Supercomputadora puede parecer un término muy complejo, hasta abstracto si consideramos lo lejos que está la población promedio de una máquina de estas. No obstante, la tecnología avanza tan aceleradamente que el trabajo de uno de estos equipos es palpable en casi cualquier esfera de la vida humana en la actualidad.
Hiram Monroy Rocha, commercial senior manager para AMD en Latinoamérica, le explicó a El Espectador de qué estamos hablando cuando nos referimos a una supercomputadora. Además, qué implicaciones tiene sus usos en la sociedad; desde la ciencia y la salud, hasta la industria automotriz, la gobernanza y la seguridad.
¿Qué es una supercomputadora?
Es un equipo que tiene una capacidad de procesamiento muy grande. Y cuando digo muy grande es este tipo de tecnología que se utiliza para investigaciones, que de manera manual llevaría décadas poder hacerlas.
Pueden llevar a cabo simulaciones, y es aquí de donde parte precisamente toda la razón de ser de este segmento de cómputo de alto desempeño, como se le denomina.
En inglés se le ha bautizado High Performance Computing (HPC) y es tradicionalmente utilizado por gobiernos para temas como seguridad nacional, investigación, pero también por empresas privadas como el desarrollo de vacunas, estudio del clima y proyectar ciertos escenarios que requieren una gran cantidad de datos, y en consecuencia una gran capacidad de cómputo.
¿Qué papel juega la inteligencia artificial en todo esto?
Con la llegada de la inteligencia artificial en los últimos años, en realidad, el cómputo de alto desempeño ya no es una necesidad solamente de estos centros de investigación. Gracias a la IA, la industria automotriz está haciendo autos que cada vez son más una computadora, que una que un vehículo mecánico.
Sus capacidades semi-independientes o totalmente independientes, hacen un gran uso de la capacidad de cómputo. Por otro lado, el sector salud también está utilizando cada vez más el High Performance Computing para la detección de anomalías y hacer análisis clínicos más rápidos.
La inteligencia artificial es capaz de hacer simulaciones, a través de algoritmos, tomando una gran cantidad de datos digitalizados. Esto lo que permite es proyectar la evolución del malestar hacia futuro, lo que puede ahorrar tiempo, esfuerzo y por supuesto salvar vidas.
¿En qué otros lugares comunes podemos ver a las supercomputadoras?
Cada vez se democratiza mucho más el uso del cómputo de alto desempeño para fines más prácticos. Otro ejemplo es el sector financiero. No solo para prevenir a los grandes bancos de los ciberataques, sino también en el día a día, cuando un usuario promedio da clic a un link equivocado por desconocimiento.
El HPC forma parte de nuestra vida cotidiana para poder las cosas más fáciles, más rápidas y más seguras en temas tan importantes como el dinero y la salud.
Actualmente, ¿Cómo se ve una supercomputadora?
El cómputo ha evolucionado a pasos agigantados en los últimos 50 años. A principios de la década de 1960 las supercomputadoras podían ocupar habitaciones enteras, pero su capacidad de cálculo hoy puede caber en un teléfono celular.
Entonces no solo estábamos hablando de una evolución en términos de tamaño, sino también en términos de unidades de cómputo. Con la llegada de los transistores y después de los semiconductores se redujo el espacio físico que utiliza una supercomputadora y ahí es donde AMD ha marcado la pauta y el liderazgo.
Por ejemplo, nuestros procesadores EPYC le están permitiendo a las empresas consolidar la capacidad de cómputo que tenían hace cinco años. Ese es el periodo de tiempo en que las empresas hacen una actualización tecnológica de sus centros de datos.
¿Qué hay del consumo energético de estas máquinas?
Ese es otro de los beneficios, en comparación al pasado. Ahora dejan menor huella de carbono a la hora de enfriar los cuartos y disipar el calor. Por ejemplo, “El Capitán”, la supercomputadora más rápida del mundo, está habilitada con procesadores y aceleradores gráficos, superando a la segunda supercomputadora más rápida del mundo, “Frontier”, en capacidad de procesamiento, ambas propiedad de AMD.
¿Qué necesita una supercomputadora para poder funcionar?
Los elementos fundamentales son: un suministro de energía eléctrica, casi siempre proveniente de represas hidroeléctricas, un centro de datos y un aire acondicionado o agua, preferiblemente que es el mejor medio actualmente para enfriar los equipos.
Incluso, algunos elementos líquidos son utilizados para bajar la temperatura del procesador. Sin embargo, aquí lo importante, al menos para AMD, es ofrecer una mayor capacidad de cómputo, pero con un menor consumo eléctrico. Y esto se logra con el desarrollo de microprocesadores más eficientes y mayor cantidad de transistores.
¿Hay algún caso real durante los últimos años?
La vacuna del COVID fue acelerada gracias al cómputo de alto desempeño que se llevó a cabo en estas supercomputadoras. Lo que pudo haber tardado cuatro o cinco años, se llevó a cabo en 10 meses.
Otro ejemplo son los computadores que utilizamos en el día a día, los cuales están habilitados para utilizar una Unidad de Procesamiento Neuronal (NPU). Esta pieza se está convirtiendo en el factor de decisión de compra más importante a la hora de adquirir un PC. Es un componente dentro del procesador, cuya función es ejecutar estos algoritmos de inteligencia artificial de una manera más eficiente.
¿Todo esto hará qué algunos trabajos desaparezcan?
A lo largo de la historia, sí, han desaparecido algunos puestos de trabajo, pero se han creado algunos nuevos. Es una evolución natural que llega y se queda cuando se hace uso de estas nuevas tecnologías. La clave está en aprender a usarlas para convertir una tarea manual de horas en un trabajo que se va a poder hacer en minutos.
La inteligencia artificial se considera la tecnología más transformacional de los últimos 20 o 25 años. Su impacto es equiparable con el wifi, que fue tal vez la última gran tecnología que nos permitió estar conectados a la red, independientemente donde estuviéramos. De ese calibre es la tecnología de la inteligencia artificial.
Son herramientas que automatizan labores, como por ejemplo las asistencias de ventas. Obviamente, esto tiende a que algunos pierdan su trabajo o sean reemplazados por estas nuevas tecnologías, pero mejorará la atención al cliente y nunca va a reemplazar el contacto humano. Eso siempre va a prevalecer.