
Trabajadores de la mina de Aranzazu, en Caldas.
Foto: Cortesía Colectivo Cultural Aranzazu al Día - Recopilador Jorge William Duque Zuluaga
Hace unos diez años, cuando viajé al municipio de Río Quito, en Chocó, una de las primeras advertencias que me hicieron es que fuera muy prudente con el consumo de pescado. La intensa explotación de oro que habían hecho mineros ilegales desde los años noventa, desplazando a muchos mineros artesanales, había contaminado el agua de mercurio, un elemento que se puede acumular en algunas especies.
Entonces, todos sabían que usar ese mineral era muy mala idea. Hoy la

Por Sergio Silva Numa
Editor de las secciones de ciencia, salud y ambiente de El Espectador. Hizo una maestría en Estudios Latinoamericanos. También tiene una maestría en Salud Pública de la Universidad de los Andes. Fue ganador del Premio de periodismo Simón Bolívar.@SergioSilva03ssilva@elespectador.com

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