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Una advertencia antes de ver el próximo video del médico Raúl Salazar

Con argumentos en apariencia lógicos, el popular médico caleño asegura conocer la fórmula para evitar complicarse o morir por COVID-19. Pero enfrentar el coronavirus no es tan sencillo como él lo plantea y puede resultar contraproducente.

Pablo Correa
01 de agosto de 2020 - 02:00 a. m.
La pandemia del COVID-19 ha traído también varios habladores con curas milagrosas que pueden tener riesgos no calculados para muchas personas.
La pandemia del COVID-19 ha traído también varios habladores con curas milagrosas que pueden tener riesgos no calculados para muchas personas.
Foto: Getty Images

A diferencia de muchos charlatanes que se han asomado durante la pandemia con curas milagrosas contra el COVID-19 o ideas conspirativas sobre la pandemia, hay algo que no se le puede negar al médico caleño Raúl Salazar, quien se ha hecho popular por promover un sencillo coctel de medicamentos para evitar las peores complicaciones de esta enfermedad: es un buen orador y sus argumentos a primera vista lucen convincentes. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus)

“El virus como tal no ha matado a una sola persona”, dijo en una de las entrevistas radiales este médico que se presenta como graduado de la U. del Valle y quien lleva varias décadas dedicado a la medicina alternativa. “Todos los muertos son por las complicaciones que genera la respuesta inflamatoria masiva del cuerpo defendiéndose del coronavirus”. Quien haya seguido las discusiones científicas sobre los efectos del SARS-CoV-2 podría estar parcialmente de acuerdo con esta afirmación, considerando que la respuesta inflamatoria exagerada está asociada con los síntomas de la enfermedad.

En sus videos, Salazar va tomando ideas que son parte de los debates médicos actuales, pero les añade hábilmente ideas ligeras de su propia cosecha, convirtiendo sus conclusiones sobre el COVID-19 en una mezcolanza seductora por la esperanza que le devuelve a las personas, pero en la que es difícil separar la verdad de las torpezas.

Salazar asegura que ninguno de los 200 pacientes que ha tratado con coronavirus se complicó. Dejando de lado que en medicina a las anécdotas sin un riguroso respaldo documental no se les atribuye mucho valor, pues cualquiera puede inventar lo que se le ocurra, el problema es que Salazar vende una falsa esperanza. Más aún: una solución que puede traer riesgos no calculados para muchas personas.

El médico alternativo, quien también promueve la homeopatía y el cuestionado negocio con el hongo ganoderma, ha cacareado en todas las entrevistas que la fórmula para hacer frente al COVID-19 se consigue en cualquier farmacia de barrio e incluye aspirina, sumado a un antibiótico y algún corticoide. (Lea: Los problemas con la hipótesis de Rosselli sobre el debilitamiento del coronavirus)

“El sentido común y la plausibilidad biológica nos puede llevar a conclusiones erradas”, dice el médico Juan Sénior, expresidente de la Asociación Colombiana de Medicina Interna. Ya en 1966 el profesor David Sakket, médico canadiense y pionero de la medicina basada en la evidencia, reclamaba que la medicina debe basarse en “la utilización consciente, explícita y juiciosa de las mejores pruebas disponibles para tomar decisiones sobre el cuidado de pacientes individuales”.

Aspirina

Salazar propone tomar una aspirina al día por cinco días desde el diagnóstico de la infección para prevenir la formación de trombos asociada al COVID-19. El núcleo de verdad es que a lo largo de la pandemia sí se han establecido alteraciones en la coagulación en algunos pacientes con COVID-19, sin embargo, en el escenario opuesto también se han reportado episodios de hemorragia en los pulmones Ahí está un primer problema del “sentido común” de Salazar: generaliza y deja por fuera del tintero la mitad de lo que observan otros médicos.

Los galenos en todo el mundo ya han integrado el uso de anticoagulantes, como la heparina, al tratamiento de sus pacientes. Una recomendación que hasta la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha respaldado. Pero de ahí a afirmar que tomar preventivamente aspirina evita el avance a las etapas más complejas de la enfermedad es pura especulación, olvidando que su uso indiscriminado implica otros riesgos, como el sangrado de vías digestivas, gastritis hemorrágica y hasta reacciones alérgicas.

Esto no significa que sus colegas en el mundo no estén pensando que la aspirina podría traer algún beneficio. De hecho en una de las páginas en la que se registran este tipo de estudios, aparecen 10 ensayos clínicos relacionados con la aspirina y COVID-19.

Puede leer: Dexametasona, una esperanza para los casos graves de Covid-19)

¿Antibióticos antes de tiempo?

La discusión sobre el uso de antibióticos está mucho más clara. Es claro que en los pacientes críticos afectados por el virus SARS-CoV-2 la situación se puede complicar por la aparición concomitante de otra infección provocada por bacterias. Los médicos tienen bastante claro que ante esa eventualidad su mejor aliado son los antibióticos. Pero esto es muy diferente a lo que propone Salazar, que todo aquel que se contagie tome antibióticos desde los primeros días de la infección.

Al respecto, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE, por su sigla en inglés), así como la OMS, han desalentado la terapia con antibióticos o la profilaxis antibiótica para los casos sospechosos de COVID-19 o para los pacientes confirmados con síntomas leves, y sugieren prescribirlos solo ante sospecha de coinfecciones bacterianas que se presentan generalmente en los casos graves y críticos. Lo mismo han hecho los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y las autoridades chinas en sus guías de manejo.

En la revista “Journal of Infection” recientemente se publicó una revisión de 30 estudios sobre el tema, que incluían en total 3834 pacientes. Se estableció que solo el 7 % de los pacientes hospitalizados con COVID-19 fueron reportados con evidencia de coinfección bacteriana, pero más del 90 % del total de esos pacientes hospitalizados recibió tratamiento antibiótico empírico. Una señal de que muchos abusan de los antibióticos sin necesidad aumentando el problema de resistencia a estos medicamentos.

Es importante reconocer que la automedicación con antibióticos frente al diagnóstico de COVID-19 no es inocua, aún no ha demostrado ningún resultado significativo en los pacientes con síntomas leves o moderados y hasta ahora está indicado sólo en caso de coinfección bacteriana la cual debe ser identificada por el médico tratante y su ingesta temprana apunta a que probablemente no cambiará el curso de la infección por el coronavirus.

¿Y los corticoides?

El último ingrediente del coctel de Salazar son los corticoides, sustancias que hace muchas décadas son parte del arsenal médico y sirven para detener procesos inflamatorios. Desde que comenzó la pandemia, como ya lo hacían al tratar otras neumonías, los médicos en diferentes partes del mundo comenzaron a usar corticoides con sus pacientes hospitalizados. Hoy, uno de ellos, la dexametasona, ha mostrado los resultados más prometedores para ayudar a los pacientes que llegan a las unidades de cuidados intensivos. Un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine, en el que participaron 6 mil personas, arrojó un rayo de esperanza.

En el grupo de pacientes que recibieron ventilación mecánica más dexametasona, la incidencia de muerte fue de 29,3 % frente a 41,4 % entre los que recibieron los tratamientos habituales. Esa diferencia fue mucho menor entre los que recibieron oxígeno y dexametasona (23,3 %) frente a los del tratamiento usual (26,2 %). (Le puede interesar: “Somos humanos, no superhéroes”: infectólogo afectado por COVID-19)

Sin embargo, el mismo trabajo detalló una conclusión muy clara en total contravía de las recomendaciones de Salazar: “No hubo evidencia de que la dexametasona proporciona algún beneficio entre los pacientes que no recibían asistencia respiratoria al azar, y los resultados fueron consistentes con posibles daños en este subgrupo”. Michael Ryan, Director Ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS ha sido claro al respecto: “este medicamento es reservado únicamente para los pacientes críticos que están con ayuda respiratoria”.

Ese último trabajo demuestra con claridad el peligro que entraña en medicina la lógica de Salazar: el sentido común puede llevar a conclusiones erradas.

El Colegio Médico Colombiano se pronunció frente a los planteamientos de Salazar. “Lo dicho por el doctor Salazar tiene serias consecuencias en la salud de la población, para quienes no tienen un conocimiento del tema que les permita discernir y quienes confiados en el título de quien les habla pueden adoptar posturas nocivas a la hora de enfrentar un contagio… las verdades a medias o las conclusiones sesgadas a partir de premisas verdaderas conducen al error, al igual que el hecho de confundir en la argumentación y en el análisis una hipótesis o teoría en estudio, con una verdad definida”.

Asi mismo, plantearon que “el debate científico basado en las evidencias, no en testimonios anecdóticos (propios de la mitología y las creencias no científicas), desarrollado por la comunidad médica y científica mundial (conocedores y expertos) es necesario y no puede irresponsablemente desconocerse publicando información con medias verdades y falsas conclusiones que al acatarse pueden afectar gravemente la vida de las personas”.

Si se desarrollan síntomas que sugieran COVID-19, lo más importante y sensato que se puede hacer es acudir al médico tratante, que le realicen la prueba y hablar con su médico sobre posibles manejos para los síntomas, incluido el ingreso al hospital si se presentan síntomas de alarma como dificultad para respirar, dolor torácico, alteración del estado de conciencia, entre otros.

Por ahora la única evidencia para prevenir una infección y con una verdadera solidez científica sigue siendo mantener todas las medidas de bioseguridad y autocuidado.

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