La llegada de la inteligencia artificial a los navegadores web está cambiando la forma en que las personas navegan por internet. En lugar de ser simples herramientas para abrir sitios o realizar consultas, estos navegadores incorporan funciones capaces de analizar los hábitos del usuario, anticipar posibles necesidades y agilizar tareas cotidianas de manera más eficiente.
Según Kaspersky, reconocida compañía en temas de ciberseguridad, este tipo de navegación puede hacer que buscar información sea más rápido y práctico. No obstante, como ocurre con cualquier avance tecnológico, también existen aspectos que se deben mirar con lupa.
Con esto en mente, la firma comparte algunos puntos destacados que vale la pena tener presentes al usar navegadores impulsados por inteligencia artificial, tanto lo positivo como lo que podría representar un reto para los usuarios.
Ventajas de los navegadores con IA
Contar con un asistente de inteligencia artificial integrado directamente en el navegador puede simplificar varias tareas que, para muchos usuarios, suelen ser pesadas o repetitivas. Con un solo clic, es posible obtener un resumen de un artículo extenso o de un video demasiado largo, e incluso consultar el contenido de documentos sin necesidad de leerlos completos. Todo ocurre dentro del mismo entorno de navegación, sin depender de copiar enlaces o abrir otras ventanas.
Un aspecto prometedor está en las funciones tipo agente: herramientas que no solo procesan información, sino que ejecutan acciones concretas según la necesidad del usuario. Por ejemplo, puede abrirse una plataforma de compras y solicitar al asistente que prepare una lista completa de artículos para una salida de varios días, evitando la búsqueda manual producto por producto.
Otra ventaja es que este tipo de tareas se procesan desde el propio equipo, aprovechando que el usuario ya está identificado en los servicios que utiliza. Esto permite una interacción más rápida que delegar el trabajo en servidores externos, aunque la calidad de los resultados puede variar.
Adicionalmente, las funciones dedicadas a recuperar información en la web pueden entregar resultados más precisos. Esto ocurre porque muchos modelos de lenguaje no pueden acceder a determinados sitios debido a bloqueos o restricciones. En cambio, al operar desde el navegador, el asistente tiene la capacidad de visitar páginas en nombre del usuario, ampliando su alcance y reduciendo la falta de fuentes actualizadas al generar respuestas.
Desventajas y riesgos que no se pueden ignorar
Aunque la inteligencia artificial ha venido abriéndose paso en aplicaciones cotidianas, no todo es color de rosa. De acuerdo con Kaspersky, en los últimos meses se han registrado situaciones que evidencian lo vulnerable que puede llegar a ser este tipo de tecnología cuando se combina con el navegador de un computador.
Para empezar, un grupo de investigadores logró que un agente de IA instalado en el navegador Comet descargara malware. La técnica fue relativamente sencilla, ya que enviaron un correo falso con supuestos resultados médicos y, ante el obstáculo de un CAPTCHA, el asistente hizo exactamente lo que no debía. Mientras intentaba “ayudar” al usuario, terminó ejecutando un archivo malicioso sin cuestionamientos. En otro ensayo, el mismo equipo consiguió convencer a un asistente para que comprara productos en un sitio fraudulento, algo especialmente peligroso considerando que muchos usuarios guardan sus contraseñas y métodos de pago en el navegador.
Otro punto delicado es el amplio acceso que tiene un navegador a los archivos del computador. Si la IA recibe instrucciones maliciosas ocultas en un sitio poco confiable, podría eliminar archivos, enviar información privada sin permiso o buscar datos sensibles dentro del sistema. Ya existen ejemplos en los que el atacante no necesitó “hackear” directamente, sino pedirle a la IA instalada que hiciera el trabajo.
A esto se suma un escenario hipotético (pero posible), en algunos países ya han legislado fuertemente sobre el acceso a contenido ilegal en línea. Si un asistente de IA comienza, por error o manipulación, a buscar información prohibida, ¿cómo demuestra el usuario que no fue él quien lo hizo? Hoy no existe una respuesta clara para ese dilema.
También hay que recordar que los navegadores, por sí mismos, son programas complejos. Cada año se reportan cientos de vulnerabilidades. Con la llegada de asistentes inteligentes integrados, la carga técnica para los equipos de desarrollo aumenta y no es seguro que todos puedan mantener el ritmo necesario de pruebas y correcciones.
Y, para rematar, una mala implementación de funciones con IA puede ocasionar un consumo excesivo de memoria y procesador. Esto ya ha pasado: bloqueos repentinos, lentitud, fallos inesperados… nada que afecte directamente la seguridad, pero sí la experiencia del usuario y la probabilidad de cometer errores involuntarios.
¿Cómo sería un navegador de IA ideal?
Según Kaspersky, para aprovechar las capacidades de la inteligencia artificial sin exponer la seguridad del usuario, un navegador bien diseñado debería contar con ciertas características clave. Lo fundamental es que permita controlar cuándo y cómo interviene la IA, además de establecer límites claros en el acceso a la información.
Un navegador de IA ideal debería:
- Permitir activar o desactivar el procesamiento con un solo clic, tanto en sitios individuales como en grupos de páginas, manteniendo separadas las conversaciones y contextos entre cada sitio.
- Garantizar que la inteligencia artificial solo descargue o comparta información cuando exista una solicitud explícita del usuario.
- Ofrecer la posibilidad de elegir el modelo de IA a utilizar, incluso uno que funcione de manera totalmente local en el dispositivo.
- Aplicar verificaciones internas y confirmar con el usuario cuando detecte acciones sospechosas o poco claras.
- Solicitar autorización antes de manejar datos sensibles o realizar compras en línea.
- Incluir restricciones desde el sistema operativo para limitar el acceso a archivos y carpetas del equipo.
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