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El primer debate internacional entre gobiernos sobre el rol de los "robots asesinos" y su utilización cada vez mayor empezó este martes en Ginebra, donde organizaciones civiles han denunciado que las autoridades transfieren la decisión de matar a las máquinas.
Se trata de las denominadas -en lenguaje formal- "armas completamente autónomas", entre las cuales las más conocidos son los aviones no pilotados ("drones"), pero que también pueden ser terrestres y marinas, bajo formas muy diversas.
Los 117 países firmantes de la Convención de las Naciones Unidas para la Prohibición de Armas Inhumanas iniciaron este martes -hasta el viernes- la primera discusión sobre el impacto de este nuevo tipo de armas, que existen desde hace tres décadas, pero cuya utilización se ha expandido en la última, tanto para operaciones militares como de mantenimiento del orden.
Al no existir una regulación internacional en la materia se carece de cifras globales sobre cuántas unidades de "robots asesinos" hay en funcionamiento, pero sí existen datos fiables por países y que presentan a Estados Unidos y China como algunos de sus principales productores y consumidores.
EE.UU. es el líder en la robótica militar y tiene desplazados unos 11.000 vehículos aéreos no pilotados y 12.000 robots terrestre, mientras que otros países, como China, Israel, Taiwán, Corea del Sur, Reino Unido y Rusia, también producen este tipo de armamento.
Las proyecciones indican que se trata de un ámbito en plena expansión y en el que llegarán a gastarse 7.500 millones de dólares en 2018, frente a 5.600 millones de dólares en 2012, según la firma de investigación Global Industry Analysts.
Los tipos de "robots de combate" que se desarrollarán incluirán los que tendrán por misión desactivar o hacer explotar bombas, vehículos submarinos para la vigilancia, y otros que pueden transportar equipos en tierra, siempre de forma autónoma, sin presencia humana.
Las posibilidades de aplicación de la robótica en el terreno de la seguridad son muy amplias, como también lo muestra el caso de Israel, que produce un vehículo terrestre autónomo que patrulla sus fronteras y detiene eventuales infiltraciones.
Organizaciones defensoras de derechos humanos consideran que el uso no regulado a nivel internacional de esa tecnología es una amenaza directa para los derechos fundamentales, independientemente de su utilización en periodo de guerra o como herramienta en manos de servicios del orden.
"Los gobiernos deben rechazar las armas totalmente autónomas para cualquier propósito y prohibirlas preventivamente ahora, antes de que sea demasiado tarde", declaró un responsable de la ONG Human Rights Watch, una de las entidades civiles que más trabaja en esta temática.
Las entidades civiles y otras que se oponen a los robots de combate defienden la adopción de una legislación internacional que las prohíba totalmente, lo que muchos expertos consideran improbable dada las fuertes inversiones que ya se han realizado en esta área.
Asimismo, se teme que al ser totalmente autónomas, estos robots sean propensos a matar a gente de forma ilegal debido a que no pueden ser programados para manejar cada situación.
Al inaugurar la reunión de expertos de hoy en la sede de la ONU en Ginebra, el director de esta institución, Michael Moller, pidió a los delegados que actúen de manera responsable y con un enfoque preventivo.
"Demasiado frecuentemente, el derecho internacional sólo responde a las atrocidades y al sufrimiento una vez que éstos han ocurrido. Ustedes tienen la oportunidad de tomar acciones preventivas y asegurarse de que la última decisión para terminar con una vida está bajo control humano", señaló.