Una microdosis de hongos mágicos podría aumentar la creatividad, según estudio

Un nuevo estudio de la Universidad de Leiden (Holanda) reveló que una dosis precisa de psilobicina (el compuesto que provoca el viaje con los hongos mágicos) aumentó la creatividad, además de ser terapéutico para combatir la depresión y la ansiedad crónica.

- Redacción Vivir
25 de agosto de 2018 - 12:45 a. m.
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En algunas culturas mexicanas, los hongos  que contienen como principio activo la psilocibina son considerados  intermediarios de la divinidad. En náhuatl españolizado "teonanacatl", o carne de dios, un término similar al que la cultura psicodélica moderna ha utilizado para ciertas plantas psicoactivas, "que llevan a dios dentro".

Además de estas anécdotas hay miles en donde escritores, aficionados y científicos de todas épocas han plasmado sus experiencias con los hongos y su compuesto principal: la psilobicina. Este es un compuesto natural que se encuentra en alrededor de 200 especies de hongos, que en distintas concentraciones, guardan el compuesto en su sombrero o incluso en el tallo, y tiene una toxicidad muy baja, es decir que difícilmente una dosis de hongos podrá matar un humano.

De un tiempo para acá, los usuarios de este compuesto comenzaron a notar que no necesariamente hay que hacer un viaje trascendental cada vez que se consumen hongos. El periodista Baynard Woods documentó en un extenso artículo su experiencia con la microdosificación con LSD en la revista Vox. “Yo ya estaba empezando a sentir como que no tenía que saber todo lo que ocurre en cada momento. Estaba menos ansioso”, escribe.

Para no ir más lejos, y según reportó la revista Stat News, en Reddit hay miles de usuarios que dicen que consumir modestas dosis de hongos aumentaba su creatividad, calmaba la ansiedad, disminuía la necesidad de cafeína y reducía la depresión. Hay suficiente evidencia (por lo menos anecdótica) de que las dosis de viaje podrían tener efecto. Tanto así que el miércoles, Compass Pathways, con sede en Londres, recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDS) para un ensayo clínico de Fase 2B de psilocibina (en dosis mayores que la microdosis) para la depresión resistente al tratamiento.

“Sin embargo, la investigación en microdosificación es mínima”, apunta la revista. Tan solo desde hace 10 años, el conocido psicólogo e investigador de “drogas psicodélicas” del Hospital Jhon Hopkins, James Fadiman, propuso a la comunidad científica el término “microdosificación” y desarrolló un protocolo para usarlo.

El problema es que, a pesar de estos avances, la psilocibina está incluida en la lista de Lista de Sustancias psicotrópicas bajo control internacional de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (INCB).

Pero el año pasado, Holanda dio un paso inmenso en materia de investigación y pidió a esta junta que se abriera la posibilidad de investigar la microdosificación de ese compuesto en su país.

El renovado interés científico tiene que ver con los numerosos reportes que han aparecido en los últimos años y que sugieren que la psilocibina podría tener efectos antidepresivos o actuar como ansiolítico, lo que en consecuencia, llevaría al desarrollo de medicamentos psiquiátricos más efectivos.

Esta semana, en el primer estudio de este tipo, científicos holandeses encontraron que las microdosis de psilocibina no tienen efecto notorio en la capacidad de resolver problemas, el razonamiento racional o el razonamiento abstracto. Incluso, concluyeron que la microdosis parece mejorar dos formas de pensar que subyacen a la creatividad.

"El rendimiento fue significativamente mayor" en las pruebas de pensamiento convergente y divergente, dijo el psicólogo Bernhard Hommel de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, y autor principal del estudio, a Stat News.

El pensamiento convergente es la capacidad de enfocarse en conceptos abstractos para identificar una solución única a un problema bien definido. El pensamiento divergente requiere incursiones mentales serpenteantes y flexibilidad mental. Ambos son ingredientes de la creatividad.

Funciona así con cualquier dosis: la psilocibina (O-fosforil-4-hidroxi-N, N-dimetiltriptamina) se une al neurotransmisor serotonina. Los neurotransmisores son sustancias químicas creadas por el cuerpo que transmiten señales (información) desde una neurona hasta la siguiente a través de unos puntos de contacto llamados sinapsis.

Puntualmente, la serotonina es conocida como la "hormona de la felicidad" porque los niveles bajos se relacionan con sentimientos de depresión y obsesión. También juega un papel en la digestión, la regulación de la temperatura corporal, etc.

La corteza cerebral está repleta de estos receptores, “y se necesita una dosis mínima de psilocibina que se requiere para activarlos. Es una cuestión empírica que intentamos abordar”, dijo Bernhard Hommel, de la Universidad de Leiden, autor principal del estudio.

En el estudio, los científicos se enfocaron en efectos que reportaron sus sujetos de prueba: creatividad, capacidad de resolver problemas. Luisa Prochazkova, una de las investigadoras, invitó a los miembros de la Sociedad Psicodélica de los Países Bajos a participar en el estudio, que tiene 38 miembros. Todos aceptaron ser los sujetos de investigación.

En términos médicos, una dosis completa de un compuesto como el LSD son entre 150 y 250 µg de la sustancia por vía oral. Esta es la dosis, digamos, “cósmica”. Para los hongos mágicos –la psilocibina– es de 3 gramos. Para los científicos, una “microdosis” de LSD consiste en un cuarto de la dosis cósmica, o menos. Para el caso de los hongos mágicos, una microdosis sería de 0.33 gramos.

Antes de tomar la dosis (o mejor dicho, la microdosis), los voluntarios tomaron tres pruebas psicológicas estándar: dos relacionadas a la solución creativa de problemas y una prueba de inteligencia abstracta, o fluida.

Luego, los científicos realizaron análisis químicos de las muestras de hongos para determinar la cantidad de psilocibina que contenían. Los participantes promediaron 0.37 gramos de la preparación seca, que puede tomarse con alimentos o envasarse en cápsulas de gel.

Noventa minutos después de tomar la microdosis, los participantes hicieron las pruebas de nuevo, y según los científicos, su desempeñó en las pruebas de creatividad mejoró por los menos, dos puntos. “Tomados en conjunto, los tres hallazgos sugieren que las microdosis de psilocibina no tienen un efecto notable en la capacidad de resolución de problemas, pensamiento racional y razonamiento abstracto llamada inteligencia fluida. Pero parecen mejorar dos formas de pensar que subyacen a la creatividad”, anotaron los investigadores.

“Este estudio es un apoyo cuantitativo para medir las propiedades de mejora cognitiva de las microdosis psicodélicas, pero la investigación futura deberá confirmar estos hallazgos preliminares. Especulamos que los psicodélicos podrían afectar las políticas de metacontrol cognitivo al optimizar el equilibrio entre la persistencia cognitiva y la flexibilidad. Esperamos que este estudio motive futuros estudios de microdosificación con diseños más controlados para probar esta hipótesis”, concluyeron. (Lea también: El éxtasis podría ayudar a tratar el estrés postraumático en soldados)

El estudio, sin embargo, no está exento de dudas ni es infalible. Por ahora está publicado en BioXRiv, un repositorio de preimpresión de acceso abierto para ciencias biológicas, lo que significa que aún no ha pasado por revisión de pares.

Por otro lado, y según apunta Stat News, el estudio no contó con un grupo de control de personas que hayan tomado algo más que la psilocibina (como café u otro compuesto) para medir el efecto de la sustancia, además, los sujetos hicieron las pruebas cognitivas una vez, lo que puede haberles dado algo de experiencia. Hacerlos duchos en los tests. (Lea también: Hongos mágicos, una opción para resetear los cerebros deprimidos)

Pero los resultados parecen coincidir con otro estudio reciente sobre el uso de la psilocibina, que también fue publicado en BioXRiv, en julio de este año. En este caso, los científicos dirigidos por la neurocientífica computacional Joana Cabral de la Universidad de Oxford utilizaron escáneres por resonancia magnética para estudiar la actividad cerebral de nueve personas que se ofrecieron como voluntarios para recibir inyecciones de 2 miligramos de psilocibina, un gramo menos que lo que se considera la dosis completa, y una dosis mayor que la del estudio holandés.

En el caso del estudio gringo, el químico cambió la conectividad funcional de varias regiones cerebrales, de modo que las regiones del cerebro asociadas con la razón, la lógica y el buen comportamiento se “desestabilizaron”, informaron los científicos, fusionándose con otras actividades en regiones cerebrales más "emocionales" “Se produjo conciencia no restringida y una sensación de que todo está conectado a todo lo demás”, escribieron. En otras palabras, se aumentó la creatividad, pero no se disminuyó la capacidad motora, o del habla.

No es la primera vez que los científicos se ocupan de observar los efectos de la psilocibina en los tratamientos antidepresivos, pero sí es la primera vez que se ocupan de observar los efectos de microdosis de este compuesto sobre la creatividad.

Si en algo coinciden el estudio gringo y el holandés es en que son necesarios más estudios, con más sujetos de prueba y mejor controlados para poder probar esta hipótesis.

Por - Redacción Vivir

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