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Bogotá apuesta por el turismo en escala larga con experiencias exprés memorables

¿Qué puede hacer un turista en cinco horas en Bogotá? La capital colombiana quiere conquistar a los viajeros en tránsito con experiencias rápidas, auténticas y bien diseñadas que transformen una escala larga en una razón para volver.

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María Alejandra Castaño Carmona
20 de junio de 2025 - 05:04 p. m.
El Courtyard ha establecido alianzas con operadores locales para ofrecer city tours express de dos a seis horas.
El Courtyard ha establecido alianzas con operadores locales para ofrecer city tours express de dos a seis horas.
Foto: Getty Images - Getty Images
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Bogotá se consolida como uno de los grandes hubs de conexión aérea de América del Sur, no solo por la creciente frecuencia de vuelos y destinos conectados, sino por el potencial turístico que representan los pasajeros en tránsito. En 2024, más de 1,6 millones de personas hicieron conexión en la capital colombiana, y cerca de 495.000 permanecieron más de cinco horas en la ciudad. Esta cifra, que equivale a casi un tercio del total, abre una oportunidad clave para repensar el turismo de corta estancia: cómo convertir una escala larga en una experiencia memorable.

En lo corrido de 2025, la tendencia va en ascenso. Entre enero y abril, Bogotá recibió 621.513 turistas internacionales, un 6,8 % más que en el mismo periodo del año anterior. Si se proyecta que al menos el 30 % de esos viajeros estuvieron en una escala prolongada, se estima que más de 186.000 personas tuvieron la posibilidad de vivir una experiencia fugaz pero significativa en la ciudad.

El desafío, entonces, no es atraer a quienes planean quedarse días, sino cautivar a quienes solo tienen horas. Y para eso, la industria turística —especialmente la hotelera— está empezando a cambiar su enfoque: ya no se trata solo de ofrecer alojamiento, sino de diseñar una hospitalidad adaptada al ritmo exprés de estos pasajeros.

“Estos viajeros no buscan una experiencia tradicional. No vienen a instalarse por varios días, sino a aprovechar al máximo unas pocas horas. Por eso hablamos de hospitalidad y no solo de hotelería. Se trata de ofrecer una atención eficiente, cálida y conectada con la ciudad, que deje huella en ese breve paso por Bogotá”, explica Milton León, gerente general del Courtyard by Marriott Bogotá Airport.

El hotel, ubicado estratégicamente a cinco minutos del aeropuerto El Dorado, ha apostado por adaptar su infraestructura y servicios a este nuevo tipo de visitante: desde transporte gratuito con salidas cada 40 minutos, hasta zonas de descanso y relajación, duchas, conectividad total y alimentos disponibles las 24 horas. Pero más allá de lo funcional, lo esencial es la experiencia.

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Para quienes desean salir del hotel y explorar la ciudad, el Courtyard ha establecido alianzas con operadores locales para ofrecer city tours express de dos a seis horas, diseñados especialmente para escalas largas. “Hay turistas que aterrizan al mediodía y tienen su siguiente vuelo por la noche. En ese lapso pueden conocer el centro histórico, probar la gastronomía local, comprar artesanías o tomarse un café en la Candelaria. No necesitan planearlo con antelación: lo encuentran listo y disponible”, agrega León.

Además, el hotel ofrece mapas, guías digitales, personal multilingüe y recomendaciones personalizadas, lo que permite que incluso una visita de pocas horas tenga impacto y sentido. En términos de infraestructura, el lugar cuenta con zonas de trabajo exprés, Wi-Fi de alta velocidad, cargadores múltiples, salas para videollamadas y espacios que pueden ser usados para reuniones o networking, algo que diferencia este servicio de las salas VIP tradicionales del aeropuerto.

“Muchos de nuestros huéspedes son ejecutivos en tránsito, personas que hacen negocios entre dos vuelos y necesitan privacidad, conectividad y eficiencia. Pero también hay cada vez más viajeros curiosos, que quieren tener una impresión real de la ciudad aunque sea en un par de horas. Para ellos, hemos curado una oferta gastronómica con identidad bogotana, reinterpretando platos locales e incluyendo ingredientes autóctonos en un formato moderno”, explica León.

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Esta visión amplía el concepto de turismo y transforma lo que tradicionalmente se consideraba como un tiempo muerto —la espera entre vuelos— en una ventana de oportunidad para activar el consumo local, posicionar la imagen de Bogotá y generar experiencias positivas que impulsen el boca a boca y el retorno.

Según proyecciones basadas en los datos de 2024, si la tendencia se mantiene, Bogotá podría cerrar 2025 con más de 1,7 millones de pasajeros en conexión, de los cuales entre 510.000 y 520.000 podrían tener escalas largas. Eso representa medio millón de oportunidades para enamorar al viajero de paso.

En ese contexto, la apuesta ya no es simplemente por captar huéspedes. Es por transformar a esos pasajeros fugaces en visitantes emocionales, crear recuerdos breves pero potentes, y convertir a Bogotá en una ciudad que no solo se cruza, sino que se vive, aunque sea por unas pocas horas.

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