Una batalla para detener a McDonald's en una isla francesa

El alcalde y los habitantes de una turística isla en Francia se oponen desde hace cuatro años a la construcción de un restaurante de la multinacional. Defienden la alimentación orgánica y el desarrollo sostenible.

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Redacción Vivir
24 de agosto de 2018 - 04:27 p. m.
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La isla d'Oléron, con apenas 30 kilómetros de largo, se ha convertido en el epicentro de una dura batalla entre sus pobladores y la multinacional de comida rápida McDonald´s. La empresa quiere conquistar a los turistas que van y vienen a lo largo del año, pero sus habitantes no quieren ser identificados como un destino de “consumo masivo”.

La isla es la segunda isla más grande de Francia. Su población varía entre 22,000 pobladores en invierno a más de 300,000 en verano.

"Oléron es un lugar hermoso, es importante protegerlo", dijo al periódico The Guadian uno de los residentes de la isla, "no necesitamos a McDonald's en un lugar pionero en la alimentación orgánica local, el desarrollo sostenible, el desperdicio cero: formas de vida alternativas que no se basan en el consumo masivo".

La batalla jurídica entre McDonalds y los grupos locales comenzó hace cuatro años cuando la empresa anunció su intención de construir una tienda y Grégory Gendre, el alcalde de la pequeña ciudad de Dolus-d'Oléron, rechazó el permiso.

El pasado otoño un tribunal en la ciudad de Poitiers dictaminó que la ciudad no podía detener a McDonald's. Si lo hacía enfrentaría multas cercanas a los 300 euros por día. Gendre, ex trabajador de Greenpeace, apeló la decisión y el veredicto se espera en septiembre. Por esa razón las personas que lo apoyan han vuelto a manifestarse. Una petición en en línea para oponerse a McDonald´s cuenta con más de 80.000 firmas.

"Esto no es guerra, es solo sentido común", dijo Gendre al periódico The Guardian, "McDonald's representa la manera de hacer las cosas ayer: es la extracción de carbón de los alimentos, totalmente desactualizada".

En todo Francia, la compañía de comida rápida vende más de 2 millones de raciones al día. No es la primera vez que la empresa tiene una relación conflictiva con los franceses. En 1990 el granjero frances José Bové lideró un movimiento similar contra la empresa. En México ocurrió algo similar en la ciudad de Oaxaca cuando sus pobladores se opusieron a la apertura de un restaurante en la plaza principal. En 2002 un juez falló a favor de la comunidad.  

 

Por Redacción Vivir

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