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Los ministros y altos responsables de comercio de los 164 países que integran la Organización Mundial del Comercio (OMC) se quedaron con las maletas hechas tras la suspensión de la conferencia ministerial en la que iban a participar la próxima semana en Ginebra (por la aparición de una nueva variante del coronavirus) y en la que se esperaba una decisión para favorecer un acceso más equitativo a las vacunas contra la covid-19. (En contexto: El mundo no logra acuerdo para liberar las patentes de vacunas anticovid)
En el último año se han acumulado en la OMC una serie de debates infructuosos en torno a la propuesta de India y de Sudáfrica para suspender las patentes (derechos de propiedad intelectual) que protegen las invenciones relacionadas con la lucha contra la pandemia: vacunas, tests, tratamientos y cualquier otro insumo para el mismo fin.
El objetivo de la propuesta de esos países es que los productos puedan ser fabricados en versión genérica en los países en desarrollo, aumentando su disponibilidad y reduciendo su precio, una idea a la que la Unión Europea, Suiza y el Reino Unido se oponen frontalmente y a la que han planteado una alternativa mucho más limitada y fácilmente controlable. (Le recomendamos: La confusa postura de Colombia sobre la suspensión de patentes para las vacunas)
El resto del mundo apoya la liberalización de las patentes relacionadas con la pandemia y esta iniciativa, incluso, recibió el respaldo de Estados Unidos, aunque desde entonces poco ha contribuido a las discusiones, prefiriendo adoptar un rol de observador.
Los países que defienden esta posición y la sociedad civil (representada por las oenegés) confiaban en que la reunión ministerial que se ha suspendido, se diera visibilidad mundial a estos debates y que, presionados por el imperativo moral de facilitar el acceso de los países más pobres a las vacunas, los países que se oponen ofrecieran concesiones. (Le puede interesar: ¿Qué pasaría si se suspenden las patentes de las vacunas contra el COVID-19?)
La conferencia de ministros de la OMC ha sido, de forma paradójica, víctima por segunda vez de la pandemia, después de un primer aplazamiento en 2020 y ahora del que acaba de anunciarse, lo que prolongará el status quo no solo en la cuestión de la pandemia, sino en otra negociación clave que parecía podía salir adelante: la eliminación de los subsidios a la pesca ilegal o que incurre en prácticas de sobreexplotación.
Horas antes de comunicarse la decisión -discutida en una reunión urgente de embajadores de todos presentes en Ginebra-, el Gobierno suizo prohibió todos los vuelos procedentes de Africa austral y ordenó que todo el que llegase de Sudáfrica, Hong Kong, Israel y Bélgica (territorios y países donde la nueva variante ómicron se ha detectado) debían ponerse en cuarentena durante 10 días, además de presentar un test negativo de covid.
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, dijo que esas restricciones de viaje implicaban que muchos ministros y delegados se hubiesen quedado sin poder participar en persona en las negociaciones, lo que en la práctica los habría puesto en desventaja frente a los negociadores que sí hubiesen podido viajar a Ginebra.
Desde el inicio de la pandemia y hasta hace pocos meses, las reuniones de la OMC tuvieron que realizarse de forma virtual, pero la opinión general era que esto hacía imposible tener la interacción que requieren negociaciones de este tipo, complejas y políticamente sensibles.
“Esta recomendación no ha sido fácil, pero como directora general mi prioridad es la salud y la seguridad de todos los participantes en la conferencia, es decir ministros, delegados y sociedad civil. Es preferible pecar de cautela”, sostuvo Okongo-Iweala.
“Esto no significa que las negociaciones deben interrumpirse, sino todo lo contrario. Las delegaciones en Ginebra deben recibir el poder necesario para cerrar los desacuerdos que persisten”, dijo el presidente del Consejo General de la OMC (máximo órgano de decisión entre conferencias ministeriales), el embajador hondureño, Dacio Castillo.
Esta invocación será, no obstante, difícil de atender, puesto que los desacuerdos en los temas más importantes, de patentes y de pesca, ya no requieren de más análisis técnico, sino de voluntad política para salir adelante, un elemento que solo los ministros pueden proporcionar o negar. Una reunión a un nivel oficial tan alto no tiene lugar en la OMC desde diciembre de 2017.