En el año de 2015 la casa animadora Moon Studios, con sede en Viena (Austria) desarrolló el videojuego "Ori And the Blind Forest", que ganó el premio al mejor debut en los Game Developers Choice Awards de 2016, convirtiéndose así en uno de los juegos de plataforma más aclamados por la crítica de Game Studios.
La travesía continúa este 2020 con la llegada de la secuela Ori and the Will of the Wisps. Esta aventura de diferentes niveles hace énfasis en el detalle gráfico y el mejoramiento y refinación de la mecánica del juego en sí, especialmente para la consola Xbox permitiendo una jugabilidad más fluida. Los juegos de este género le deben su herencia a Super Mario de NES y Donkey Kong Country para la SNES. Este último recuerda al jugador la importancia de la música y los gráficos de la época de los años 90.
La aventura de "Ori and the Will of the Wisps" inicia con un prólogo cargado de cinemáticas muy delicadas y estéticamente maravillosas, como si una ilustración ambiental se llenara de vida. En esta entrega, el personaje de Ori mejora considerablemente su control y jugabilidad. No se tarda en adquirir las primeras habilidades, pues el personaje cuenta con una nueva gama de trucos, saltos y elementos de la nueva chalanería gamer.
El ritmo del juego y su historia se desarrollan con un sistema mejorado de combate en los escenarios a través de un recorrido inspirado en Metroid, con recovecos secretos, espacios y mapas por descubrir. Esto hace que uno de los primeros cambios en esta secuela sea la diferencia en los combates, que esta vez son más complejos que en su anterior aventura. Ahora se puede recurrir a diferentes armas o conseguir un arco que puede ser utilizado tanto en combate, como en el “plataformeo” (zonas de juego que deben superarse como si este fuera tipo plataforma).
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Estos nuevos elementos y recursos permiten al jugador ser más creativo en el enfrentamiento con sus enemigos, quienes a su vez se tornan más complejos y desafiantes. La jugabilidad hace que los enfrentamientos sean divertidos, incluso con los jefes finales (los personajes a los que se debe derrotar en cada nivel), con diseños, animaciones y efectos mas envolventes.
A pesar de las limitaciones de su género, los jugadores Ori and the Will of the Wisps, ofrece un sistema de progresión con libertad para desbloquear mejoras al ritmo de cada jugador.
"Ori and the Blind Forest", por hacer parte de los juegos en plataforma, ofrecía muchas posibilidades, sobre todo técnicas, por lo cual era de esperarse una secuela. La continuación compromete con una historia fascinante, llena de retos inesperados de un universo místico.
La música, un personaje clave
Parafraseando al filosofo Slavoj Zizek sobre cómo el jugador se compromete en los videojuegos, Ori es un juego que nos ayuda a percibir la realidad como una ilusión misma. Es importante pensar en la musicalización de este titulo, pues la ilusión misma deviene de la capacidad de hacernos sumergir en un ambiente sonoro bastante particular.
Gareth Coker, compositor de la banda sonora del videojuego, ofrece melodías, sonidos y texturas auditivas para integrar nuestra aventura. Las grabaciones se realizaron en un estudio en el que, incluso, se tuvo el privilegio de tener a Hans Zimmer, quien grabó para películas como "Inception" e "Interstellar". La orquestación, diseñada por Coker, requirió de 72 músicos para el diseño estético y sonoro. La banda sonora incidental y apabullante está comprometida con el acompañamiento cuidadoso de cada paso y salto en este universo.
Este trabajo incluye voces que imprimen fuerza a los momentos dramáticos. Suaves sonatas cuidan el detalle de los momentos con mayor riqueza técnica. Es importante detectar que la música sigue al jugador y cambia según el contexto para reflejar el recorrido en el escenario.
Los elementos dramáticos como la música, los escenarios y los jefes convierten al jugador en cómplices de un goce que cierra las coordenadas en la realidad para enfocarse en un mundo lleno de magia que solo es posible en un universo 2D. El goce en la historia está en la forma de canalizar aquel fantástico universo con el mundo material que esta del otro lado: nosotros.
¿Por qué necesitamos este suplemento virtual? el goce necesita una ilusión en orden para sostenerse por sí misma. Aceptar la historia de Ori es aceptar la ilusión de lo que queremos dentro del universo para suplementar la debilidad que se tiene en la vida real. El jugador adopta la personalidad de Ori con esperanza de resolver su aventura, es cómplice y los creadores así lo han querido ya que su historia permite una conexión rápida y sencilla.
Su desarrollo técnico proyecta un futuro en el que las compañías de videojuegos le apuestan a realizar historias de culto y nuevos clásicos. El videojuego como pieza de arte funciona, ya que compromete al jugador, o al espectador, con un mundo fantástico y sus respectivos personajes. La historia que decide contar siendo el reflejo metafórico de una sociedad en la que se vive.