
Matthew Campen, el toxicólogo que está al frente del laboratorio de la Universidad de Nuevo México.
Foto: Gabriela Campos - The New York Times
En un laboratorio del sótano de la Universidad de Nuevo México, Marcus Garcia rebuscaba en un contenedor lleno de residuos plásticos. Recogió botellas, trozos de red de pesca, un cepillo de dientes, un vaso con un personaje de Pokémon y un GI Joe.
“¡Sí!”, exclamó, levantando una punta de pipeta desechada. “La encontré”.
Garcia, becario postdoctoral en ciencias farmacéuticas, descubrió la punta de pipeta el verano pasado con unos colegas en una remota playa de Hawái. Estaba milagrosamente intacta, aunque probablemente se había degradado durante...
Por Nina Agrawal / The New York Times

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