Tener niveles genéticamente más altos de testosterona incrementa el riesgo de enfermedades metabólicas –como diabetes tipo 2– en las mujeres, mientras que reduce el riesgo en los hombres. Igualmente, los valores más altos también aumentan los riesgos de cáncer de mama y endometrio en ellas, y de próstata en ellos. Estas son las conclusiones del mayor estudio realizado hasta la fecha sobre regulación genética de los niveles de hormonas sexuales, publicado esta semana en la revista Nature Medicine. (Lea: "Colombia, uno de los pocos países donde alguien que no es profesional en farmacia entrega medicamentos": Javier Guzmán)
Los estudios de población han descrito muchas asociaciones entre los niveles de testosterona y las enfermedades metabólicas. Sin embargo, los ensayos realizados hasta la fecha han sido demasiado pequeños para comprender cómo la testosterona puede influir directamente en el riesgo de patologías.
Dirigido por un equipo de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Exeter (ambas en Reino Unido), este nuevo trabajo revela que, si bien existe un fuerte componente genético en los niveles de testosterona circulante en hombres y mujeres, los factores genéticos involucrados son muy diferentes entre los sexos.
“Los niveles de testosterona en hombres y mujeres son hereditarios (~20%) y están influenciados por el efecto combinado de muchos genes y variantes genéticas. No obstante, dichos niveles están regulados de forma completamente diferente en ellos”, explica a SINC John Perry, investigador de la Universidad de Cambridge y coautor del artículo
El grupo utilizó estudios de asociación amplia del genoma (GWAS, por sus siglas en inglés) en 425.097 participantes del Biobanco del Reino Unido para identificar 2.571 variaciones genéticas asociadas a la hormona sexual testosterona y su proteína globulina (SHGB), fijadora de dichas hormonas. Sus análisis genéticos fueron verificados en estudios adicionales, entre ellos el estudio EPIC-Norfolk y Twins UK, y encontraron un alto nivel de concordancia con sus resultados en el biobanco.
Relación causal entre testosterona y enfermedad
Los expertos utilizaron un enfoque llamado aleatorización mendeliana, que utiliza las diferencias genéticas que ocurren naturalmente para entender si las asociaciones conocidas entre los niveles de testosterona y la enfermedad son causales en lugar de correlativas, es decir, debido a los efectos del envejecimiento y la obesidad.
El trabajo muestra cómo en las mujeres la testosterona alta aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en un 37 % y el del síndrome de ovario poliquístico en un 51 %. Sin embargo, también descubrieron que tener niveles de testosterona más altos reduce el riesgo de diabetes tipo 2 en los hombres en un 14 %. Además encontraron que la testosterona más alta aumentaba los riesgos de cáncer de próstata en los hombres y de cánceres sensibles a las hormonas en las mujeres, como el de mama o endometrio.
“El hecho de que los niveles de testosterona genéticamente más altos aumenten el riesgo de síndrome de ovario poliquístico en las mujeres es importante para comprender el papel de la testosterona en el origen de este trastorno común, en lugar de ser simplemente una consecuencia de esta condición”, añade Perry.
No tomar suplementos sin supervisión
El tratamiento con testosterona se utiliza para reducir los niveles en hombres y mujeres con ciertos tipos de cáncer. También se utiliza en las mujeres para tratar los síntomas derivados del síndrome de ovario poliquístico. Sin embargo, existe una tendencia creciente en el uso de suplementos para tratar los signos del envejecimiento, como la función sexual y la pérdida de la libido.
“Hay que tener cuidado al usar nuestros resultados para justificar el consumo de suplementos hasta que podamos investigar con otras enfermedades, especialmente las cardiovasculares”, destaca Katherine Ruth, una de las autoras de la Universidad de Exeter.
De la misma forma, Perry no recomienda tomar medicamentos para alterar los niveles de testosterona: “Ya existe un gran interés en el uso de suplementos de testosterona. Es más, se ha documentado la prescripción generalizada, por ejemplo, en América del Norte”. “Nuestros hallazgos deberían advertir a quienes ya están tomando o considerando el uso de dichos medicamentos. Necesitamos más datos para entender el papel de la testosterona en las enfermedades del corazón”, concluye.