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Este lunes empezó en Barcelona una nueva edición del Mobile World Congress (MWC), uno de los eventos de tecnología más relevantes del año y que, como su nombre lo indica, agrupa soluciones y productos para entornos móviles.
Típicamente, el MWC sirve como vitrina para destacar la innovación que sucede en el sector móvil que, como ocurre con el resto de la tecnología, sigue una ruta en la que más suele ser un sinónimo de mejor.
A pesar de todos sus beneficios y oportunidades, la tecnología es uno de los sectores de la economía con uno de los mayores pasivos ambientales. La ecuación es fácil: prácticamente cualquier producto e innovación que debuta en el MWC funciona con electricidad y, bueno, la generación de energía es uno de los grandes problemas actuales de la humanidad. Una transitiva rápida diría que todo lo que se muestra en este evento es un grano extra para un problema que, al menos en parte, se presenta como imposible de resolver.
Energía es la palabra clave en Energic Plus, una compañía belga que se especializa en la regeneración de las baterías usadas en operaciones industriales de minería y telecomunicaciones, por mencionar dos ejemplos. “Una batería de este tipo tiene una vida útil entre tres a cinco años. Usualmente, las condiciones atmosféricas o el mismo uso hace que ese número se reduzca a la mitad debido a la sulfatación de los equipos. Nuestro equipo remueve los cristales de sulfato que se crean en la batería y así se restaura la vida útil de ésta”, cuenta Didier Bougarel, encargado de ventas para Francia, África y Oriente Medio de la empresa.
La eliminación del sulfato se hace mediante un pulso electromagnético que convierte este elemento en materiales que se incorporan de nuevo a la batería. En otras palabras, este proceso no produce residuos tóxicos. “Nuestros equipos consumen energía para realizar el proceso, pero a la larga la recuperación de una batería es más amable con el medio ambiente y tiene más sentido para las finanzas de las compañías, que empiezan a ver estos servicios como una inversión”.
El proceso de Energic Plus recupera más de la mitad de la capacidad original de una batería promedio. La compañía ofrece servicios para más de 600 clientes en 170 países y se encuentra negociando un proyecto piloto con Tigo, en Colombia, para aplicar esta técnica, que ya se emplea en Brasil y en Chile, según Bougarel.
El MWC dedicó un pequeño espacio en esta edición para resaltar compañías que tienen iniciativas y productos que buscan aminorar la enorme huella de carbono de la tecnología en el mundo. Junto a Energic Plus se encuentra la empresa china BSB, que está introduciendo un nuevo modelo de batería inteligente de uso industrial. “Esta nueva generación de baterías incorpora un procesador que va proporcionando datos exactos acerca del uso y las condiciones interiores del dispositivo. Esto permite programar mantenimientos y extender la vida de cada uno de éstos, lo que se traduce en menor contaminación y mayor eficiencia energética”, explicó un portavoz de la compañía.
Esta innovación es particularmente sensible para las baterías de plomo y ácido, que pueden encontrarse en aplicaciones industriales operando como sistema de respuesta para fallas en suministro corriente de energía. El resultado del monitoreo continuo es la duplicación del tiempo de vida útil de una batería promedio de este tipo.
En la misma vía de conservar energía se ubica Powerstorm, una compañía con sede en Holanda que hoy provee una solución de energía híbrida para regiones remotas, que ha sido instalada en escuelas y puntos de salud de países como Nigeria o Tanzania, en África. “Recientemente lanzamos este proyecto, que involucra un contenedor que provee electricidad para áreas rurales, principalmente a partir de generación con energía solar. Esto soluciona los problemas de infraestructura y acceso que encontramos en países con lugares muy apartados de la red eléctrica central”, según Otis Masso, una de las encargadas de ventas de la empresa.
Todas estas iniciativas son de vital importancia en el mundo moderno. Tan importantes, al menos, como la tecnología misma. Esto si se tiene en cuenta que los desechos electrónicos son el tipo de basura que más crece en el mundo. La ONU estima que, para el año pasado, la humanidad produjo 57.514 kilotones de desechos electrónicos. De esta última cifra, al menos 8,6% correspondió a Latinoamérica.
Se calcula que un celular está compuesto, en promedio, por 750 componentes, entre metales, plásticos, cerámicas y otros elementos. Cuando se reciclan, 20% del total de los materiales de un teléfono se pierde.
Pensar en optimizar la vida útil de baterías y dispositivos se traduce en la reducción de desechos electrónicos. Valdría la pena que la sección de tecnología verde del MWC creciera para el próximo año, pues este sería uno de los casos en los que más definitivamente equivaldría a mejor.