“Cómo puedes estar tan seguro de que la llevaste al más alto éxtasis sexual si la mayoría de las mujeres, en una u otra ocasión, han fingido un orgasmo”, le dice Sally (Meg Ryan) a su amigo Harry (Bill Cristal) en una de las escenas más famosas de la película When Harry Met Sally (1989). No contenta con asegurárselo, Sally se coge la cara y el pelo y en frente de un restaurante repleto de gente comienza a gemir y a agarrase de la mesa.
Lo que han demostrado diferentes estudios científicos es que Sally tenía razón, al estimar que al menos el 60% de las mujeres alguna vez han engañado a su pareja haciéndole creer que han tenido un orgasmo.
Una reciente investigación de la Universidad de Temple y del Kenyon College en Estados Unidos quiso dar una explicación científica mediante un cuestionario que respondieron 398 mujeres heterosexuales entre los 18 y 32 años. Ellas contestaron preguntas relacionadas con los comportamientos, creencias y sentimientos sexuales, y los resultados determinaron cuatro razones para entender el engaño que pocos reconocen.
Hay mujeres “altruistas” que se sacrifican para que su pareja no se sienta incómoda ante la impotencia. Algunas de las seleccionadas confesaron que cuando fingen un orgasmo, lo hacen para evitar herir los sentimientos de su compañero cuando éste no logra llevarlas al punto de clímax. Pero, una razón opuesta también cabe dentro de las explicaciones. El miedo y la inseguridad por no complacer a su pareja las lleva a fingir; los expertos aseguraran que se debe a emociones negativas relacionadas con el pasado sexual.
También hay mujeres que fingen un orgasmo para elevar su grado de excitación, y señalan que hacerlo es una herramienta muy efectiva para sentir más placer. Y están aquellas que aseguran fingir para hacer que la relación llegue a su fin ante un poco placentero encuentro sexual.
Según el estudio, este es un tema que preocupa al 90% de los hombres y por ello cuando lo saben sulen sentirse deprimidos.
Además, la sexóloga Carolina Londoño, del Centro Psicológico Integrado en Medellín, cree que esta conducta femenina también puede responder a la enfermedad que se conoce como anorgasmia. Según la experta, hay mujeres que no tienen o no sienten un orgasmo porque no lo perciben físicamente o incluso porque les da miedo lo que su pareja pueda llegar a pensar; sienten pena de sus gestos o comportamientos cuando experimentan un orgasmo.
Las razones para sufrir de esta enfermedad, en ocasiones ni siquiera tienen que ver con aspectos relacionados con la pareja o el acto sexual, sino con la vida cotidiana de una mujer, señaló Londoño. La especialista considera que los problemas económicos, familiares, laborales, entre otros, juegan un rol importante en el rendimiento sexual de las personas y son una razón suficiente para que, por temor a lo que su pareja pueda pensar, se vean obligadas a fingir el placer.
Para Carolina Londoño, antes que cualquier cosa, los orgasmos son un derecho humano y un permiso que las mujeres deciden darse. “No es sólo cuestión de que el hombre no sea lo suficientemente bueno para hacer que la mujer llegue a ese punto. Es un problema que en ocasiones requiere de una ayuda especializada y del que no se puede salir simplemente con engañarse a sí misma y a la pareja”, recalca la especialista. La solución al problema no es fingir, sino lograr experimentar y disfrutar lo que los francés han llamado la pequeña muerte.
Por Redacción Vivir
