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Carreras de drones, ¿el próximo deporte?

Utilizando una tecnología conocida como FPV, el piloto puede tener acceso a la visión que tiene el vehículo.

Santiago La Rotta
16 de agosto de 2015 - 02:22 a. m.

Primero, las cifras: bajo algunos cálculos, se estima que este año haya más de dos millones de drones en el mercado. La gran mayoría de estos serán vehículos no tripulados para uso civil en una variedad de campos que van desde monitoreo de incendios forestales, hasta mantenimiento de infraestructura, como puentes o torres de energía. Una buena porción de estos dispositivos serán usados para capturar imágenes por fotógrafos aficionados o profesionales, productoras de video, cadenas de televisión o estudios de cine. Todas estas son aplicaciones industriales, si se quiere, de una tecnología que, vista desde cierto punto, puede ser ampliamente divertida.

La diversión acá depende, literalmente hablando, del punto de vista, algo que en esta modalidad de vuelo de drones podría calificarse como personal, íntima, cercana. Se trata de una tecnología conocida como FPV (por sus siglas en inglés) y que traduce algo así como video en primera persona: a través de unas gafas (o una pantalla), el piloto de un dron puede tener acceso a la visión del vehículo, volar desde la perspectiva misma del objeto volador, como si lo estuviera tripulando.

Quien haya visto el video del vuelo de un dron ya ha experimentado de qué se trata el FPV de cierta forma. La diferencia es que en las miles de entradas de este tipo que se pueden consultar en Youtube la señal es capturada por una cámara con el propósito de grabar el vuelo, pero no de transmitirlo en vivo hacia el piloto que, a través de esta señal, maniobra el dispositivo.

El asunto no es del todo nuevo, pero sus potenciales aplicaciones han comenzado a despertar un interés que parece puede desbordar a las comunidades de nicho que desde hace algún tiempo encontraron la diversión en todo esto: carreras de drones manejados con FPV.

¿La idea a futuro? Convertir estas carreras en una suerte de deporte en el que el espectador pueda seguir el vuelo de un dron desde la misma perspectiva que tiene el piloto. Si una persona en Fórmula 1 utiliza binóculos para observar la acción en la pista, acá el público podría usar gafas para estar en la primera línea de la competencia, incluso ser parte de ella, de cierta forma.

Buena parte de los vuelos que se realizan con FPV utilizan radiofrecuencias para transmitir la señal de video desde el dron hasta el piloto. Esto permite que alguien con un receptor adecuado y una pantalla de video, o las gafas especialmente diseñadas para este propósito, pueda sintonizar la misma frecuencia y acceder al video en vivo de la carrera.

No hay tecnología perfecta, quizá. Mucho menos una que apenas comienza a perfeccionarse de la mano de una comunidad de aficionados con buenos conocimientos técnicos, pero sin los recursos de una empresa de tecnología. La señal de video en estos casos tiende a ser inestable y presenta interferencias e interrupciones que quizá no afectan el vuelo como tal, pero sí serían una molestia a la hora de escalar esta práctica de hobby a deporte.

Para finales del mes pasado, la Feria Estatal de California incluyó en su programación el primer torneo de drones oficial en EE.UU., en el que compitieron 120 pilotos de nueve países utilizando FPV. Un comienzo humilde, tal vez, pero un comienzo en todo caso, más aún si se tiene en cuenta que buena parte de estas competencias hasta hoy se realizan secretamente en países como EE.UU., Reino Unido y Australia: en algunas ocasiones los drones entran a espacios desocupados, como plantas industriales, para volar a través de pasillos y sótanos plenos de obstáculos, pero que suelen ser propiedad privada.

Hay un interés evidente. Y quizá no resulte exagerado, si se tiene en cuenta que el FPV parece estar probando que no se trata de una tecnología aislada y de nicho, sino una forma de entretenimiento con un nivel de inmersión que puede ser disfrutable no sólo para el usuario primordial, el piloto, sino para toda una audiencia.

1 millón de dólares invirtió el dueño del equipo de fútbol americano Miami Dolphins en una empresa que busca masificar las carreras de drones.

25 mil dólares era el total de la bolsa de premios del campeonato de drones celebrado en la Feria Estatal de California.

6 mil millones de dólares es el valor actual del mercado de drones en el mundo.

Por Santiago La Rotta

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