflamación. A esta, le sigue la inmunidad que se adapta al agente infeccioso, de ahí su calificación de específica; usualmente toma días para ser desarrollada. Esta inmunidad está conformada por los linfocitos de los cuales tenemos dos tipos principales: los linfocitos B, que son los antecesores de las células productoras de anticuerpos, y los linfocitos T, que actúan directamente sobre las células infectadas o produciendo sustancias solubles necesarias para la eliminación del agente infeccioso.
Una vez la aguja penetra la piel se descarga el contenido en el tejido subcutáneo, lo que induce inflamación atrayendo células de la inmunidad natural que tienen capacidad de ingerir las partículas de la vacuna, fenómeno que ocurre en horas. Estas células conocidas como fagocitos toman el componente de la vacuna que son proteínas y lo procesan en pequeños fragmentos o péptidos que son cargados en una molécula que salen a la superficie de las células y lo presentan a los linfocitos T. Por lo tanto, después de la vacunación es común que usted puede tener efectos locales como inflamación y dolor en el sitio de inyección, porque es parte del proceso. Algunos presentan efectos más generales (denominados sistémicos) que puede ser algún grado de fiebre, malestar general y cansancio que son inducidos por moléculas inflamatorias producidas por el sistema inmune y que son liberadas en el torrente sanguíneo. En general, muchos de estos efectos no se presentarán más posterior a las 48 horas post-vacunación. Y apenas estamos en los dos primeros días.
Una parte de las células que cargan fragmentos de la vacuna alcanzan los nódulos linfáticos de la región cercana donde fue inyectada, usualmente el brazo izquierdo, y llegan a los nódulos axilares del mismo lado. Si por casualidad nota una inflación de los “ganglios” no se asuste, puede ser parte de la respuesta a la vacuna. Otra parte de la vacuna o las células que la ingirieron tendrá como función, en primer, lugar estimular los linfocitos B y, en segundo, hacer una presentación formal de la parte del virus a los linfocitos T; así los linfocitos quedan informados de la presencia de un virus y posteriormente estas células específicas y entrenadas para reconocer el virus se dividen varias veces para generar una descendencia con características similares.
Esa progenie de células entrenadas viaja posteriormente a la sangre para llegar a los tejidos. Estas células que tienen una baja “capacidad” de reconocer el virus original deben además recibir la información o “señal” para viajar hacia la vía respiratoria donde entrarán en contacto con el agente infeccioso. Este fenómeno se conoce como localización o direccionamiento. Los anticuerpos que neutralizarán el virus aparecerán entre los días 10 a 15 posterior a la inyección, pero no son tan abundantes y menos afines al virus. Con la segunda dosis, que varía dependiendo de la vacuna (3, 4 o 12 semanas) se repite la historia descrita, pero además de inducir linfocitos nuevos específicos de la vacuna, rescata los inducidos en la primera dosis aumentando su capacidad y la velocidad de respuesta cuando se encuentren con el virus.
Asimismo, se genera una memoria inmune, es decir células que recuerdan que vieron el agente infeccioso en el caso de una posible infección futura. Por estas razones es que usted debería cuidarse de forma similar una vez esté vacunado y continuar hasta recibir el esquema completo. La protección no es inducida de forma inmediata una vez puesta la vacuna, todo este gran proceso toma su tiempo.
*Profesor Titular - Facultad de Medicina-Universidad de los Andes